Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 13/12/2009 01:00
- 13/12/2009 01:00
“Si muero no pueden siquiera declarar mi defunción porque para Panamá no existo” se lamentaba Haydeé Milanés de Lay sentada ante una mesa de conferencias y flanqueada por la bandera de Panamá a su derecha y el estandarte de la Defensoría del Pueblo a su izquierda. A su espalda en la parte inferior de una inmensa fotografía de las Bóvedas y la Plaza de Francia se podía leer “Los derechos humanos son derechos de todos”. Pocos días después, la ex diputada dejaría su refugio a solicitud del Vicepresidente de la República, Juan Carlos Varela quien con una rosa en la mano y la promesa del gobierno de solucionar su caso, la acompañó a retirarse del lugar.
Pero la ex diputada por Darién y ex panameña no se siente incluida en ese “todos” que tienen derechos humanos desde que el Tribunal Electoral decidiera en agosto de 2008 cancelar la inscripción de su nacimiento en el Registro Civil como resultado de una denuncia por fraude. Con esta decisión Milanés perdió el derecho, que tiene todo ciudadano mayor de edad nacido o naturalizado en Panamá, a portar una cédula panameña y a tener la nacionalidad de este país y a ejercer, en consecuencia, como diputada lo que había hecho desde 1994 por diez años ininterrumpidos. Así se borró de un plumazo la existencia de casi 63 años de una persona de carne y hueso que hoy no tiene patria alguna.
Sin embargo, su situación en nada ha cambiado, sigue portando una cédula inválida y sigue sin tener nacionalidad alguna. Es decir que mientras el ejecutivo y el legislativo no aprueben una ley para dejar sin efecto la suspensión de su nacionalidad, seguirá en el mismo limbo jurídico.
Haydeé estuvo 27 días en la Defensoría del Pueblo, utilizando la sala de conferencias como dormitorio, comedor, salón de reuniones y recibidor, a la espera de que esta institución que “debe proteger los derechos humanos haga los acercamientos, investigaciones y denuncias que correspondan para esclarecer mi caso”, dice la ex diputada.
VOLVIENDO SOBRE SUS PASOS
Un cuaderno blanco empastado con la palabra “Visitas” en letras doradas y un bolígrafo adosado, descansa en la mesa de conferencias, junto a una Biblia, un ejemplar de “Al rojo vivo” de María Celeste Arrarás y “La última palabra” de Rafael Candanedo. Una rápida hojeada permite leer mensajes como “Siempre estaré con usted” y “Su sobri que la adora”. La ex diputada se da cuenta de la indiscreción y pregunta si ya firmamos.
Después de las firmas, Haydeé cuenta que “todo empezó el 1 de septiembre de 1999”, cuando fue reelecta para un segundo periodo como legisladora y se profundizaron sus diferencias con dirigentes del Partido Revolucionario Democrático (PRD) aliado con el Partido Solidaridad por el que fue elegida, en especial con Balbina Herrera. “Me querían dejar fuera de la bancada del PRD porque yo soy muy crítica y censuro lo que creo que es incorrecto, sobre todo si afecta a mi pueblo y yo vi entre los miembros de ese partido en mi circuito desaciertos, vagancia y corrupción y esto generó cierto nivel de discordia”, rememora.
El rechazo de su bancada sumado a las reiteradas invitaciones por parte de Mireya Moscoso, que había ganado las elecciones la decidieron y se incorporó al panameñismo. Fue reelecta en mayo de 2004 esta vez como panameñista p ero el resultado fue impugnado. En una segunda vuelta en septiembre de ese mismo año perdió frente al candidato del PRD aunque asegura haber ganado. “El PRD no se conformó con eso”, explica, “la Contraloría procedió a auditar mi labor de diez años como legisladora buscando pruebas de supuesto peculado que no encontró, entonces consiguieron que Enrique 'Chito' Montenegro me denunciara por supuesta inscripción fraudulenta al Registro Civil panameño”.
Los padres de Haydeé ambos colombianos, emigraron en los años 40 como muchos de sus paisanos a Darién donde se conocieron y decidieron formar una familia, recuerda la ex diputada. Cuando ella tenía 7 años sus padrinos la bautizaron en Pinogana y fueron ellos, en ausencia de sus padres, los que la registraron en la iglesia de la Virgen de la Candelaria como nacida en Sautatá, en el Chocó colombiano. “Esa fue la prueba que definió mi nacionalidad 62 años más tarde” dice con amargura y refiere que decidió investigar por sí misma en Colombia donde le entregaron un certificado de que tampoco existe en el registro civil de ese país.
En octubre el Tribunal Electoral “arreció su acción contra mí y me comunicó que no puedo usar mi cédula, no puedo cobrar mis cheques de jubilación, no puedo realizar ningún trámite, es decir no existo”, se lamenta esta mujer que pese a todos estos tropiezos y a punto de cumplir 63 años parece mucho más joven de lo que es.
¿QUIÉN PODRÁ DEFENDERME?
Para Haydeé Milanés esta acción tiene solamente motivaciones políticas: sacarla de la actividad política partidista y evitar que regrese a la Asamblea Legislativa. El Tribunal Electoral sostiene que, como cualquier extranjero residente en Panamá, Milanés debe iniciar su trámite de naturalización, pero ella interpuso ante la Corte Suprema de Justicia en febrero pasado una demanda de inconstitucionalidad contra esta acción sobre la que la máxima instancia judicial aún no se ha pronunciado. El caso se llevará a las sesiones extraordinarias de la Asamblea Legislativa que empiezan el próximo 15 de diciembre y terminan el 30.
“Estaba en total incertidumbre”, dice, “pero hoy estoy totalmente confiada en que el gobierno va a hacer justicia en mi caso”. Asegura que el Presidente Martinelli ha sido reiterativo en afirmar que ella es panameña y que nunca tuvo otra nacionalidad.
Según la Defensoría del Pueblo, el caso de Milanés no es el único en Panamá. Más de mil 500 personas están en situación similar. Y propone como solución para este grupo adoptar un régimen de excepción migratoria o amnistía migratoria y la consideración de un tutelaje que facilite su naturalización. Milanés rechaza de plano la propuesta de la Defensoría, que coincide con la postura del Tribunal Electoral. “Me voy a naturalizar el día en que el Tribunal Electoral demuestre con documentos que he nacido en otro país”, dice desafiante la ex diputada.
El caso de Haydeé Milanés, una figura pública y con peso político en Darién, es confuso y parece serlo cada vez más. Lo único que por ahora parece claro es que, así como una decisión política le quitó su nacionalidad, solamente otra decisión de la misma naturaleza podrá devolvérsela.