Ser traductor y/o intérprete en Panamá

  • 30/09/2014 02:01
La profesión se actualiza y los dedicados al área celebran nueva ley y el reconocimiento que les confiere

Panamá celebra oficialmente, por primera vez en 2014, el Día Nacional del Traductor e Intérprete, hoy 30 de septiembre. Sin embargo, el único gremio de profesionales del área lleva 30 años conmemorando la fecha elegida por ser la de su patrono, San Jerónimo, el traductor de la Biblia al latín y la que promueve la Federación Internacional de Traductores (FIT).

La Asociación Panameña de Traductores e Intérpretes (APTI) fue fundada en 1984 por un grupo de mujeres que vio la necesidad de conglomerar a las damas que se dedicaban a esta tarea.

Ser traductor implica dedicarse a la traducción de documentos. En cambio, los intérpretes lo hacen oralmente, así sea de manera simultánea, susurrada o consecutiva.

PÚBLICOS Y AUTORIZADOS

Hoy, la APTI cuenta con 160 miembros (hombres y mujeres), todos traductores e intérpretes públicos autorizados idóneos en la República de Panamá.

La licencia para traducir e interpretar la concede el Ministerio de Educación (Meduca), que se encarga de establecer parámetros y aplicar los exámenes para obtenerla.

Un extranjero puede obtener idoneidad temporal, cuando no exista un panameño que tenga la licencia para cierta combinación de idiomas. Entonces, se permite que ofrezcan los servicios hasta que un nacional o naturalizado se certifique.

NUEVA LEY

La licencia para ser traductor o intérprete solía ser la misma y desde 1984 y tras una modificación en 1998, la profesión tenía como único marco legal, los artículos 2140, 2141 y 2142 del Código Administrativo.

La aprobación del Decreto 472 del Meduca, en junio del 2014, atiende irregularidades evidenciadas por la falta de reglamentación y reconoce la diferencia entre estar facultado para traducir o interpretar.

Entre los cambios más importantes que supone la ley, también está la exigencia de que los interesados en conseguir licencia para ejercer como públicos autorizados, deberán poseer un título de grado en el idioma.

Además, se le exige a la persona interesada un memorial petitorio suscrito por apoderado legal, certificado de nacimiento, copia autenticada de la cédula (o copia autenticada del pasaporte y del carné de residente) y certificado de información de antecedentes personales.

FORMACIÓN

En Panamá, existen cursos para aprender diversas lenguas, como francés, italiano, portugués, japonés y mandarín; no obstante, sólo el inglés tiene opciones de licenciatura.

Entre las casas de estudio que ofrecen carreras de grado del idioma inglés están la Universidad de Panamá y la Universidad Latina, en la que además se hace énfasis en traducción.

FE PÚBLICA

La importancia de la licencia radica en que es una manera de darle ‘profesionalismo’ al trabajo realizado.

‘El traductor público autorizado tiene fe pública, cumple criterios establecidos para poder ser considerado idóneo’, según explica Aurie Escobar, presidenta de la APTI.

Además, la licencia les permite ser los únicos con autorización para realizar traducciones de trámites legales. Ese tipo de documentos requiere la firma del traductor y el sello con su nombre, combinación de idiomas para la que está capacitado y el número de la resolución por la cual se expidió su permiso.

CON O SIN GREMIO

No es necesario pertenecer a una asociación, como la APTI, para obtener la licencia de traductor y/o intérprete. Sin embargo, existen ciertas ventajas para aquellos que deciden agremiarse.

De acuerdo con la presidenta de APTI, ser miembro de la asociación confiere ‘prestigio y te permite interactuar dentro de tu gremio con colegas y profesionales’.

Además, explica Escobar, ‘permite participar en seminarios o las asambleas en las que hay actividades de desarrollo profesional’, lo que es vital para que se mantengan actualizados.

LIBRE OFERTA Y DEMANDA

Al ser una profesión de libre oferta y demanda, son los traductores e intérpretes los que deciden, según referencias del mercado (si así lo desean), el precio que se deberá pagar por su trabajo.

‘Inculcamos a la membresía que no practique el canibalismo con sus colegas’, asegura Escobar, que además explica que ello es indispensable para no terminar afectando el esfuerzo de todos los demás, ni subestimarlo.

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