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- 26/02/2022 00:00
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Nataly Pesso es una mujer que se encuentra en una constante lucha por la igualdad. A causa de una cirugía que salió mal hace 12 años y medio, Nataly tiene una cuadriplejia. Hoy nos habla sobre la poca inclusión que existe para las personas con discapacidades, que en muchas ocasiones es causada a raíz de falta de infraestructura en zonas públicas.
Nataly estudió psicología y marketing digital, y cuenta los obstáculos que enfrentó al ser una persona con discapacidad queriendo obtener una educación universitaria.
Tuvo que cambiar varias veces de universidad porque no tenían la infraestructura apropiada, ya sea que una universidad no tuviera rampas, u otra no tuviera baños accesibles. Su elección de universidad no podía ser basada en las carreras que le ofrecían, no se podía fijar solamente en las que le interesaban o le apasionaban. A diferencia de los otros jóvenes, Nataly tenía que enfocarse en encontrar una universidad inclusiva, donde pudiera hacer cosas básicas como ir al baño.
Recalca que la infraestructura inaccesible le afecta porque tiene que moldear su día a día alrededor de la accesibilidad de los lugares a los que planea ir. Por ejemplo, llamar a un restaurante antes de ir para asegurarse de que tenga una rampa, y si no la tiene, cambiar sus planes acorde a esto. No se trata de lo que quiere o tiene que hacer, sino de lo que la infraestructura le permite hacer. “Mis acciones están determinadas más por la accesibilidad que por mis gustos”, dice.
En su día a día, se topa con aceras en las que no puede transitar, tiendas o restaurantes a los que no puede entrar, o discotecas de las que no puede disfrutar.
Esto la hace tener que estar constantemente cambiando de planes y buscando alternativas. Nos cuenta que hay una ley que requiere que los sitios sean accesibles, por eso existen lugares que han podido adaptarse y poner rampas, pero muchas personas no tienen el conocimiento de cómo debería ser esta accesibilidad. Se topó con una tienda que tenía una rampa para salir del estacionamiento, pero luego en la puerta del local había un escalón. Además de la falta de conocimiento, menciona que la falta de interés podría ser otra razón por la cual hay tantos sitios no accesibles en el país.
Menciona que en sitios históricos o antiguos hay muy poca accesibilidad. Se le dificulta mucho ir por las aceras, así que trata de ir por las calles, y muchas veces estas son de ladrillo y no lisas, lo que dificulta su tránsito en la silla de ruedas. Explica que es muy difícil remodelar los sitios históricos y que no le molesta que no se hayan hecho cambios en ellos, lo que en realidad le molesta es que hoy en día se construyan nuevos edificios, locales, u oficinas que no tengan infraestructura inclusiva para las personas con discapacidades. No solo para las personas con discapacidades físicas, sino también para personas con discapacidades sensoriales o intelectuales.
“Las personas con discapacidad somos como cualquier otra y tenemos los mismos derechos de poder hacer las cosas. El hecho de que no exista infraestructura simplemente le está violando el derecho a una persona de entrar a un lugar”, afirma.
Manifiesta que lo importante no es solo entrar al lugar, sino el significado detrás de no poder entrar. Explica que “si yo no puedo entrar a una universidad, ¿cómo voy a hacer para estudiar?” Preguntas como esa traen una perspectiva nueva al tema, es más profundo de lo que parece porque la falta de infraestructura viola los derechos humanos de las personas con discapacidades, al privarlos del derecho a una educación.
Subraya que existe falta de conciencia en la población. Habla de una experiencia en un centro comercial en el que hay estacionamientos para personas con discapacidad, pero vio a una persona sin el permiso apropiado usando este estacionamiento. Al ver esto, lo reporta con un guardia de seguridad, quien le dice “la verdad es que nosotros no podemos hacer nada”.
En este caso, no solo fue una falta de conciencia por la persona que usó el estacionamiento, sino que por el mismo guardia que no respondió correctamente a la situación.
Compara la situación con Estados Unidos, un país en donde se multa a una persona sin discapacidad que se estacione en el lugar de una persona con discapacidad. Explica que lo mismo pasa con la construcción, se multan a las personas que construyen sitios no accesibles. Estas multas traen conciencia sobre el tema.
“Para mí lo más importante es que hace falta que se cambie la actitud de la misma población,” comenta.
