La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
- 05/06/2016 02:00
- 05/06/2016 02:00
Después del toque regular de la noche, los músicos se toman algo en el bar mientras conversan. Puede ser en un espacio alternativo, un club o en un hang que, por la calidad y nivel de músicos, congregue a los mejores. Luego suben al escenario, toman sus instrumentos y comienza el viaje. Si como dice Herbie Hancock ‘el jazz es estar en el momento presente', los jams sessions representan al máximo ese momento de libertad creadora.
‘Tocar jazz es una forma de pensar, de hablar: de comunicarnos', dijo Lionel Hampton. Siempre he sentido que los jams son como esas conversaciones deliciosas con gente que afín que comienzan casi al azar y que, sin brújula ni destino determinado, te llevan a explorar nuevos caminos y formas de mirar. Pocas cosas más ricas que eso.
Como muchos de estos términos del argot jazzístico, no se sabe a ciencia cierta cuándo o cómo surgió la expresión jam session. El primero en utilizarlo formalmente fue el crítico de jazz George Frazier (de Down Beat, el Boston Herald , luego del Boston Globe ) que lo definió como ‘una reunión informal de músicos de jazz, con afinidad temperamental, que tocan música no escrita ni ensayada, para su propio disfrute'. Con el tiempo, el concepto también se ha aplicado al blues (principal influencia del jazz), al latin jazz (descarga), al rock, rap e incluso a música folklórica como el bluegrass.
UN POCO DE HISTORIA
La historia de los jam sessions está íntimamente relacionada a la historia del jazz y de esa época tan particular en los Estados Unidos a principios del siglo XX.
En Kansas City, el jazz comenzó desde los años veinte, pero es en los años ‘30 que realmente florece. Durante la prohibición, Tom Pendergast, un político de gran influencia, permitió la venta de alcohol en su ciudad. Esta apertura convierte a Kansas City en un destino de entretenimiento que atrajo a músicos de todas partes.
Durante la depresión, mientras en otros estados no había trabajo, las bandas en Kansas City continuaban tocando con éxito. Después de los toques o gigs , los músicos se juntaban para intercambiar ideas y experimentar nuevos métodos de interpretación. Estos jams podían durar hasta el día siguiente.
En estas competencias y reuniones, se enfrentaban músicos establecidos con jóvenes promesas, artistas locales, con los de fuera, en una suerte de duelos musicales conocidos como los tenor sax battles de Kansas City.
Muy poco después, pequeños bares y clubes de Nueva York toman el liderazgo, destacándose los jams en Minton's Playhouse (Harlem) en los años ‘40 y ‘50, de donde surgieron los grandes nombres del bebop como Thelonious Monk (pianista de la casa), Charlie Christian y Dizzy Gillespie.
Estos toques tenían fama porque eran extremadamente competitivos y tierra fértil para experimentar las habilidades de improvisación así como para descubrir nuevos talentos.
Otro de los clubes legendarios de esa época fue Birdland. Los experimentos de músicos como Charlie Parker –el gran ‘Bird' - cambiaron la historia del jazz. Estos nuevos estilos de expresión se nutrían de la interpretación e improvisación entre grandes intérpretes, y difícilmente podrían haber surgido en solitario.
LABORATORIO DE IDEAS MUSICALES
En un jam session los músicos improvisan, experimentan y construyen sobre las ideas de los otros. No hay un líder o un programa determinado: es un encuentro casual y muchas veces espontáneo en el que todo lo que se necesita es llegar, afinar y comenzar a tocar. Suena sencillo, pero un jam session es mucho más que eso.
Para comenzar, podría parecer que un jam carece de estructura, pero tiene una organización implícita: usualmente los músicos improvisan sobre los temas o armonías de los estándares. No es premeditado, pero tampoco azaroso: el jazz, como cualquier lenguaje musical, tiene su vocabulario y gramática particulares.
Su objetivo no es componer música. Cuando los músicos se reúnen para componer tienen una meta puntual: crear un boceto o una pieza terminada. El jam es para disfrutar el momento, dejar que la música fluya. Tampoco son ensayos: son libres, aplauden el riesgo, no buscan el perfeccionamiento de un repertorio.
En este intercambio se afinan los riffs , se juega con melodías, armonías, ritmos y contrapuntos. Muchos graban estas sesiones, no con la intención de reproducirlas, sino de aprender de ese momento de libertad y creación compartidas.
Estos toques informales también hacen uso del ‘accidente' que muchas veces les descubre nuevos sonidos y texturas. Entonces el error deja de serlo y se convierte en un acto de creación. Como diría el saxofonista Coleman Hawkins, ‘si no cometes errores quiere decir que no estás realmente tratando'.
En el jazz en general, pero sobre todo al momento de la improvisación y en los jam sessions , es esencial que los músicos escuchen, conecten, sientan y puedan adelantarse a los giros y pausas del otro para responder y desarrollar su solo. Participar exige altos niveles de creatividad, intuición y espontaneidad: la capacidad de inventar sobre la marcha y atreverse a traspasar las propias fronteras tanto con el instrumento como mentalmente.
Manteniendo su individualidad, los músicos mezclan sus sonidos armonizando con líneas melódicas que bien podrían estar escuchando por primera vez. Una idea potencia a la otra y la suma es mucho mejor que sus partes.
Decía el gran Louis Armstrong que ‘lo que tocamos es la vida misma'. Yo iría más allá. Ese momento de creación sería el ideal de la convivencia: un jam session es escuchar a los demás, hacer música y gozarla, aplaudir al otro y no solo dar la talla, sino superarse. Un jam te invita a vivir el presente y, conectando a través de la emoción y el conocimiento, nos lleva a descubrir nuevos senderos.
==========
‘El jazz es sinónimo de libertad: salir, improvisar y tomar riesgos',
DAVE BRUBECK
PIANISTA Y COMPOSITOR DE JAZZ