La novia ideal

¡ Qué atrevimiento de mi parte! Me casé por el civil hace cinco años y nunca en una ceremonia religiosa, ni tuve la correspondiente fiesta, pero aun así hablaré del tema porque tengo mi equivalente. Siempre he dicho que la final de Señorita Panamá fue mi ‘momento’ parecido a una superboda. Fue uno de los momentos más felices de mi vida (y con la ventaja de que la corona y yo jamás nos divorciaremos, por cierto), yo era la protagonista para mí y mi familia, y ese día debía lucir más bella y radiante que nunca. Mucha gente a mi alrededor se aseguró de que así fuera, mi vestido fue (para mí, en ese entonces) la cosa más bella del mundo, aunque lloré muchísimo y se me corrió el rimmel.

Como ven, puedo hablar del tema en lo que a estética y preparación compete. Con una ventaja para ustedes novias: ¡el amor es la mejor crema de belleza del mundo! Pero me encantaría compartir mis ideas con ustedes respecto a las cosas que no suelo ver en los casorios:

1. Que el traje de la novia sea realmente sentador para ella, y que sea más espectacular que ‘bonito’. Estoy en la búsqueda de la novia que se parezca con su traje a las fotos de las revistas.

2. Que el maquillaje no neutralice (léase ‘anule’) a la novia, sino que sea realmente una obra de arte, un statement de estilo y modernidad, y buen gusto. Cada vez que digo novias, me contestan ‘neutral’. Yo no quiero ver a la Virgen María representada en la novia, quiero ver a Miss Universo. La Virgen es única y perfecta, pero ella entendería mi punto.

3. Que el cabello se viera espectacular, como un anuncio de shampoo, no recogido o controlado hasta la invisibilidad.

4. Ver algo que no sea una manicura francesa, aunque sea por una vez. Me sorprende que mujeres de seductoras y elegantes uñas rojas se las ‘disfracen’ para casarse.

5. Finalmente, me gustaría ver a sus damas en menor cantidad y mucho más cool, haciendo moda, imprimiendo estilo, distintas e iguales, parecidas a mis queridas Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda, tan bellas en la boda de cada amiga, tan ‘ellas’, tan diferenciadas y espectaculares. Pero ésa soy yo, mi opinión muy personal. Siempre imaginando que cada persona puede ser una estrella. Y soñándolo… y diciéndoselo a quien quiera saber cómo. Creo que es mi forma privada de vivir siempre una boda, la que no tuve y, sin embargo, vivo una y otra vez a través de la sonrisa de la novia más bella del mundo.