Nataly explica que al cambiar la actitud, se mejoran todos los otros problemas, “porque la gente entiende que nosotros tenemos necesidades, si se cambia por ejemplo la actitud de ese guardia, y si le dice algo a esa señora, creo que ahí ya podría mejorar”.
Nos cuenta que a lo largo de su vida, ha tenido faces diferentes con respecto a su reacción a la inaccesibilidad en lugares públicos.
Al inicio, cuando un lugar no era accesible, ella no hacía nada al respecto, se quedaba callada. Poco a poco esto la fue enfureciendo más y más. Hoy en día su perspectiva es diferente, trata de enfrentar estos problemas con humor, publicando en redes sociales bromas y chistes cuando se topa con infraestructura inaccesible. De este modo trae conciencia de una forma divertida.
Cuando se le preguntó a Nataly cuál es su mensaje para la juventud de la comunidad de personas con discapacidades, dijo: “pelea por tus derechos porque nadie más lo va a hacer por ti. Habla por lo que necesitas, trata de que la discapacidad se vuelva un tema de conversación en todos lados y trata de involucrarte todo lo que puedas”.
Para una persona con discapacidad física, transportarse no es tan simple. No pueden llamar un Uber, ni un Taxi, y no pueden acceder a transporte público. Esto los deja con una última opción, que es comprar un carro adaptado.
Esto claramente no es ni fácil, ni barato, ni posible para muchas personas discapacitadas.
Nataly comenta que “no es justo que para una persona con discapacidad, la única forma de salir de su casa sea comprar un carro adaptado”.
Menciona que sí hay empresas que ofrecen transporte para las personas con discapacidades físicas, pero este puede llegar a ser muy caro. “Compara el precio de tres o cuatro dólares que te cuesta un taxi, con los 80 dólares que te cobran estas empresas”.
El transporte termina siendo mucho más caro para una persona con discapacidad. Nos cuenta que esta situación puede cambiar. “No existen taxis adaptados. Imagínense que una empresa como Uber tenga autos adaptados y que el precio sea igual de accesible”.
Más allá de no poder acceder a algún lugar, el significado detrás de esto es lo que realmente le molesta a Nataly.
¿Qué significa no poder entrar a un colegio o a una universidad? No poder acceder a una educación. ¿Qué significa ser requerido a trabajar de manera presencial y no poder acceder a una oficina? No poder acceder a un trabajo. De forma indirecta, se violan los derechos de las personas con discapacidad. Aunque no les digan directamente “no pueden educarse ni trabajar,” no incluyen las adaptaciones adecuadas para que estos sí puedan.
Nataly menciona cómo ambas cosas se conectan en algunos casos. Si una persona con discapacidad no pudo recibir una educación, entonces se le dificulta encontrar un trabajo. Se forma un “círculo vicioso”.
También, cuenta cómo los derechos de las personas con discapacidad son violados directamente. Cuando alguien se estaciona en un lugar de personas con discapacitades, le quitan el derecho de estacionarse ahí. Explica que las personas sin discapacidades seguirán violando los derechos de las personas con discapacidad, porque saben que no habrá consecuencias. “La gente hace estas cosas pensando que no les va a pasar nada, y es verdad, no les va a pasar nada. A nadie le pasa nada por violar estos derechos”.
“Es importante humanizar la discapacidad”. Señala que cree que muchos no hacen la infraestructura inclusiva porque piensan: “las personas con discapacidad no va a querer venir”. Por eso comparte videos en redes sociales, para ponerle una cara a esa persona con discapacidad y hacer que los que vean sus videos cambien este pensamiento.
Cuenta la historia de un amigo que toda su vida ha trabajado en un lugar que no es accesible para él. Al llegar la pandemia por fin lo dejaron trabajar desde casa. Esto muestra que el cambio es posible, pero solo cuando deja de ser la necesidad de una minoría y empieza a ser la necesidad de la mayoría. Cuando se pudo regresar al trabajo, nuevamente le requirieron regresar, incluso después de descubrir que trabajar en casa es una posibilidad. “Es como si le dijeran, 'sí se puede, pero no queremos'. Si ya lo hiciste y te diste cuenta que funciona, ¿Por qué no se lo permites a una persona que lo necesita?”.
El mensaje que transmite Nataly con este ejemplo es que el cambio no se trata de “poder,” sino de “querer”.
Si queremos crear un Panamá accesible para las personas con discapacidades, podemos hacerlo. Si queremos hacer cambios positivos para cumplir con los derechos de las personas con discapacidades, podemos hacerlo. El único impedimento somos nosotros mismos.