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- 01/01/2011 14:45
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El papa Benedicto XVI, en su discurso de Año Nuevo pronunciado este domingo, insistió en la necesidad de educar en valores morales a los jóvenes, quienes se convertirán en los "constructores de la paz".
Durante la tradicional misa de Año Nuevo celebrada en la Basílica de San Pedro, el Papa llamó a los líderes religiosos y educativos del mundo a contrarrestar la "cultura del relativismo" educando a las jóvenes generaciones "en la paz y la justicia".
"La cultura del relativismo pone una cuestión radical: ¿Tiene aún sentido educar? ¿Y educar para qué?", dijo el Sumo Pontífice."Frente a las sombras que oscurecen el horizonte del mundo actualmente, asumir la responsabilidad de educar a los jóvenes para enseñarles la verdad, los valores y las virtudes fundamentales es mirar al futuro con esperanza", insistió.
El papa deploró que la era actual esté "fuertemente marcada por una mentalidad tecnológica" en la que se educa a los niños en "una realidad social que puede conducirles a ser intolerantes y violentos".
Si se ayuda a los jóvenes a combinar "un profundo sentido de la justicia con el respeto por el prójimo" y "una capacidad para enfrentarse a los conflictos sin arrogancia", las jóvenes generaciones se convertirán en "gente de paz y en constructores de la paz", añadió.
"Los jóvenes de hoy, chicos y chicas, crecen en un mundo que se ha convertido, por así decirlo, en más pequeño, donde los contactos entre las diferentes culturas y tradiciones, aunque no sean siempre directas, son constantes", continuó el Papa en su homilía. "Por ellos, hoy más que nunca, es indispensable enseñar el valor y el método de la coexistencia pacífica, del respeto recíproco, del diálogo y de la comprensión", agregó.
"Por su naturaleza, los jóvenes están abiertos a estas actitudes, pero justamente la realidad social en la que crecen puede llevarles a pensar y a actuar a la inversa, incluso de manera intolerante y violenta", advirtió.
Benedicto XVI insistió en que "sólo una sólida educación de su consciencia puede protegerles de estos riesgos y volverles capaces de luchar sin fin, contando solamente con la fuerza de la verdad y del bien".
Esta educación, según el líder católico, "parte de la familia y se desarrolla en la escuela y durante las otras experiencias de formación".
Se trata, sobre todo, de ayudar a los más pequeños a "desarrollar una personalidad que una un profundo sentimiento de la justicia con respecto al otro, a la capacidad de afrontar los conflictos sin autoritarismo, a la fuerza interior de mostrar el bien, incluso aunque ésto cueste sacrificios, al perdón y a la reconciliación".
De esta manera, los jóvenes podrán convertirse en hombre y mujeres verdaderamente pacíficos y constructores de la paz", sentenció el Papa, de 84 años.