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De vuelta a la Edad Media
- 17/01/2021 00:00
- 17/01/2021 00:00
Se le llama Edad Media al periodo de la historia de Europa que se extendió desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta el siglo XV. Es una Edad Oscura, donde predominaba el miedo, la obediencia a los dogmas, la superstición, el analfabetismo y el fanatismo. La inquisición se usaba como herramienta política para eliminar adversarios y controlar a la población y era temida por su persecución de los herejes (agnósticos, ateos, no creyentes, o de otras religiones), que pagaban con su vida en la hoguera. La mujer estaba por debajo del hombre y supeditada a él. El sexo era un tabú y estaba reservado únicamente a la reproducción. Después de un largo proceso, la religión se separó de la cultura general y del poder político. Ahora puede influir, pero no dicta ni controla. Muy a pesar del clero, acostumbrado a manipular a los ignorantes, nacieron los derechos humanos, el sistema democrático, la cultura de libertad y el feminismo.
Sin embargo, parece que hemos vuelto a la Edad Media, cuando leemos las declaraciones del párroco Nicolás Vilches de la provincia de la Rioja, Argentina. Este “representante de Dios” afirma en su cuenta de Facebook, en clara apología del delito, que las mujeres que apoyaron la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en Argentina no tienen derecho a denunciar los crímenes machistas, porque son hechos “naturales” y agrega: “no se quejen después de los femicidios”.
¿Cómo es posible que un sacerdote condene a la víctima en vez del victimario? La niña violada es una víctima y el 98% del abuso sexual infantil queda impune. Las niñas no denuncian por falta de educación sexual y desconocimiento de la ley, o porque el aborto es penalizado y las autoridades le niegan el aborto, o porque no se aplica el protocolo correspondiente a tiempo. Si es embarazada por un extraño, muchas veces la familia se une en contra del mismo y la situación puede llegar hasta un linchamiento. Si la violación es incestuosa y el violador es el principal proveedor, en el 52% de los casos la niña es expulsada de la casa porque no le creen, o se mantiene el embarazo oculto por más tiempo, con el perjuicio resultante.
Al sacerdote que piensa así y hace un llamado a la violencia se le debe dar de baja de la Iglesia. Pero el obispo de La Rioja, Dante Braida, no hizo más que llamar abiertamente a los legisladores de su provincia a que votaran contra el proyecto y la publicación fue aplaudida y replicada por varios fieles católicos que siguen su cuenta y rechazan la ley. La misma gente que se oponía a la educación sexual integral, ahora abogaba por la misma como alternativa a la despenalización del aborto. Pero hemos visto que en Panamá, como en muchos países de nuestra región, nunca ha habido voluntad política para cumplir las leyes que obligan a impartir educación sexual. Felizmente, la ley también fue denunciada por varias militantes feministas, que la describieron como “odio y desprecio por la vida de las mujeres y apología del delito de homicidio”.
He intentado comprender la relación entre femicidio y aborto, pero no lo logro. Sólo puedo ver que el embarazo forzado y la maternidad forzada (sobre todo infantil), es un tipo de femicidio, porque mata el futuro y las oportunidades para que la víctima salga de la pobreza y la ignorancia y puede causar hasta su muerte. Es una tortura, porque cumple los tres aspectos de su definición: (1) Es imposición de dolor o sufrimiento; (2) Es impuesta por un funcionario; y (3) Tiene un propósito específico: cumplir un mandato patriarcal, que condena a las mujeres a ser una máquina reproductora y poblar el planeta de niños hambrientos, y al país al subdesarrollo y la pobreza.
La lucha de las mujeres argentinas fue larga y cruenta. Con Argentina ya son 65 países que han despenalizado el aborto voluntario, pero todavía hay cinco naciones del mundo que prohíben la interrupción del embarazo bajo cualquier circunstancia: Ciudad del Vaticano, El Salvador, Nicaragua, Honduras y República Dominicana. En Argentina el proyecto se rechazó siete veces, hasta que se aprobó el 30 de diciembre de 2020 bajo la consigna “Educación sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar y Aborto legal para no morir”. Ha trascendido las fronteras y seguramente tendrá un efecto mariposa (o efecto dominó) en otros países de Latinoamérica. Fue el triunfo de la llamada “Ola Verde”, que reafirma que “La mujer decide, la sociedad respeta, el Estado garantiza y la Iglesia no se mete”.
La autora es abogada y defensora de derechos humanos.