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- 11/12/2022 00:00
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Para hablar de Budo —artes marciales japonesas— existe una plétora en la que escoger: karate, judo, jujutso e incluso sumo, entre otras, no obstante, hoy compartiremos sobre el aikido, sus cualidades y lo que la diferencia de las otras.
El aikido es un arte marcial moderno, creado en el siglo XX o sea que, cuenta con menos de cien años de práctica. Fue desarrollado por el maestro, Morihei Ueshiba (1883–1969) cuyo ideal era una forma de defensa que mantuviese a su practicante fuera de peligro y al mismo tiempo no lastimase al atacante. En verdad es la unión de diversas artes marciales, con técnicas de defensa contra ataques de persona a persona o con armas. Su filosofía se nutre de diferentes creencias, entre ellas el sintoísmo, budismo zen y taoísmo, los que fundamentan el respeto hacia el agresor. Como nos confirma el sitio del Karate club Hirota “el aikido se convierte en un modo de vida, en una forma de entender los conflictos cotidianos y de resolverlos de forma pacífica y por el bien común.”
Una diferencia muy singular es que en el aikido todos los practicantes acceden a un infinito proceso de aprendizaje, por eso no es de extrañar que si un alumno ve a un compañero de rango superior posicionarse de forma incorrecta o no ejecutar adecuadamente un movimiento, tenga el deber de informarle para ayudarle a enriquecer su práctica.
Esta filosofía solidaria entre pares pretende minimizar el ego, de modo que es la única práctica marcial en la que los practicantes no compiten para ser el mejor, no existen los campeonatos, ya que según Ueshiba dichos encuentros promueven el egocentrismo e individualismo. Por ende, usted podrá disfrutar de muchas competencias en otras artes marciales, y en muchas presentaciones no competitivas de aikido.
Los grados o rangos son iguales a los de otras artes marciales, se dividen en Kyu —los grados básicos— que inician en el octavo grado y se asciende hasta el primero. Los Dan son grados 'profesionales' así para los que cuentan con más tiempo en la práctica e inician su enseñanza, se dividen en Fuku shidoin —instructor—, Shidoin —profesor—, Sensei —maestro— y Shihan —maestro de maestros— estos ascienden del primero al octavo grado.
Fue Kisshomaru Ueshiba —hijo del maestro fundador— quien aspirando a la internacionalización del aikido decidió adoptar los colores de los cinturones del karate-do para identificar el tiempo de práctica de los estudiantes y promocionarlos a nivel mundial. Otra prenda de este arte es el hakatama —pantalón tipo falda— que dependiendo de la escuela en que se practique —existen aproximadamente veinte estilos de aikido— puede ser llevado por los grados profesionales e incluso por todos los practicantes.
En nuestro país existen aproximadamente seis escuelas de aikido, en las que se practican dos estilos el Aikikai y el Iwama ryu. La palabra aikido se escribe con tres kanji —silabario japonés— y el significado de cada uno es “Armonía, energía y camino”, para familiarizarnos más con el tema conversamos con el Sensei Gabriel Vega, quien hace más de 27 años es practicante y Go dan —quinto dan—, con quien coincidimos en ocasiones en los eventos de la Embajada del Japón en Panamá. Para él, el aikido es una práctica que: “permite generar lazos y puentes de unión entre las personas, culturas, mentalidades y eso es lo que representa él para mí, la posibilidad de eliminar barreras sociales, económicas, culturales y de cualquier índole entre los participantes y participar activamente por el mejoramiento personal de todos”.
El propio logo del dojo —lugar en que se practican las artes marciales— una cruz roja sobre fondo blanco y los kanji de aikido en el eje central representan un puente que une lo divino con lo terrenal, representación gráfica de la iluminación que todos deberíamos tratar de alcanzar. Otra excelente característica es que aunque usted pertenezca a la tercera edad, el aikido es una de las artes marciales en que podría adiestrarse, gracias a que la práctica permite seguir 'dos caminos' el uke —recibes las caídas— y el nage —ejecutas la técnica—. Es decir que una persona que ha perdido elasticidad o tiene huesos más frágiles, podría aprender mediante el nage sin tener que recibir el uke.
Preguntado sobre por qué escoger el aikido, el sensei Vega expresó que la competencia en nuestra sociedad que es promovida desde niveles básicos puede afectar al individuo porque: “Para que uno gane otro debe perder, y para que uno sobresalga otro debe quedar derrotado y eso afecta la autoestima de la persona. El aikido enseña una visión diferente, no se critica el espíritu de competencia, sino que se promueve una visión de cooperación en donde todos podemos avanzar y evolucionar hacia el bien común”.
En la práctica he visto respeto entre los estudiantes y en los más de cuatro meses de ir a visitarlos al dojo, en ningún momento presencié un acto de agresividad entre compañeros, es más, la camaradería existente —independientemente de las visibles diferencias de edad— es digna de elogio.
En el dojo se promueve la práctica de que “los estudiantes avanzados colaboren y ayuden a los menos avanzados, generando una forma de armonía y educación. El aikido es una herramienta para la mejora del ser humano, en educación, valores, y un refinamiento que permita evitar los conflictos y la estrechez de mente”.
Tal vez siga yendo a visitarlos semanalmente, o quién sabe, a lo mejor decida formar parte de la gran familia aikido de Panamá, un arte marcial que por su valor de solidaridad y beneficios para la salud, vale mucho la pena practicar.
El autor es Doctor en Comunicación Audiovisual y Vice decano de la Facultad de Arquitectura y Diseño.