Los capturados fueron ubicados en la comarca Ngäbe-Buglé, las provincias de Veraguas, Los Santos y Panamá
- 11/06/2012 02:00
Es curioso, pero en mi imaginario visual el Little Black Dress (LBD) o Petit Robe Noir (PRN) es sinónimo de elegancia, pero nunca de felicidad. Porque si en algún momento he reparado en ellos ha sido en momentos tristes. Espero no decepcionar a nadie, pero soy de las pocas mujeres que no cuenta con un vestidido negro en el armario. No me sienta bien, ¡qué desgracia la mía!, es muy raro verme de ese color. Además, últimamente son el color d el uniforme de los trabajadores de muchos lugares que frecuento: Zara y algún restaurante. ¡Vaya lío si me confunden! Fuera bromas, para mí, aunque no hablo por boca de España entera, aún es sinónimo de la época negra de mi país, de la Andalucía profunda en plena posguerra civil y... sobre todo, de velatorios y muertes. Si bien, estos momentos derrochan glamour en severas ocasiones.
Por ejemplo, a nadie le queda tan bien el PRN, en su caso porque es francófona, como a la familia Grimaldi. Yo recuerdo más a Carolina de Mónaco en funerales que en bodas, muy a su pesar. Pero que no se preocupe porque Charlene no llega aún a la altura de sus ’stilettos’. Carolina eleva a categoría de arte este modelo. Con mantilla a juego, etiqueta de Chanel, medias ahumadas y línea bordada vertical por detrás. Una imagen imborrable que mucho tiene que envidiar Mónica Bellucci en la última campaña de Dolce & Gabanna. Porque la ’cosa nostra’ también fue mucho de Little Black Dress, aunque yo diría ’undress’, ya que se estilaba en combinaciones y enaguas coronadas con un generoso escote y una medalla de la virgen de oro amarillo que frenaba la invitación al pecado.
Audrey fue otra musa en negro, la clásica embajadora del LBD en EEUU a través de Givenchy en una época en la que los acrónimos también estaban de moda. Recuerden el LSD, droga alucinógena que fue herramienta de la generación preProzac. ¿Tendría relación con el vestidito? No lo sé, pero lo que sí sé es que otra americana, también de origen francés, logró su cumbre mediática enfundada a un PRN: Jackie Kennedy. En el entierro de JFK (otro acrónimo de tres letras), con velo de tul (negro, claro) y sus niñitos a sus pies, no podría erradiar más ’charme’. Desde entonces sus enormes gafas de pasta nunca dejaron de ser negras.
La última valedora del LBD es, a mi juicio, Jennifer Aniston. Ha sabido escoger a los modistos ’yankees’ que los bordan para ’working girls’ del otro lado de mi charco. Tara Jarmon, por ejemplo. Aunque Armani, a este lado de los Pirineos, en cuestiones de LBD, siempre será mi favorito.
REDACTORA DE ‘EL MUNDO’, ESPAÑA.