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Mujeres, entre avances y retrocesos
- 08/03/2016 01:00
- 08/03/2016 01:00
Sonia Montaño es especialista en temas de género, trabajó durante 15 años en la CEPAL y hoy se dedica a investigar en su natal Bolivia, el tema de la mujer y el acceso a sus derechos. Llegó a Panamá invitada por el Instituto Nacional de la Mujer, para hablar sobre los derechos humanos y la violencia a la mujer, la necesidad de la información y la reflexión de los costos y efectos de la violencia contra la mujeres y la necesidad de la prevención como política de estado.
¿CÓMO EVOLUCIONÓ EL TEMA DE GÉNERO DESDE LOS AÑOS 70 HASTA EL PRESENTE?
Hay que recordar que durante esa época América Latina pasaba por dictaduras, bajo gobiernos conservadores. El movimiento feminista fue muy importante para la recuperación de la democracia. En especial en el ConoSur, pero también en Centroamérica. Cuando se establecieron los gobiernos democráticos, hubo un largo periodo, donde las propias feministas y organizaciones de mujeres postergaron las políticas de igualdad, en beneficio de otras prioridades como la educación y la pobreza. Sin embargo, a partir de los años 80 comenzaron a surgir institutos que desembocaron en el 1995 en la Conferencia de Bejing, que fue un momento importante, en el que aunque la mayoría de los gobiernos eran conservadores y el tema de género estaba limitado, de igual manera se asumieron compromisos y se propusieron políticas públicas inspiradas en acuerdos de la ONU y en las luchas democráticas que es algo que no tenemos que olvidar.
ENTONCES BEIJING FUE UN PUNTO DE INFLEXIÓN, ¿QUÉ PASÓ DESPUÉS?
Hay avances, no se puede negar, pero ahora pasa algo paradójico, así como hay aumento de la participación política, políticas de género, leyes, etc., aún así el peso de los logros es todavía pequeño, con respecto a la gravedad de las desigualdades. Hay cada vez más mujeres que trabajan pero lo hacen en condiciones de extrema precariedad. Están más educadas las mujeres y aún así ganan menos y aunque esta brecha se va cerrando, esto sucede lentamente.
Las políticas públicas para la mujer son las que menos recursos del estado tiene. Los presupuestos crecen aritméticamente y la violencia lo hace geométricamente. Aunque hay leyes de femicidio, aún no hay prevención. Hay 3 generaciones de leyes contra la violencia a la mujer, pero se aborda la violencia en el último tramo de la violencia, cuando la mujer ya está al borde de la muerte.
¿CÓMO SE ABORDA ESTÁ REALIDAD PARA VER RESULTADOS?
Honestamente, yo no veo resultados a corto plazo, el problema es que se piensa así; se ponían servicios albergues, programas de capacitación, pero hay que construir institucionalidad, o sea, políticas públicas de prevención, es estructural, lo que viene del patriarcado. Debemos pensar en políticas integrales. Lo que hay en la mayoría de los países es parcelas de intervención públicas y no es suficiente. Es necesario que se vea la sinergia entre educación, empleo, participación ciudadana; o sea que las políticas apunten a construir ciudadanía autónoma. Hay países que han tomado nota de esto y han comenzado a poner en practica políticas integrales significativos a nivel nacional.
¿CUÁL SERIA UN EJEMPLO DE ESTE IDEAL?
En nuestra región, sería Brasil un ejemplo interesante de estos últimos años, ya que se ha dotado de presupuesto significativo para este tema, se ha hecho convenio a nivel nacional, subnacional, se ha capacitado en recursos humanos al sector judicial a la policía y estos momentos si usted va a Brasil en cualquier localidad más remota hay acceso a servicios, se está trabajando con el poder judicial, le han dado mucha importancia al acceso a la justicia por parte de la mujer. Se está trabajando desde la esfera de salud. Recordemos que Brasil fue el país pionero en tener comisaría de la mujer y a la vez influye que tengan una presidenta mujer.
¿CÓMO INFLUYE EN EL IMAGINARIO SOCIAL LAS PRESIDENTAS MUJERES EN AMÉRICA LATINA COMO: DILMA ROUSSEFF, MICHELLE BACHELET Y LA EXMANDATARIA, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER?
Lo positivo de esto es que las niñas aspiran a llegar a este lugar. Ha cambiado el imaginario, es importante, ya que al tener mujeres en plazas importantes dentro de un gabinete, se ve la diversidad de la mujer. No somos ‘la mujer', sino ‘las mujeres'. Puede haber una Cristina Fernández de Kirchner o una Merkel. El riesgo es que siempre desde una mirada más conservadora se va a apuntar a las debilidades de esos gobiernos para descalificar a las mujeres y hay que estar pendiente de esto.