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- 19/03/2024 08:48
- 19/03/2024 08:42
Las sillas están en los extremos de la sala. Casi todas están pegadas a las paredes. Afuera, la vista es calmante: grandes árboles se mecen con la brisa. Estamos en el sexto piso del edificio Jaime Ingram, dedicado a la música en la Ciudad de las Artes. Se trata de un masterclass de actuación para cantantes. Un grupo de jóvenes hacen una rueda, sentados en la alfombra. Su instructor, casi tan joven como ellos (y en algunos casos, más) pide a cada uno de los asistentes que piensen en una situación en la que cantarían la canción ‘Bésame mucho’. Una de las alumnas sugiere una escena bastante dramática. Su esposo agoniza y ese podía ser el último momento que comparten. Para otro, puede ser una forma de convencer a su más reciente objetivo de conquista.
Dos situaciones impulsadas por razones completamente diferentes y que llevan a actuar de forma distinta. Sí, actuar. Algo que de acuerdo a Esteban Baltazar hacemos siempre, a diario y sin darnos cuenta. “Al final del día, todos actuamos todo el tiempo, solamente que no lo sabemos y a veces a los cantantes de ópera se les olvida. A veces, hasta a los mismos actores se nos olvida que esto que estamos haciendo tú y yo solo es eso: es hacer nada. Ya, cuando tú quieres imponerle un sentimiento o una acción intencional, fracasaste. Es igual que en el canto; si le quieres poner intención de más, fracasas porque empiezas a gritar. Si al texto que estás preparando quieres ponerle unas palabras más rebuscadas fracasas porque no eres tú”, detalla.
Esteban Baltazar visita Panamá para cantar en ‘Ópera etc.’, concierto de la Fundación Ópera Panamá, en el teatro Anita Villalaz. Agregó a su visita esta clase maestra. Visita Panamá por invitación de Irena Sylya, directora de la fundación, quien conoció al barítono cuando participó como directora de escena en un montaje de La Bohéme en México. “Es mi primera vez aquí, así que estoy muy entusiasmado con este concierto con el que compartiré con compañeros panameños”, asegura.
El barítono interpretará ‘Votre toast’ (la canción del toreador) de Carmen, la ‘Serenata de Fausto’ de la ópera Fausto, el dueto ‘La ci darem la mano’, de Don Giovanni, a dueto y dos canciones mexicanas: ‘Bésame mucho’ y ‘Despedida’.
Baltazar se inició en el mundo de la actuación con 13 años de edad. Sumadas a las clases de actuación se dieron también las de ballet, jazz, tap y danza contemporánea. Una preparación que le abrió camino en la escena de los musicales. Con 17 años partió a Ciudad de México a estudiar la carrera de actuación y a los 20 años, en un verano que pasó en Mazatlán, ciudad donde vivían sus abuelos, tuvo la oportunidad de acudir a unas clases con cantantes de ópera. “En esa ciudad estaban viviendo, en ese momento, los mejores cantantes de ópera [del país], y literalmente, llegué y toqué la puerta y les pregunté si me podían dar clases de canto a mí también. cuando me escucharon me dijeron. ‘Oye, yo creo que tú puedes cantar ópera’”. Baltazar se sorprendió pues, aunque había tomado clases de canto, no era algo que había considerado. A pesar de ello dijo, “pues lo voy a intentar”.
Así fue. Planificó quedarse un año en Mazatlán para luego volver al DF. “Cuando yo llegué a Mazatlán y los escuché a todos cantar, me dije ‘esto no lo encuentro en el DF. Así fue como entré en la ópera”, rememora. Y luego fue reconociendo otras ventajas. “Si te aprendes una ópera, la puedes hacer en cualquier parte del mundo. Puedes cantarla en Hong Kong o en Rumania, eso para mí era fascinante. Imagina la oportunidad de conocer países y cuántos teatros increíbles...”. Esto, a diferencia de los musicales que sufren las barreras del idioma. “Cantas la versión en español y ya. Si viajas a Brasil, tienes que aprender portugués”, comenta.
Además, en México, su país natal, “si no sales en la tele no serás protagonista. Y estoy harto de eso. En Nueva York, la gente que está en Broadway es gente que hace musicales, que a eso se dedica y por eso son increíbles. En Londres también. No puede ser que en México un conductor de un programa matutino después esté cantando...”, reclama.
