Cuando la fe es un delito

“El padre Isaac Achi fue reducido a cenizas por bandidos en su casa, mientras que su asistente Collins Omeh recibió un disparo. Ambos fueron trasladados de urgencia al hospital”, informó el pasado 15 de enero la Diócesis de Cyon Minna, a la que pertenecen ambos presbíteros, al norte de Nigeria.

Con estas palabras la comunidad católica daba a conocer que este sacerdote fue quemado vivo, mientras se encontraba en su residencia.  “Los bandidos intentaron entrar en la residencia, pero fracasaron y prendieron fuego a la casa, mientras el padre moría carbonizado”, explicó  Wasiu Abiodun, responsable de relaciones públicas de la Policía estatal, según información recogida por ACI Prensa.

Con esta muerte, el padre  Achi se convierte en una de las primeras personas en morir por su fe en Nigeria este año, nación en la que ocurrió la mayoría de los asesinatos a cristianos en el mundo durante 2022.

En total, Nigeria registró 5.014 asesinatos a cristianos, el pasado año, lo que se traduce en el 89% de todas las muertes recopiladas en la lista mundial de persecución 2023 (LPM), realizada por la organización internacional Puertas Abiertas.

En Colombia, la iglesia del pastor Alberto (así lo reseña el informe) apoyaba a los jóvenes para que pudieran evitar una vida de delincuencia y drogas. “Las bandas de delincuentes lo amenazaron violentamente a él y a su familia. Cuando huyeron por miedo, las bandas le siguieron”, detalló el informe, que posiciona a Colombia en el puesto 22 de las naciones más peligrosas para practicar el cristianismo, producto de la “corrupción y el crimen organizado”.

En México, nación que ocupa el puesto 38 del ranking, la señora Adolfina es víctima de la “presión tribal” de las comunidades indígenas de su zona, que destrozaron su iglesia y sus tierras, dejándola sin nada y con su marido encarcelado.

Un problema que se repite en Egipto, país que tiene el lugar 35 en la lista, donde Sauad, mujer de 70 años, fue sacada a rastras de su casa por hombres musulmanes de su localidad, que la desnudaron, golpearon y se burlaron de su fe, ante la indiferencia de las autoridades que, según la información compartida, no “hicieron nada”.

Estas son algunas de los 360 millones de historias recopiladas en la lista compartida por la Organización Puertas Abiertas, que fue publicada la semana pasada. Un documento que recopila información de 150 países evaluados en una escala de tres valores: Persecución extrema (puntuación de 81-100), Percusión muy alta (puntuación de 61-80) y Persecución alta (puntuación de 41-60).

El informe, que cumple 30 años de creación en 2023, detalla que uno de cada siete cristianos es perseguido por su fe en el mundo. Si vemos los datos por región, nos encontramos que África es la zona donde más cristianos son perseguidos (1 de cada 5); le sigue Asia (2 de cada 5); y finaliza América Latina (1 de cada 15).

Los motivos más comunes para la persecución religiosa son: la intolerancia secular, la presión tribal, el nacionalismo religioso, el proteccionismo denominación, la corrupción y el crimen organizado, la opresión islámica, la hostilidad etno-religiosa, la paranoia dictatorial y la opresión comunista y poscomunista.

En 2022 se reportaron 2.110 iglesias atacadas y 4.542 cristianos detenidos, siendo Corea del norte, Somalia, Yemen, Eritrea, Libia, Nigeria, Pakistán, Irán, Afganistán y Sudán, las diez naciones con mayor persecución a los cristianos del mundo.

Sobre Corea del norte, Somalia y Afganistán, los países que más veces han estado en el top 10 de las naciones más peligrosas para los cristianos, el documento señala que el motivo de esto es que se trata de países en los que  “la ideología o la religión ven al cristianismo como un competidor, o incluso una amenaza para su existencia, ya sea que se trate de un país comunista o se rinda culto a la personalidad, como Corea del norte, o de países en los que el islam político reclama autoridad completa sobre el territorio”.

“La persecución aumentó drásticamente el último año [en Nicaragua]”, relata la lista. Persecución impulsada por la “represión gubernamental” que el gobierno de Daniel Ortega ha “venido intensificando” desde las protestas de abril de 2018, explica la LPM.

“Durante el periodo de investigación de la LMP 2023, el presidente Ortega y su esposa han tratado de silenciar cualquier voz disidente. La Iglesia ha sido un objetivo particular debido a la reputación de autoridad y legitimidad que tiene en el país”, afirman.

Las represalias contra los cristianos incluyen daños a templos, cierre de colegios y universidades cristianas, detenciones arbitrarias y la expulsión del país de líderes religiosos, principalmente vinculados a la Iglesia católica. “El objetivo de estas violaciones de la libertad religiosa es intimidar a los cristianos para silenciarlos y hacer que la Iglesia y sus líderes pierdan credibilidad entre la población”, aseguran desde la LPM.

Nicaragua está en el puesto 50 de los países donde los cristianos corren peligro. Una de las pocas naciones de nuestra región que entre en la lista, en conjunto con México, Colombia y Cuba, que ocupa el puesto 27.

Peninah tenía 24 años cuando su marido Paul fue asesinado en Kenia. “Los atacantes pusieron a los hombres en fila y les  exigieron recitar el credo islámico. Paul era cristiano y por ello le  dispararon”, explica la LPM.

Este hecho dejó a Peninah a cargo de un niño de dos años y sin medios para obtener ingresos. “La vida se  hizo dura. Tuve que luchar porque  estaba sola, me volví independiente sin nadie que me ayudara. Incluso conseguir comida era todo un reto”, explica la ahora señora, en el documento.

Un caso que se une al de “millones de mujeres y niñas que sufren en silencio”, puesto que la persecución de mujeres y niñas es distinta a la que experimentan los hombres. “Las mujeres cristianas experimentan una forma de persecución oculta, violenta y compleja”, alegan en el estudio.

“Para los hombres cristianos el riesgo de secuestro, muerte y reclutamiento forzoso en el ejército o en las milicias se intensifica considerablemente. Las mujeres son más propensas a ser víctimas de la trata, la captación, secuestro o a huir del país”, explican.

El estudio realizado por Puertas Abiertas encontró que el cuerpo de las mujeres cristianas es utilizado como un “arma” para “causar daño en sus comunidades”. “En el período que abarca el presente informe se constató que la violencia sexual, la trata de personas y el matrimonio forzado se utilizaron de forma aún más generalizada que el año anterior”, puntualizan.

La lista de persecución mundial se realiza con un equipo de 15 analistas del Observatorio de la Lista Mundial de Persecución y cuenta con la participación de más de 4.000 personas con distintos niveles de implicación.

El proceso de realización de la lista consiste en recopilar datos sobre la vida privada de los encuestados, la capacidad que tengan para expresar su fe en familia y en comunidad, la flexibilidad que tengan sus gobiernos para permitir la libertad religiosa, la posibilidad de formar congregaciones locales y el nivel de violencia al que están sometidos los cristianos.