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Contaminación ambiental y su impacto en la pérdida de calidad de vida
- 20/05/2023 00:00
- 20/05/2023 00:00
La Agencia de Cooperación Internacional del Japón (Jica, por sus siglas en inglés) define la contaminación ambiental como, “cualquier actividad, por parte de empresas o particulares, que comprometa la salud y/o el medio ambiente de otras personas en una zona localizada, cuando la relación causal esté claramente establecida”.
La Jica indica que existen seis categorías de contaminación ambiental: atmosférica, del agua, del suelo, ruido, vibración, hundimiento del suelo y olores nocivos.
La contaminación ambiental se debe principalmente al humo, polvo, gases de escape, sustancias tóxicas –como dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno–; estas, a su vez, causan asma y bronquitis.
La contaminación del agua se debe a aguas residuales contaminadas, fluidos residuales, como petróleo, lodos, aguas residuales domésticas, descargas de aguas residuales, desechos generales, y productos químicos agrícolas. Estos, a su vez, causan olores nocivos, y envenenamiento entre quienes estén expuestos a ellos.
La contaminación del suelo puede ocurrir por arsénico, metales pesados, especialmente productos químicos agrícolas.
La contaminación del ruido la producen, entre otros, las fábricas, trabajos de construcción, tráfico rodado, trenes y aviones, operaciones comerciales nocturnas, publicidad. Durante su manifestación causan a quienes estén expuestos, dolor de cabeza, insomnio, depresión, pérdida de la audición, y deterioro del desarrollo.
En cuanto a la contaminación por vibración, esta puede ser causada por las fábricas, obras de construcción, tráfico rodado, trenes y aviones, ocasionando entre quienes la experimentan mareos, molestias generales, y además generan daños estructurales en las viviendas.
La contaminación por hundimiento del suelo es causada por el aumento en la extracción de las aguas subterráneas, grava, minería de carbón, entre otras causas. Esta genera daños estructurales a edificios.
Por último, la contaminación por olores nocivos es generada por gases de escape, contaminación de ríos, instalaciones sanitarias, aguas residuales acumuladas, explotaciones ganaderas, entre otras causas, y genera entre quienes la experimentan dolor de cabeza y malestar general.
La contaminación ambiental impacta gravemente a quienes afecta, dado que los residentes de un área pueden estar siendo contaminados por el agua que beben o el aire que respiran sin ser capaces de “ver” cuál es el agente patógeno.
Tal es el caso que causó la enfermedad de Minamata, envenenamiento por metilmercurio que fue acumulando niveles tóxicos de mercurio orgánico como resultado del comer pescado y mariscos que crecían en un área contaminada por aguas residuales industriales.
Los síntomas típicos que incluían a quienes se veían afectados, humanos o animales (gatos), eran trastornos del sistema nervioso central y alteraciones sensoriales en las extremidades.
La enfermedad de Minamata ocurrió en la costa de la bahía de Minamata, en la prefectura de Kumamoto, alrededor de 1955. Sus habitantes de forma tradicional eran pescadores en las aguas de la bahía de Minamata, lo que hizo que el envenenamiento ocurriera por el consumo de pescado.
Aunque se manifestaron síntomas de envenenamiento por mercurio en el lugar, la empresa siguió contaminando la bahía, por lo que el reconocimiento oficial de la enfermedad fue dado 12 años después de que se identificaran las primeras víctimas y cinco años después del informe final del grupo de estudio del propio Gobierno de Japón.
Dada la magnitud de la tragedia y sus terribles consecuencias, la enfermedad de Minamata ha sido considerada como el primer incidente importante de contaminación ambiental en la historia de Japón, y ha marcado un referente para establecer luchas de las víctimas por el reconocimiento del problema.
Una de las consecuencias globales del caso local de Minamata fue la firma del Convenio de Minamata sobre el mercurio, como un acuerdo ambiental multilateral que aborda actividades humanas específicas que contribuyen a la contaminación generalizada por mercurio.
La implementación de este acuerdo es clave para ayudar a reducir la contaminación global por mercurio en las próximas décadas.
La Convención de Minamata requiere que las naciones se comprometan a reducir y, cuando sea factible, eliminar el uso y la liberación de mercurio de la minería de oro artesanal y en pequeña escala.
Además, se comprometen a controlar las emisiones atmosféricas de mercurio de las centrales eléctricas de carbón, las calderas industriales de carbón, ciertas operaciones de producción de metales no ferrosos, la incineración de desechos y la producción de cemento; eliminar o tomar medidas para reducir el uso de mercurio en ciertos productos como baterías, interruptores, luces, cosméticos, pesticidas y dispositivos de medición, y crear iniciativas para reducir el uso de mercurio en amalgama dental.
Eliminar gradualmente o reducir el uso de mercurio en los procesos de fabricación, como la producción de cloro-álcali, la producción de monómero de cloruro de vinilo y la producción de acetaldehído.
Adicionalmente, el convenio aborda el suministro y el comercio de mercurio; almacenamiento y eliminación más seguros, y estrategias para abordar los sitios contaminados.
El convenio incluye disposiciones para la asistencia técnica, el intercambio de información, la conciencia pública y la investigación y el seguimiento. También requiere que las partes informen sobre las medidas adoptadas para implementar ciertas disposiciones. El convenio se evaluará periódicamente para medir su eficacia en el cumplimiento de su objetivo de proteger la salud humana y el medio ambiente de la contaminación por mercurio.
El caso de Minamata ha contribuido a desarrollar globalmente protección ambiental local a los países que sufren de contaminación por la carencia de normas y/o acciones de regulación acordes con las actividades que grupos industriales globales buscan desarrollar en países en vías desarrollo procesos industriales a gran escala, y cuyas normas locales son apenas para el tratamiento y disposición de aguas residuales de origen doméstico, o industrial y comercial de baja escala.
El Gobierno de Japón es un modelo de prevención y una de sus mejores aplicaciones es la educación que otorgan a sus ciudadanos para que, desde todos los roles, cumplan y entiendan las normativas ambientales que garanticen la protección y conservación del ambiente.
La prevención de la contaminación industrial es posible con un plan. Esto permite contar con una gestión eficaz de los residuos, lo que reportará muchos beneficios diferentes. Por ejemplo, protege la seguridad y la salud de sus trabajadores y residentes del área, ayuda a reducir los costos de eliminación de residuos industriales, comerciales o domésticos, aborda los obstáculos logísticos, mantiene el cumplimiento de la normativa y optimiza la sostenibilidad medioambiental.
En Panamá, como en muchos otros países en vías de desarrollo, las actividades que contaminan el ambiente provienen de sectores a baja escala. Por ejemplo, un vecino que limpia su canal pluvial obstruido con el cadáver de una zarigüeya, con cantidades industriales de kangarú (desinfectante), es capaz de generar contaminación del aire causando náuseas y mareos a los residentes de las áreas colindantes. Esta acción, más que eliminar el problema, genera consecuencias ambientales graves al ecosistema que rodea la vivienda en mención.
El caso de Minamata es un ejemplo de cómo los permisos de operación de actividades industriales, comerciales o domésticas carentes de normas cónsonas con las actividades a desarrollar, generan consecuencias ambientales debido a que se desconoce cómo la materia prima, procesos y residuos que generará la actividad afectarán a los residentes del lugar.