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La Embajada de Educación Emocional trabaja para implementar una nueva materia escolar
- 01/10/2024 00:00
- 30/09/2024 16:27
Panamá podría tener una ley que implemente el aprendizaje y la práctica en el aula de estrategias cognitivas, valores, habilidades sociales y técnicas de autocontrol que permitan al estudiante vivir satisfactoriamente consigo mismo y con los demás.
Para ello, la Embajada de Educación Emocional busca la aprobación del anteproyecto de ley 024, que establece la enseñanza obligatoria de la educación emocional en todos los niveles del sistema educativo en la República de Panamá.
La normativa pretende establecer la enseñanza obligatoria en el sistema educativo como estrategia para promover las técnicas de aprendizaje e interacción en las relaciones interpersonales e intrapersonales, a través de métodos alternativos de comunicación, áreas de formación, investigación, desarrollo, sistematización y medición de los procesos.
En el anteproyecto se hace hincapié en la importancia de crear un espacio para que los estudiantes desarrollen la inteligencia emocional “y adelantarnos a los problemas: no esperar a que un niño tenga una depresión, consuma drogas, se suicide o caiga en la delincuencia para intervenir”, dice el texto.
“Cuando escuché esto no tenía idea de a quién contactar ni qué hacer. Conocí a una persona que sabe de temas de leyes, indagó y se enteró de que la ley ya estaba en la Asamblea. Así inicié con la Embajada, agrupé a mis amigas y empezamos a hacer un trabajo de formación con la Fundación, especialmente la parte emocional y de planificación”, explica la psicóloga panameña Jheris Sellhorn.
Durante el gobierno pasado la ley estuvo en la Asamblea Nacional, pero no avanzó. En este periodo, la diputada del movimiento Vamos, Yarelis Rodríguez, propuso la Ley de Integración de la Educación Emocional en el Sistema Educativo Panameño. Actualmente, el proyecto se encuentra en el Ministerio de Educación para revisiones y luego pasaría a la Asamblea.
“Lo que buscamos está relacionado con las escuelas. La idea es que desde allí podamos implementar una materia más, así como con geografía y ciencias, podamos educar sobre las emociones. Queremos que se les pueda enseñar a los niños desde muy pequeños a que puedan gestionar de manera sana sus emociones”, añade Sellhorn.
La Embajada ha estado divulgando la educación emocional a través de giras en medios de comunicación y charlas gratuitas en empresas sobre cómo conectar con las emociones y cómo las personas las proyectan.
Para el próximo año pretenden implementar un plan piloto. La primera fase estará dirigida a los docentes. “Un primer taller tiene que ver más con las propias emociones de los docentes, que puedan trabajar en ellos mismos. Tenemos docentes que muchas veces están quemados emocionalmente. Su trabajo es muy demandante”.
Esta primera fase también involucra a los administrativos. “Es un engranaje muy grande, y si por un lado flaquea la administración, por el otro lado, tenemos a los docentes descontentos. Así que la idea es poder hacer un trabajo en conjunto, un trabajo en ellos mismos primero”.
La psicóloga adelanta que la segunda fase involucra a los estudiantes, y consiste en darles a los docentes las herramientas para aplicarlas en el aula de clases. “Ya después de haber trabajado en ellos mismos, ahora podrán trabajar en las emociones de los estudiantes”.
Asimismo, el plan también incluye a las familias. Sellhorn recalca en que la educación emocional no solo se forma en el colegio; también incluye a las familias. “Esta formación la realizan a través de una escuela para padres y la reciben, además, los tutores o personas que estén a cargo de los niños. Es un trabajo sistémico en el que necesitamos incluirlos a todos”.
Según la psicóloga, lo que hizo el Ministerio de Educación con la Escuela de Padres “es algo muy importante y que está dentro del plan”. Para ella es fundamental incluir a los padres, “porque ¿qué puede hacer el docente si los padres no están involucrados o no saben por dónde empezar?”.
Dentro del plan piloto trabajarán con temas específicos relacionados con la educación emocional. “Primero, los padres trabajan en sí mismos, en sus propias frustraciones y heridas de la infancia, que a menudo transmiten a sus hijos. Luego, en un segundo taller se les proporcionan herramientas de disciplina”.
Todo se vinculará. Tanto docentes como padres de familia trabajarán de la mano. Con los chicos se busca desarrollar un lenguaje emocional, es decir, que aprendan a decir ‘estoy triste’, ‘estoy molesto’, que puedan reconocer y verbalizar sus emociones para canalizarlas de manera adecuada.
El trabajo con los chicos estaría más enfocado en las emociones, ayudándoles a desarrollar un lenguaje emocional. “Así, si ya hemos trabajado con los docentes, ellos guiarán a los niños a usar ese lenguaje emocional, y en casa los padres estarán en la misma sintonía. Todo va de la mano”.
Finalmente, un último pilar es la integración del equipo dentro del colegio, toda la parte laboral. “Hay muchos temas a nivel laboral que influyen en el desempeño del docente y que afectan varios aspectos de la enseñanza. Por lo tanto, también es importante trabajar en las relaciones interpersonales dentro del colegio como parte del proyecto”.
Durante la pandemia, la psicóloga panameña Jheris Sellhorn, comenzó a buscar una forma de contribuir emocionalmente al país para que los ciudadanos pudieran sobrellevar la situación que se estaba atravesando. Revisando en internet, encontró la Fundación Educación Emocional creada en Argentina.
Sellhorn se puso en contacto con ellos para ofrecerse como voluntaria y terminó siendo una de las embajadoras de educación emocional en Panamá. “Me contaron sobre la Ley de Educación Emocional, de todo lo que hacen como Fundación y que eso mismo lo podíamos hacer acá”, relata Sellhorn a este medio.