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- 17/01/2024 10:09
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Una de las cosas más importantes que aprendí en mi propio desarrollo personal y liderazgo fue la importancia de “hacerme cargo” de tomar responsabilidad por mis decisiones o por las veces que decidí no tomarlas, en ese caso también estaba tomándolas.
Para dejar de echar culpa hay que identificar primero ese patrón de conducta y luego trabajarlo.
¿Te identificas en algo? ¿Te pasó o eres de las personas que necesitan culpar a otros? Echar culpas responde a una personalidad inmadura, o con mucho miedo, y a través de ese proceso evitan tomar responsabilidad por lo que deben hacer.
Muchas veces incluso pueden pensar que hacen las cosas siempre bien y cuando algo sale mal, nada tiene que ver con ellos. Esta conducta puede ser puntual o sistemática. En este aspecto es importante aprender a ser vulnerables.
Si observas como responden los niños cuando alguien les pregunta por qué hicieron algo, ellos automáticamente culpan a otro niño. Verás que esa conducta, si no es correctamente corregida puede ser la forma en la cual un adulto se conduzca.
Esta conducta es aprendida, no siempre se sabe en qué momento, desde mi experiencia con clientes, en la mayoría de los casos fue adquirida en la infancia, y luego reforzada a través de los años a través de las interacciones de la persona en su vida, además tiene que ver con la gestión de las emociones y la mirada de los padres. Lo bueno, es que se puede cambiar y mejorar. Lo malo, es que requiere de trabajo.
Es muy común ver en sesión de coaching a personas que echan la culpa a la pareja cuando se separan, al jefe cuando no los hace crecer en la organización, a los hijos cuando no hacen lo que ellos quieren, etc.
Una de las principales acciones que yo misma hago como mentora, es ayudar a la persona a que identifique esa actitud, ese patrón de conducta, como puntapié inicial para comenzar un proceso de “autoliderazgo” dado que no se puede crecer o mejorar, y menos cambiar, si no comienzo por identificar cómo hago las cosas.
No lo dejes pasar: si es alguien que nos importa no debemos dejar pasar este tipo de conducta, al dejarlo pasar estamos siendo cómplices de ellos e incluso terminemos actuando de la misma forma.
No huyas: mide tu nivel de empatía y desarrolla tu asertividad, para ver la forma en la cual comunicas eso a la persona.
Analiza tu relación con ellos: ya que la forma de afrontarlo depende del rol que tengamos y también del grado de rigidez de esta pauta que siguen. A veces vale la pena enfrentarlo, dependiendo de la relación y del impacto que ellos tengan en nuestra vida.
Evita la confrontación directa: podemos provocar que se pongan a la defensiva por sentirse juzgados y esa no es la intención, sino estaríamos actuando de la misma forma. Cuando la persona no se siente juzgada, se mostrará con mayor apertura y lograremos ayudar, si esa es nuestra intención en esta interacción.
Espero te sirva, y sino... ya sabes, ¡aquí me tienes para trabajar en tu liderazgo!