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- 07/04/2023 00:00
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La luna creciente en el cielo del 22 de marzo del presente año marcó el inicio del mes más importante para más de 1.900 millones de musulmanes alrededor del mundo: el Ramadán. Desde la madrugada del 23 de marzo hasta el atardecer, y por los siguientes 30 días, nuestra comunidad se abstendrá de comida y bebida. Sin embargo, el Ramadán implica mucho más que esto.
Para entender por qué se celebra este mes, daremos un pequeño viaje al pasado, al año 610 d.C. En aquella época, el ángel Gabriel se le presentó al profeta Mahoma para darle la primera revelación del Corán, el libro sagrado del islam.
Esto marcó el inicio de la religión islámica, por la que el profeta Mahoma dedicó 23 años de su vida a propagar el mensaje de Dios y enseñar a sus seguidores sobre los pilares de la religión, entre los cuales se encuentra el ayuno durante el mes de Ramadán al igual que la profesión de la fe, la oración, el azaque o zakat y la peregrinación a La Meca.
Además de abstenernos de comida y bebida, el Ramadán es un mes que prueba la fe, paciencia y los valores de los musulmanes. Durante 30 días nos proponemos acercarnos más a Allah y nuestra fe con el fin de que al terminar este periodo, podamos continuar con estas acciones. Además del ayuno, dedicamos nuestros días a la realización de rezos, súplicas, pedir perdón, arrepentirnos por nuestros pecados, leer el sagrado Corán, dar limosna y asistir a la mezquita.
El mes se caracteriza por ser un tiempo de perdón, en el cual creemos que todos nuestros pecados pueden ser eliminados, siempre con el objetivo de seguir acercándonos cada día más a Dios y no olvidarlo una vez acabe el mes.
Es importante saber que no todos los países ayunan la misma cantidad de horas, ya que lo que define esto será el amanecer y atardecer según la región en la que estemos. Los panameños que profesamos la religión islámica, comenzamos el ayuno alrededor de las 5:00 de la mañana y lo terminamos cerca de las 6:30 de la tarde.
Antes de comenzar el periodo de ayuno, desayunamos algo ligero para poder soportar las largas horas sin comida que vendrán por adelante. El llamado al primer rezo del día anuncia el inicio del ayuno. En este momento, muchos aprovechamos para comenzar a leer el sagrado Corán y otros deciden descansar antes de comenzar su día de trabajo o clases.
Las primeras horas del ayuno son fáciles. Conforme avanza la tarde, muchos musulmanes debemos llenarnos de paciencia y fe para esperar el tiempo de la cena. Estos momentos los utilizamos para rezar y recordar a Dios, y a la vez, continuar con los deberes del día.
A las 6:30 se sirve la cena para realizar el iftar, mejor conocido como el momento en que se rompe el ayuno. Muchas personas suelen hacer esto con agua y dátiles, seguido de una sopa caliente. Se recomienda hacer una cena moderada y no exagerar la cantidad de comida. Por lo general, los hogares musulmanes preparamos una ensalada, un carbohidrato y una proteína que pueda satisfacer nuestras necesidades alimentarias.
Seguido de esto, nos preparamos para el último rezo del día seguido del tarawih, un conjunto de oraciones que se realizan específicamente durante el mes de Ramadán, donde se recitan largas porciones del Corán y se hacen súplicas. Esto ayuda a unir a la comunidad en la mezquita con el fin de rezar y recordar a Dios unidos.
Al terminar nos dirigimos a nuestros hogares donde muchos aprovechan para seguir la lectura del Corán, mientras otros descansan para comenzar la rutina religiosa al día siguiente.
Al acabar los 30 días de ayuno, los musulmanes celebramos Eid Al Fitr para marcar el fin del mes de Ramadán y celebrar las acciones buenas y lo que logramos durante el mes sagrado.
Los musulmanes tenemos muchas tradiciones para celebrar esta fiesta, como dar limosna, realizar la oración especial del Eid, visitar a nuestros familiares y amigos, festejar, y disfrutar de buena comida junto a nuestros seres queridos. Muchas personas suelen dar regalos y acostumbran a utilizar ropa nueva para este día especial.
Comencé a ayunar desde los nueve años. Muchos comenzamos a ayunar a esa edad o unos años después. Conforme avanza el tiempo, aguantar el hambre es más fácil, pero la verdadera prueba comienza una vez acaba el mes y regresamos a nuestra vida cotidiana. Mantener nuestra fe y todos los rituales que realizamos durante Ramadán, deben continuar aun cuando el mes acaba.
Este mes es representación del amor que tenemos por nuestra religión y una prueba para elevar nuestra fe. Nos ayuda a ser conscientes de lo afortunados que somos al tener comida en nuestras mesas todos los días. Nos impulsa a ser mejores personas, a creer en la misericordia de Dios y entender que siempre podemos acercarnos más a nuestro Creador.