El nivel de la ópera es otro. “Me gusta [el hecho] que todo sea perfecto, entonces o cantas bien o no cantas ópera y en términos de competencia, no es solo en tu país. La competencia es mundial”. Afirma. Así que todos estos puntos a favor contaron para que ese año en Mazatlán se multiplicara por 10.
Esteban se ha dedicado a la ópera desde entonces, pero no ha olvidado las enseñanzas de actuación que recibió. Y es que, para el también actor, musicalmente un cantante de ópera canta muy bien, “padrísimo”, pero en términos escénicos, él lleva una ventaja. “Sí, la verdad es que siempre soy el consentido del director de escena, pero porque él me mira y dice ‘él sí lo está haciendo, está actuando’”.
En un espacio en el que todos los cantantes tienen un gran nivel “¿qué más tienes tú que ofrecer?”, cuestiona.
“Te aseguro que notas cuando un cantante está contando una historia y lo ves en sus los ojos que él ya se leyó el libro de donde se basó la ópera, la ha estudiado y ya tiene de dónde agarrar...”. No es cuestión de aprenderse un texto y cantarlo de memoria. Hay que conocer qué hay detrás de esas palabras.
Minutos antes de la entrevista, cuando finalizaba la jornada de la clase maestra decía a los alumnos: “Pregúntense dos cosas, ¿de dónde vengo?, ¿para dónde voy?”. La actuación no empieza al entrar a escena, tampoco termina al salir. Esta referencia, le da sentido a los movimientos, a la actitud.
Pero estas son solo dos de muchísimas preguntas que puede hacerse un actor sobre su personaje: “Quién es, cómo camina, cómo piensa, tenía hambre, sueño, cuántas horas caminó para llegar a este punto. Todo eso afecta y cuenta. Entonces ahí te transformas y es cuando empiezas realmente a contar una historia y no a hacer como que estoy contando una historia”, reflexiona. Estos elementos, según Baltazar, son los que le dan credibilidad al personaje. “Es cantar con verdad, eres creíble cuando cantas con verdad. Dejas de ser un robot. Estás cantando lo que dices”. “Es lo que hacen los actores, estar presentes todo el tiempo, porque si en mitad de la escena se te olvidó un diálogo, no pasa nada porque si estamos viviendo esta situación, todo fluye, pero si solo lo memorizaste, no sabrás qué hacer”, asegura.
El cantante considera que puede ofrecer con sus clases, mejores resultados por su formación como actor y luego, como cantante. “Los maestros de actuación no entienden lo que pasa aquí [en una ópera]” sostiene. Un cantante de ópera se centra en la técnica vocal y tiende a moverse muy poco, lo que da una imagen acartonada. “Realmente entiendo qué pasa aquí adentro y qué pasa en la cabeza del cantante porque ya lo hice, porque ya pasé por ese proceso”, dice.
10 años después
¿Ha cambiado la percepción de Esteban sobre la ópera en estos 10 años? “Mira, después estos 10 años uno se da cuenta que está muy difícil lo que hacemos. Es una carrera muy complicada, muy difícil. Pero yo creo realmente que si esto es lo que tú amas y si no tienes otra razón de vivir, pues tú lo logras. Al final del día ese sería mi resumen en estos años: no rendirse y hacerlo lo más profesional que se pueda. Si tú quieres lograr lo que sea en esta vida, lo vas a lograr”.Luego de 10 años, Esteban está viendo los frutos de su trayectoria. Ha sido invitado a participar en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, España.
“El director de escena ha confiado mucho en mí, durante muchos años y él, pues me invitó a cantar allí. ¡Por fin!”, dice con orgullo.Y en Panamá, esta noche, tendremos la oportunidad de escuchar a Esteban Baltazar y adivinar sus motivaciones cuando cante ‘Bésame mucho’. En ‘Opera etc.’, compartirá escenario con Solomon Tencer, de Canadá y Sin Ae Lee al piano, además de las estrellas de ópera de Panamá. El evento es a beneficio del programa de becas de la Fundación Opera Panamá y los programas sociales de la Asociación Diplomática en Panamá.