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El Pabellón de Panamá en Venecia ahora puede visitarse en casa





- 28/04/2025 00:00
“Surcos en el cuerpo y en la tierra” explora la crisis migratoria desde una mirada centrada en el Istmo, reuniendo obras de cuatro artistas que, mediante dibujos, pinturas, collages, esculturas de vidrio e instalaciones, revelan las huellas visibles e invisibles que este fenómeno deja tanto en los cuerpos de quienes migran como en los territorios que los acogen.
Esta exposición marcó un antes y un después, histórico, para el arte contemporáneo panameño, al representar por primera vez a nuestro país en uno de los escenarios artísticos más importantes del mundo en el año 2024. Desde el 24 de abril abre al público panameño en el Museo del Canal Interoceánico, en el Casco Antiguo.
En la Bienal de Arte de Venecia 2024, el Pabellón Nacional de Panamá emergió como “un eco profundo de las huellas perdurables que la migración deja en las personas y en su entorno”. Esta exposición refleja la crisis migratoria actual, con un enfoque particular en el contexto de Panamá, interpretado por cuatro artistas a través de dibujos, pinturas, collages, esculturas de vidrio e instalaciones.
El montaje está inspirado en la posición geográfica que ofrece el país, sirviendo como un puente entre continentes y un paso expedito entre dos océanos, “Panamá siempre ha sido un lugar de tránsito, comercio y contacto cultural. Es un país moldeado por la llegada y el paso de personas desde la época precolombina, durante el periodo colonial y debido a la construcción y administración de su famoso canal interoceánico”, reseña la sinopsis de la exposición.
El conjunto de obras refleja cómo el istmo ha recibido la atención del mundo debido al enorme movimiento de migrantes que atraviesan el Tapón del Darién, una tupida selva tropical de unos 26,000km2 entre Colombia y Panamá.
“Se trata de la única vía terrestre que conecta Sudamérica con Centroamérica, una travesía desgarradora —sin carreteras, infraestructuras ni servicios; sin seguridad ante la violencia, los peligros o abusos— por donde pasan solicitantes de asilo y migrantes que se dirigen hacia Estados Unidos y otros destinos del norte”, se lee en la muestra.
En el Pabellón se entrelazan las obras como testimonios artísticos que ponen sobre la mesa una realidad ignorada y, a menudo, invisibilizada.
Gianna De Dier explora la historia de la multitudinaria migración de afroantillanos a Panamá a principios del siglo XX y la manera en que han influido en la construcción de la identidad nacional.
Brooke Alfaro pinta escenas de seres humanos en condiciones hostiles, ya sea abarrotados en botes sobre mares turbulentos o en espesas selvas tropicales.
Isabel De Obaldía crea una selva inmersiva y sobrecogedora en una instalación que incorpora paisaje, sonido y esculturas en vidrio de figuras humanas.
Cisco Merel presenta grandes superficies de barro, ese lodo tan presente en la travesía del Darién, en dramática combinación con un monumento de reflexión personal frente a uno mismo y el sueño de un futuro mejor.