Biblos, moderna ciudad milenaria

  • 05/04/2018 00:00
De su pasado como puerto fenicio a su actualidad de cafés con cerveza fría y wifi. Conozca esta ciudad de Líbano, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco

Quienes visitan Beirut pueden ir a Biblos por el día, ya que queda a solo 36 kilómetros por la autopista junto al mar.

La historia de Biblos se remonta a los 8800 y 7000 antes de Cristo, por lo que es una de las ciudades más antiguas del mundo. De acuerdo con el legendario sacerdote fenicio Sanchuniathon, esta ciudad fue construida por Cronus (el Titán de la cosecha, según la mitología griega), como la primera urbe en Fenicia.

Biblos se consideraba como la ciudad más vieja de todas, fundada por el dios El al principio del tiempo.

La Unesco declaró el sitio como Patrimonio de la Humanidad en 1984, por ser una de las ciudades más antiguas del mundo. Además, es uno de los pocos lugares donde todos los periodos de la historia han sido representados.

Excavaciones en la zona han encontrado herramientas y armas de la era de Piedra. En el periodo Calcolítico (4000-3000 a.d) empezaron a enterrar a los muertos en jaras de cerámica con sus pertenencias. Fue una ciudad de ‘Cananeos', nombre que usaron los antiguos griegos de 500 a.C. para referirse a los fenicios.

POTENCIA PORTUARIA
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El Líbano es un país complejo, donde conviven distintas religiones

Duración del vuelo: 19-25 horas a Beirut
Costos: $1,400-$2,000
Horario: GMT+3 / 7 horas más que Panamá
Costos en destino: Medio
Visa: No

Dato importante: Te deportan al entrar si tienes en tu pasaporte evidencia de haber visitado Israel (‘sticker', papel de entrada, sello de entrada a Egipto o Jordania, por frontera terrestre).

Ubicado a 37 kilómetros al norte de Beirut, el antiguo sitio de Biblos ocupa una posición privilegiada. Tiene una área de siete hectáreas, bordeando el lado oeste por acantilados de piedra fosilizada. Su ubicación en las estribaciones de la cadena Mount Lebanon le confirió a la ciudad oportunidades comerciales para exportar madera de cedro.

Al principio de la Era de Bronce, Biblos se convirtió en el centro de exportación de madera más importante en el este del Mediterráneo. Los faraones de Egipto necesitaban el cedro para construir tumbas, barcos y para sus rituales funerarios.

Egipto enviaba a Biblos oro, alabastro, cuerda de papiro y lino. Regalos de las tumbas reales que inundaron la ciudad de riquezas. La ‘gente del mar' llegó del norte a Biblos alrededor de 1200 a.C. Transfirieron sus habilidades a la sociedad marítima que hoy en día conocemos como los fenicios. Fue un tiempo durante el cual los escribas desarrollaron el alfabeto fenicio, precursor de nuestro alfabeto moderno.

EN LA ANTIGÜEDAD

Alejandro Magno conquistó la ciudad de Biblos y rápidamente impuso el helenismo. El griego se convirtió en el idioma oficial y su cultura fue adoptada entre los años 330 y 64 antes de Cristo.

Posteriormente, los invasores musulmanes se apoderaron de la ciudad, perdiendo su riqueza e importancia.

Los musulmanes no reconstruyeron las fortificaciones y eso permitió que los Cruzadas tomaran fácilmente la ciudad en 1098. Las ruinas visibles se remontan a la era Medieval, especialmente al periodo de las Cruzadas y mamelucos (soldados esclavos, que eran parte de uno de los ejércitos que ganó el control político de varios estados musulmanes durante la Edad Media).

En 1104, los Cruzados fortificaron Biblos con paredes que todavía hoy delimitan la antigua ciudad. La urbe medieval cubría un área de más de trece hectáreas. Cuando estos se fueron, siguió bajo dominio árabe, de los mamelucos y otomanos. Después cayó en el olvido completo.

En 1860, Biblos fue redescubierta por Ernest Renan, un historiador francés. Entre 1921 y 1924, el egiptólogo francés llamado Pierre Montet empezó las excavaciones y descubrió las relaciones comerciales entre Biblos y Egipto.

EN LA ACTUALIDAD

Biblos fue la ganadora del premio Golden Apple (dado por FIJET, la federación mundial de periodistas y escritores de turismo) por excelencia en turismo en 2014. También fue elegida como la capital del turismo por el Consejo Árabe de Turismo, en el año 2016.

Pasar la noche en algún hotel es una oportunidad única para disfrutar de la vida nocturna, que se torna interesante durante la temporada de verano. Las calles están repletas de cafés y bares, ideales para sentarse a pasar el rato, presenciando el paso de los transeúntes.

Lo bueno de visitar Líbano es que, dada la influencia católica, es posible comprar y consumir licor en todos lados. Me llamó la atención un letrero que prometía wifi gratis y cervezas frías. También tenía un mercado que vendía productos locales y orgánicos, frutas y verduras que lucían apetecibles y a precios muy accesibles.

Nos brindaron vino y un licor llamado ‘arak' hecho de anís. Compré algunas especias como ‘sumak', que es deliciosa para las ensaladas, y una botella de vinagre de manzana que es muy saludable.

Además del castillo de Biblos, se puede visitar el Museo de Cera que explica la historia de Líbano y cómo fue evolucionando de la vida rural a la actual. Otras estructuras que pueden ver los turistas incluyen una columnata romana y un pequeño teatro; murallas fenicias, tres templos principales y una necrópolis.

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