La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
- 15/12/2019 00:00
- 15/12/2019 00:00
Esta es una conversación continua, secuela de mi escrito el pasado domingo —Invasión: Memoria es lo que recordamos cuando nada nos queda. Si Historia es el dominio de lo exacto, sin fecha no hay Historia—porque el tema persiste y sopeso con enfoque amplio lo implícito, que no lo explícito, porque me resulta terrible y aún no me siento capaz de abordarlo.
La no oficialización de la fecha de la Invasión como día de duelo nacional es quizás un asunto estrictamente político, entiéndase esto último como uno de poder público (Estado) y no restringido al dominio de las doctrinas partidarias. La relación del Estado con los ciudadanos la entiendo como intercambios de poder que el Estado entabla de forma—idealmente—consensuada y canalizada en las acciones de ese Estado, que se manifiesta de forma tangible en las vidas de sus ciudadanos. Podríamos leer, evaluar a partir de ese impacto o manifestación, la decisiones de la administración estatal. Así vista, la cotidianidad ciudadana toma otro matiz donde, desde el transporte público hasta la Paz esquiva, se convierten en indicadores de la salud de esa relación. Una relación donde una de las partes (los ciudadanos) operamos en desventaja histórica, desigualdad por demás insostenible en la actual coyuntura global y humana.
La relación de los individuos-ciudadanos con sus estados—supuestos a salvaguardar la dignidad, integridad y seguridad social de dichos ciudadanos—está enmarcada por la tensión inherente a la insatisfacción. Entendida la política como un proceso de toma de decisiones, la humanidad tiene evidencias indiscutibles de las discrepancias y contradicciones que yacen entre las decisiones que se toman, las constituciones y la auto-determinación de las Gentes. El status quo es ya intolerable y la pregunta ¿qué deseamos las Gentes de nuestro Estado? cobra nueva urgencia. Deseamos un retorno a un Estado humanitario, cuyos gestos y acciones son cónsonos con los valores de las Gentes que representa.
Ante la catástrofe humana de la Invasión de Panamá ¿qué haría el Estado digno? Empezaría por abrazarnos, lamentando nuestra pérdida y la de sus ciudadanos. Entendería que quienes aún desconocen el paradero de su seres queridos, requieren un lugar donde llorarlos-rememorarles y, que para estos ciudadanos la incertidumbre de su desaparición también es cuestión de fechas: ¿Cuándo los perdimos? Hasta no saberlo con exactitud, el 20 de diciembre es la fecha que marcarán en el calendario cuando así el Estado quiera manifestarse en nuestras existencias como un poder íntegro, digno y compasivo: El Estado al que aspiramos habla a nuestra condición humana y es capaz de transferirnos —en un gesto— el poder que es justamente nuestro.
Lili Mendoza es escritor y ciudadano. Fue campeona inter-colegial de jacks.
Vigilia de luz y silencio por el reconocimiento del 20 de diciembre de 1989 como día de duelo nacional
19 de diciembre de 2019
9:30 p.m. a 12:00 a.m.
Parque Remón Cantera (contiguo a la Asamblea Nacional, 5 de Mayo)
Puede traer vela votiva y/o flores