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Panameños informales persisten en busca del sustento
- 05/10/2022 00:00
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![Actualmente 737 mil panameños laboran de manera informal. Actualmente 737 mil panameños laboran de manera informal.](http://www.laestrella.com.pa/binrepository/590x400/0c3/590d394/none/199516884/FDWX/633cc69459c97_LE478798_MG218704812.jpeg)
Un supermercado ubicado en plaza Tocumen es el lugar en el que Paula Acevedo espera desde las 9:00 a.m. lograr la venta de bollos y queso blanco artesanal para sustentar su día a día, cada fin de semana.
En un pequeño tarantín reposa la mercancía que desde hace 8 años le ha servido para operar en este “mercado”, de manera informal, gracias a una clientela fiel que mantiene el “negocio”.
A sus 47 años, de lunes a viernes hace labores de limpieza en casas y apartamentos de forma independiente y cuenta a La Estrella de Panamá que desde hace nueve años, cuando llegó a la urbe capitalina, hizo habitual en su rutina despertar de madrugada y volver a casa a las 9:00 p.m. “No es como que tengas un salario fijo, con décimo y vacaciones. Dependes de lo que vendes en el día”, fueron sus palabras al preguntarle qué aspecto de su ocupación era el más difícil.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec) en su Encuesta de Propósitos Múltiples, realizada en abril de este año, 737.000 panameños trabajan de manera informal al igual que Paula.
![En Panamá no hay leyes o reglamentaciones que protejan y regulen a aquellos que tienen trabajos informales. En Panamá no hay leyes o reglamentaciones que protejan y regulen a aquellos que tienen trabajos informales.](http://www.laestrella.com.pa/binrepository/591x400/0c3/591d394/none/199516884/ELXW/633cc694d5585_LE478798_MG218704813.jpeg)
Mientras que el Ministerio de Trabajo (Mitradel) indica que las demográficas más predominantes en la informalidad son los jóvenes y las mujeres. “(Mi mayor sueño) es tener mi casa propia, ese es el sueño de todos... encontrar algo fijo, algo estable”, comparte.
Y es que la informalidad laboral es una crisis creciente en el país. A raíz del aumento del desempleo y la pandemia, las cifras de personas que laboran de manera no oficial son preocupantes.
El Ministerio de Trabajo (Mitradel) explica en su investigación 'La informalidad laboral en Panamá' realizada en junio de este año, que la tercerización laboral, los complicados trámites gubernamentales y la discriminación a grupos vulnerables son algunas de las causas más palpables que arrojan a miles de panameños a trabajar de manera extraoficial.
![Las personas que tienen trabajos informales no tienen acceso a derechos laborales básicos como vacaciones, una remuneración adecuada o seguridad social. Las personas que tienen trabajos informales no tienen acceso a derechos laborales básicos como vacaciones, una remuneración adecuada o seguridad social.](http://www.laestrella.com.pa/binrepository/591x400/0c3/591d394/none/199516884/LBXW/633cc69501aac_LE478798_MG218704814.jpeg)
Sin embargo, en el caso de Paula, otros testimonios no cuentan con la educación o capacitación técnica requerida para gozar de un trabajo formal, o vienen de áreas rurales donde hay escasez de oportunidades.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo informal como todo trabajo remunerado, ya sea autoempleo o un empleo asalariado, que no esté regulado por marcos legales o normativos.
Según la OIT, los trabajadores informales no cuentan con contratos de empleo, prestaciones laborales o acceso a la seguridad social.
Estas personas tampoco tienen los derechos laborales de nivel fundamental, estipulados por ley en el Código de Trabajo.
Un horario de trabajo con descansos obligatorios, vacaciones y una remuneración apropiada para su empleo parecen lujos para aquellos que “se la juegan”, como asegura Paula.
El Código de Trabajo fue redactado en 1972, con una última reforma realizada el año pasado. Cincuenta años después nos encontramos un panorama completamente diferente en cuanto a las realidades laborales de Panamá. Aunado a la desactualización de las regulaciones del trabajo en el país, el abogado de asuntos laborales Anselmo Guerra explica a este medio: “Siempre ha existido el trabajo informal en Panamá. Ningún gobierno se ha preocupado por prestarle la debida atención al problema”.
