La vida de Fermín Chan en un libro

Actualizado
  • 01/01/2018 01:00
Creado
  • 01/01/2018 01:00
El periodista y escritor Raúl Altamar escribió una semblanza sobre las distintas facetas del chino panameño con mayor influencia en el país

La vida de Fermín Chan, ‘el patriarca de la comunidad china' en Panamá, ha quedado impresa en un libro del periodista y escritor Raúl Altamar Arias.

Según el autor, el ejemplar intenta ahondar en el ser humano detrás de la exitosa figura de la industria textil.

Para lograrlo, recogió varios testimonios de familiares, amigos y trabajadores que colaboraron con él, incluidos en el título Fermín Chan, Un legado de unidad .

UN GRUPO INFLUYENTE

Altamar describe la comunidad inmigrante china como una de las más importantes para Panamá, después de la africana.

‘‘Fue un líder comunitario', concluye Altamar. ‘Él se proyectaba como un intermediario entre Taiwán y Centroamérica',

RAÚL ALTAMAR

ESCRITOR

La influencia más notoria se encuentra en la gastronomía: los chinos trajeron el arroz, base de la dieta panameña. También introdujeron hortalizas y vegetales, como la berenjena, la zanahoria y la cebolla morada, según el escritor.

Es también una de las comunidades de inmigrantes más antiguas del país. La primera generación llegó para la construcción del ferrocarril en la mitad del siglo XIX. La segunda, vino para la construcción del Canal. ‘Están presentes en todo el país hace más de 150 años', agrega Altamar.

En medio de esta población, Chan destacó por su carácter impasible, el buen trato a las personas y su disposición para ayudar.

Hoy en la Avenida México está la empresa de confección Fermín Chan, S.A., que fundó en la década de los cincuenta, tras llegar al Istmo poveniente de Cantón, China. Con el tiempo, esta compañía se ha convertido en sinónimo de uniformes escolares y productos textiles.

Uno de las cifrás más sorprendentes que aparece en el libro, detalla Altamar, es que unas dos mil personas se jubilaron trabajando para Fermín Chan.

‘Panamá es un país donde el personal rota mucho, pero las personas que han trabajado con él se han quedado de por vida', dice el periodista. ‘Cuando entrevisté a una persona que había trabajado con él me dijo que nunca le alzó la voz, nunca la insultó y nunca lo vio regañar a nadie. Con sus hijos fue igual', comenta Altamar.

El propio Jorge Eduardo Ritter, quien llegó a tener una conexión familiar con el exitoso empresario, y además es exministro de trabajo, le dijo al escritor que si todos los patrones en el país fueran como Chan no habría necesidad de que existiese un ministerio de trabajo.

Otro de los logros que aparecen documentados en el libro es la introducción del ‘denim' o ‘tela de jean' en Panamá.

El impacto que causó fue tal, que en un momento lo asociaban a Chan con los pantalones jeans. En el interior del país le decían ‘diablos fuertes' a estas prendas.

También en este ejemplar se encuentran pasajes dedicados a su éxito en la confección de uniformes, tanto para entidades de seguridad, como para las escuelas. Estos últimos, aún con bastante predilección en la población panameña.

‘Fue un líder comunitario', concluye Altamar. ‘Él se proyectaba como un intermediario entre Taiwán y Centroamérica. Se ganó la confianza de los políticos locales y de los taiwaneses. Al morir, recibió las dos condecoracioens civiles más grandes que da Taiwán'. Me insultó, nunca lo vi regañar a nadie. Sus hijos igual.

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