“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
- 15/03/2023 00:00
- 15/03/2023 00:00
El nuestro es un país con múltiples oportunidades de desarrollo e innovación en diversas aristas, sin embargo existen aspectos donde es notorio nuestro estancamiento, uno de ellos es el desarrollo y profundización de nuestra cultura democrática, lo cual es inquietante ya que los bajos niveles de cultura política afectan nuestra imagen y autoestima, pero lo más importante, nos mantienen atados al subdesarrollo.
Los bajos niveles de cultura política son evidentes cuando examinamos los pocos mecanismos de participación institucionales y cuando evidenciamos la falta de interés que tienen los panameños con respecto a “la política”, desinterés que se agudiza en la ciudadanía más joven.
Las históricas jornadas juveniles del siglo pasado: El rechazo de los tratados Filós-Hines de 1947, la siembra de banderas de 1958 (cuando un grupo de estudiantes ingresó a la antigua Zona del Canal para sembrar 65 banderas como acto simbólico para exigir un nuevo tratado del Canal que respetase la soberanía nacional y el principio de libre autodeterminación de los pueblos), la histórica gesta de 1964, etc. Todos estos eventos son parte de la historia de generaciones pasadas que dejaron su cuota de sacrificio en la historia panameña.
Con la llegada del nuevo milenio se fortaleció el proceso de despolitización de la ciudadanía, sobre todo entre los jóvenes que, decepcionados de las instituciones democráticas, no encuentran espacios para incidir en la esfera política y prefieren concentrarse en actividades que generen beneficios inmediatos.
La actitud de los jóvenes hacia la política se caracteriza por el rechazo a lo público, y la muy bien justificada falta de confianza en los gobiernos e incluso en el sistema democrático.
La revista Forbes publicó una investigación realizada por “The Competitive Intelligence Unit” sobre la penetración del uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) y las redes sociales entre los diversos grupos etarios en América Latina, resultando que entre las diversas generaciones son los millennials (21 a 30 años), el grupo que más intensamente usa la tecnología (Revista Forbes), el 92,9% de ellos utiliza smartphones y el 86,7% cuenta con un perfil en redes sociales.
Es interesante el hecho de que en segundo lugar aparecen los centennials (menores de 21 años), con 91,2% de uso del smartphone y es precisamente este grupo generacional el que aparece en primer lugar en el uso de redes sociales con un 92%.
Según algunas estadísticas de redes sociales la tasa de penetración de internet en Panamá a inicios de 2022 se situaba en el 66,6% de la población, ya que Panamá actualmente es el segundo país de la región con mayor crecimiento digital, debemos estar sobrepasando el 70%.
El estudio “Juntos por un internet más seguro”, realizado por Ipsos, indica que los jóvenes entre 13 y 18 años pasan cerca de siete horas al día en internet, la mayor parte de este tiempo los jóvenes lo invierten en redes como WhatsApp, Tiktok, Instagram y YouTube.
En ese contexto está emergiendo un nuevo espacio cívico de acción como parte de la cultura tecnológica en el cual se pueden movilizar y expresar con mayor facilidad los millennials y centennials que el resto de los grupos generacionales.
Esta realidad nos lleva a pensar que existe una oportunidad en la llamada democracia digital, para poder llevar a los estudiantes y la juventud panameña una opción de participación política que sea acorde con las realidades de estos tiempos, y donde ellos puedan desarrollar sus capacidades y a la vez influir en el desarrollo de las políticas de sus gobiernos, sea del gobierno central, local o incluso dentro de sus comunidades.
La democracia digital se ha estado desarrollando durante los últimos 40 años, y dentro de su proceso de evolución existen dos agendas que van de acuerdo al desarrollo digital y al imaginario democrático del momento.
Primeramente desde la década de 1990, el gobierno electrónico y ahora la llamada “gobernanza digital”.
Usualmente definimos gobierno electrónico como el uso de las TIC o del internet para optimizar las funciones de las entidades del sector público, específicamente en lo referente a la prestación de servicios públicos.
“Gobernanza digital” es un concepto mucho más completo y abarcador ya que supone no solo la comunicación desde del Estado hacia los ciudadanos, sino un intercambio de opinión y colaboración en ambos sentidos, es decir, también desde la ciudadanía hacia los gobiernos, con el objetivo de promover la apertura de información, la transparencia, la participación ciudadana y sobre todo la colaboración, esto último intuye el reconocimiento del valor que otorga el empoderamiento ciudadano como parte del proceso de enriquecimiento y legitimación en la toma de decisiones en los gobiernos.
La tecnocívica emerge como un nuevo espacio de participación ciudadana por medio de las TIC, con el propósito de fiscalizar o enriquecer las acciones y decisiones del gobierno (central o local) en un espectro que va desde la vigilancia del gasto público, la buena administración de los recursos ambientales, aspectos relacionados a la brecha de género, la transparencia, el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible ODS, y otros aspectos de interés público que apuntalan al bien común.
En palabras del Dr. Oscar Oszlak, “La posibilidad de compartir información, la interoperabilidad entre sistemas, los diseños centrados en el usuario y las infinitas oportunidades de colaboración a través de internet han abierto nuevas y variadas modalidades de interacción social que están modificando velozmente nuestra cultura”.
En pocos años, un nuevo lenguaje debió ser creado para dar cuenta de estos desarrollos. Ciertas expresiones como Apps, open data, open source, generativity, mashup, government-as-a-platform, government co-creation, government ´s SDK (software development kit), crowdsourcing, cloud computing, scrollytelling, open data, y muchas otras.
Este desarrollo de gobernanza digital podría ser la puerta de entrada para vincular a la juventud a los problemas de sus comunidades y gobiernos, solo hace falta que desde del sistema educativo con apoyo del sector privado, las oenegés y la academia se pongan en marcha iniciativas que buscan por medio de la utilización de las TIC, formar a la juventud en áreas como monitoreo de políticas públicas, liderazgo comunitario, sostenibilidad ambiental, transparencia, participación ciudadana efectiva, mediación de resolución de conflictos, etc.
La propuesta de una escuela de democracia y gobierno abierto como compromiso nacional del cuarto plan de acción de gobierno abierto de Panamá, abarca la creación de una herramienta virtual para la efectiva formación y capacitación cívica en los estudiantes, para así incentivar y facilitar su participación en los asuntos públicos, tanto en la formulación y seguimiento de proyectos comunitarios, como en la toma de decisiones públicas.
Este proceso de formación y capacitación, tendrá las siguientes fases:
a) sensibilización, b) capacitaciones/laboratorios y c) desarrollo de proyectos comunitarios o propuestas de políticas públicas, alineados con los principios de gobierno abierto, enfatizando el liderazgo social y la organización comunitaria y sensibilización sobre los problemas ambientales, todo esto con un call to action o llamado a la acción.
Esta iniciativa mixta de e-learning o aprendizaje digital y educación presencial busca promover la participación de los estudiantes en la elaboración de propuestas, ejecución y fiscalización de los proyectos comunitarios, capacitando y creando conciencia respecto a la importancia de su participación en temas de gobierno a través de una herramienta web accesible, que les permita tener una interacción constante y ampliar sus conocimientos para que aumente su participación en los temas de carácter social, propiciando una población juvenil más educada y consciente del potencial transformador de su participación en lo público.
Este es un proyecto coordinado por Meduca, la Antai y las organizaciones de sociedad civil miembros de la comisión nacional de gobierno abierto proponentes del compromiso; estos últimos donarán la herramienta tecnológica y brindarán la capacitación a los estudiantes y profesores como parte de un ejercicio de gobernanza digital en Panamá.