A diferencia de otros países latinoamericanos, como Chile, que tiene niveles de informalidad ocupacional que no superan el 30%, y cuenta con un código de trabajo que protege los derechos de la población ocupada de manera formal, sin embargo es flexible con las situaciones atípicas en el campo laboral del país; en Panamá no existe ningún tipo de legislación ni ordenamiento por parte del Ministerio de Trabajo (Mitradel) que tome en consideración a los empleados informales.
“A mi juicio (las autoridades gubernamentales) tienen que buscar una fórmula para atender este problema, sino con el tiempo habrá un estallido social”, advierte el abogado Guerra.
También comenta que los trabajadores informales se encuentran “en el aire”.
No solo se trata de aquellos que trabajan por su cuenta, también de los que se encuentran bajo contratos de servicios profesionales, que según menciona, son “un disfraz”, pues no cuentan con ninguna protección o relación obrero-patronal que les brinde seguridad social o remuneraciones en casos de riesgo laboral.
Hace hincapié en que ni la Caja de Seguro Social (CSS) ni Mitradel sienten obligación ante esta problemática, aun cuando quienes dependen de estos contratos están en puestos que arriesgan su salud, lo que representa una total desventaja para los trabajadores informales en materia legal.
Por otro lado, la presidenta de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (Cciap), propone a la empresa privada como el agente de cambio para disminuir el impacto de este problema, actuando como el “gran empleador” del país.
“Insistimos en que la urgencia nacional debe ser la creación de plazas de empleo en el sector privado y la promoción del emprendimiento formal a través de un marco adecuado para el desarrollo empresarial”, comenta Marcela Galindo.
Un factor decisivo en el aumento de la informalidad dentro del país ha sido la ola de despidos y la paralización de contratos que se vivió durante la pandemia, pero que sigue teniendo repercusiones dentro del mercado laboral.
De acuerdo con estadísticas del Inec, la tasa de desempleo alcanzó el 11,3%, siendo las mujeres jóvenes la demográfica predominante debido a la falta de escolaridad o el quiebre de negocios.
Esta situación obliga a miles de estas a buscar sustento por sus propios medios. Los datos demuestran que las tasas de desempleo se convierten en un factor que incrementa el desplazamiento de jóvenes a la informalidad.
Por su parte, Mitradel apostó desde finales de 2021 y durante todo este año a ofertas laborales que vendrán de la construcción de importantes obras de infraestructura como la línea 3 del Metro y el cuarto puente sobre el Canal de Panamá, además de los puestos de trabajo de empresas privadas.
Sin embargo, la realidad es que para tener acceso a estas plazas laborales se necesita contar con la formación académica adecuada y pasar por largos trámites.
La crisis de la informalidad representa un costo muy alto para la economía panameña y las últimas cifras que arroja el Inec confirman que en Panamá, para abril de este año, hay 60.047 nuevos trabajadores informales.
El mercado informal limita la productividad, aumenta la competencia desleal entre sectores de mercado y genera una mayor carga tributaria al sector formal con los impuestos y demás descuentos al salario formal.
Además no permite a la población salir de la pobreza o enfrentar las diferentes crisis socioeconómicas que atraviesa el panorama mundial, volviéndose un ciclo de nunca acabar.
La presidenta de la Cciap comparte este planteamiento. “El trabajador formal es aquel que contribuye al sistema de salud y de pensiones de la Caja de Seguro Social mediante sus impuestos; mientras que las personas ocupadas de manera informal no contribuyen en la misma forma, pero sí hacen uso de los bienes del Estado creando un importante desbalance en la economía nacional”, son las declaraciones de Marcela Galindo.
Para Paula, vender bollos y quesos los fines de semana va más allá de una necesidad. Cuidar el bolsillo, la interacción con sus clientes y las risas que comparte junto a las billeteras que la acompañan, son cosas que no cambiaría por nada. “¿Lo que menos me gusta? Ay, Dios mío... no sabría decirte, porque sí me gusta trabajar. Desde que estoy en Panamá he trabajado”.