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- 24/02/2023 00:00
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La ciencia y la arqueología en Panamá despiden a uno de sus defensores más grandes. Este miércoles el científico, investigador, promotor y divulgador de la historia del país, el Dr. Richard Cooke, falleció dejando un enorme legado en el pasado, presente y futuro de las tierras panameñas.
A través de su cuenta en Instagram, la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) dio a conocer la noticia, anunciando la partida física del arqueólogo, con una imagen suya, y palabras de la institución, doctores e investigadores allegados al científico.
“Richard Cooke será recordado por su vasta trayectoria y sus publicaciones científicas, que le merecieron muchos reconocimientos, y también por su disposición de compartir sus conocimientos y experiencias como mentor, colega y amigo”, comunicaron.
“Nos queda el reto de continuar su labor e incentivar el estudio científico de nuestro pasado como país y sociedad, y proteger nuestro patrimonio nacional”, afirmó el Dr. Eduardo Ortega Barría, secretario nacional de la Senacyt en la publicación.
En una conversación con La Estrella de Panamá, la Dra. Katti Osorio Ugarte, presidenta del Comité Nacional Panameño del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos de Panamá), recordó al arqueólogo como “una persona generosa con su conocimiento y dedicada a compartirlo”.
“Era metódico, muy meticuloso en su trabajo, estricto en el campo laboral y todo lo que se lograba ahí”, agregó. “Para él era muy importante la seguridad de las piezas arqueológicas en Panamá y las excavaciones”.
Entre lágrimas, la Dra. Osorio agregó que “la característica que lo destacaba era su ética profesional y su aprecio por la arqueología panameña”.
“El Dr. Cooke dedicó su vida a estudiarla, definirla y a construir las generaciones futuras para el estudio de esta rama”.
Su partida deja un profundo dolor en los cimientos que formaron parte de la historia panameña, pero su legado se mantiene intacto, y en la mente y corazones de todos aquellos que lo recuerdan como el profesional y amado pionero de la arqueología.
No se conoce mucho sobre los primeros años de vida de Richard Cooke. El científico nació en Guildford, Inglaterra, en 1946. Estudió la licenciatura de arqueología y lenguas modernas en la Universidad de Bristol, y en 1969, a sus 23 años, llegó a Panamá para trabajar en lo que posteriormente fue su doctorado de la Universidad de Londres en 1972.
Desde ese momento, Cooke contó con conocimientos exhaustivos en literatura, relevante, restos materiales (cerámica en particular), ideas sobre el impacto humano temprano en el medio ambiente y más.
El arqueólogo estuvo involucrado en varios proyectos arqueológicos entre las décadas de 1970 y 1980, incluyendo la excavación de sitios precerámicos con Junius Bird en la Cueva de los Ladrones, la Cueva Bustamente, y otros sitios como El Caño, Miraflores, el Convento de Santo Domingo en el Casco Viejo, y más.
En un escrito publicado el 25 de junio de 2018, Anthony J. Ranere, arqueólogo de la Universidad de Temple en Philadelphia, Estados Unidos, explicó que luego de terminar su disertación, Cooke se dedicó a seguir excavando sitios precerámicos, cerámicos e históricos, y juntos iniciaron el proyecto Santa María en la década de 1980.
“El proyecto ofrecía una visión general de la subsistencia y los asentamientos en el Pacífico central de Panamá durante un periodo de 1.300 años”, detalló.
Su objetivo era brindar respuestas sobre muchas incógnitas en cuanto a la prehistoria panameña, incluida la naturaleza de las primeras ocupaciones, la adaptación humana a los hábitats de los bosques tropicales, los orígenes del desarrollo de la agricultura, los cambios demográficos a lo largo del tiempo, y más.
El proyecto registró 598 sitios, más de 100 con componentes de precerámica, al igual que excavaciones en 25 lugares, algunos de gran extensión, y recuperó núcleos de sedimentos de lagos y alvinas para recopilar datos sobre historias ambientales y de vegetación.
Además de codirigir el proyecto, Cooke intensificó sus esfuerzos para reunir lo que se ha convertido en una de las colecciones comparativas de fauna más completas de la América tropical.
Como consecuencia, el arqueólogo y sus colegas en el ala de fauna del laboratorio de arqueología del Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian (STRI) han podido identificar especies en un porcentaje notablemente alto de los restos de fauna recuperados de sitios arqueológicos en Panamá y otras partes de la región.
Durante la década de 1990, Cooke empezó excavaciones en cerro Juan Díaz, un gran sitio habitacional y cementerio en el valle del río La Villa ocupado desde 300 a.C. hasta el siglo XVI o XVII.
Este proyecto continuó por nueve años, involucró a varios investigadores y produjo importantes conocimientos sobre los estilos de vida y rituales funerarios de los habitantes del lugar, y posterior de la región central de Panamá.
Durante la década, Cooke hizo estudios experimentales sobre peces y otra fauna marina y examinó las prácticas de pesca artesanal.
Desde inicios de 2000, Cooke continuó colaborando con investigadores e involucrándose en publicaciones que tenían un alcance cada vez mayor. Esto se ejemplifica mejor con dos artículos de la revista Science que analizaron el colapso de los ecosistemas costeros y la degradación de los arrecifes de coral en una perspectiva global con 19 y 12 autores, respectivamente.
“Era una persona muy dedicada a su trabajo. Le gustaba que todo se hiciera con mucho cuidado y precisión. Era muy estricto en cada proyecto que tenía”, recordó Osorio.
En su calidad de científico investigador en STRI, Cooke fue mentor de innumerables estudiantes de todo el mundo, pero particularmente de América Latina, tanto en sus proyectos de campo como de laboratorio.
Dirigió talleres para aspirantes a arqueólogos en la región, y participó en comités de tesis para estudiantes de muchos países.
“Siempre estuvo dispuesto a compartir sus descubrimientos con sus estudiantes y el mundo de manera abierta”, compartió Osorio al diario.
También ayudó en el desarrollo de exhibiciones de museos en Panamá para museos regionales, así como el Museo Nacional de Antropología (Museo Antropológico Reina Torres de Araúz) y el nuevo Biomuseo diseñado por Frank Gehry en la ciudad capital.
A partir de la década de 1980, Cooke consolidó su posición como el principal experto en múltiples aspectos de la prehistoria de Panamá a través de presentaciones y textos de manera profesional y pública.
Los temas incluyeron la interacción entre las poblaciones prehistóricas y el medio ambiente, las relaciones entre los grupos indígenas, su lenguaje y arqueología, la prehistoria de la fauna centroamericana, la cerámica en la prehistoria de Panamá, los pueblos originarios en los períodos precolombino y colonial en América central, la genética de los pueblos indígenas y los habitantes modernos de Panamá, y más.
Richard Cooke dejó una huella enorme luego de su partida. Panamá era un país limitado en cuanto a su historia y arqueología. Un lugar que no se atrevió a escarbar el pasado y conocer sus raíces, hasta que llegó el científico.
“Le apasionaba tanto el patrimonio cultural, que no conocía limites en sus excavaciones y estudios”, contó Osorio. “Incluso se preocupaba por el futuro de la arqueología y lo que la humanidad lograría en ella”.
Cooke llegó a Panamá con el fin de completar su posgrado y terminó dedicándole cinco décadas de su vida y de sus conocimientos al país. Por sus venas corría una curiosidad enorme por el pasado, y el efecto que esto tenía en el presente y futuro de la humanidad.
Su amor por la arqueología se evidenció en cada proyecto y sitio que visitó a lo largo de su vida, y marcó una línea de inicio para las generaciones futuras interesadas en los orígenes del istmo de Panamá.