- 17/11/2013 01:00
- 17/11/2013 01:00
Durante los últimos años, uno de los referentes mundiales en cuanto a la nueva forma de hacer política es Barack Obama. Cuando ganó su primera campaña usando entre otras cosas el poder de las redes sociales, le mostró al mundo que no eran un juguete; pero sobre todo cuando logró su reelección, confirmó que el juego había cambiado para siempre.
Yo soy activista del ‘open government’ o ‘gobierno abierto’, que es una filosofía para gobernar basada en tres principios fundamentales: participación, colaboración y transparencia. Obama es un seguidor fiel de estos principios, tanto así que lo primero que hizo en la Casa Blanca fue crear un memorando ordenando que se siguieran estos principios en su administración. Por esta razón varias personas me han pedido que les explique como hizo Obama para aplicar esto en su campaña y ganar las elecciones.
Lo primero es entender que Obama es un organizador comunitario, el conoce el poder de las redes y sabe lo importante que es lograr la articulación de las comunidades. Obama usa las redes sociales con varios fines, pero de forma principal para lograr la participación de sus votantes. Algunos políticos del mundo han confundido los medios con el fin, las redes sociales solas no logran nada, repetir mensajes vacíos o tener un grupo de personas (sean pagadas o no) repitiendo esos mensajes vacíos, no suman voluntades. Obama es un excelente comunicador. Él creó contenidos relevantes y continuos que pudiesen ser compartidos y discutidos por sus seguidores.
Uno de los principales asesores de Obama fue un famoso ‘científico de la información’. Uno de los pilares del trabajo de sus dos campañas fue el ‘Big Data’, esquema que sirve para analizar de forma inteligente toda la información de que se dispone para lograr colocar los recursos que se tengan donde sean más efectivos. Obama dispuso de un ‘sistema de información geográfica’ o SIG, donde realizó procesos de ‘geoprocesamiento’, así fue que logró saber cuáles eran esos ‘distritos electorales’ clave donde debía enfocarse.
El trabajo de los voluntarios fue coordinado por medio de ‘groupware’ y ‘Apps’, herramientas técnicas que permitieron a estas personas ser relevantes. Muchos trabajaban desde sus casas gracias a la plataforma técnica. En fin existían muchas opciones para apoyar la campaña y sumar de forma real al proceso.
Obama creó una plataforma de ‘crowfunding’ desde su primera campaña. El siempre dijo que prefería deberle 20 dólares a cada uno de sus electores y no 10 millones a uno solo, y tiene sentido pues de seguro aquel que puso los 10 millones estará esperando algo a cambio.
En resumen, Obama creó un plan basado en un análisis serio y científico de sus electores, creó herramientas basadas en los mismos tipos de software que usan las plataformas de análisis de datos de Google (de paso les cuento que todo era software de código abierto). Esto le permitió integrar una gran cantidad de voluntarios que pudieron aportar a su campaña en forma de trabajo, el cual logró ser efectivo pues existía un plan central a seguir.
Además gracias a las redes sociales, el mensaje y las respuestas a este mensaje fluyeron de manera que él y sus electores estuvieron en un verdadero contacto.
Por último y, aprovechando la gran cantidad de personas aportando grandes y pequeñas sumas de dinero (no hay que ser un genio para saber que hay más gente que pueda donar 20 dólares cada uno), logró tener los recursos para hacer muchas cosas que su adversario no pudo.
Obama se sentó e hizo un plan, llamó a las personas más preparadas para participar, luego utilizó las herramientas más idóneas y finalmente convocó a la ciudadanía para que el proceso fuese exitoso.
Como resultado de esto Obama logró algo adicional: enseñar a sus electores que si siguen participando y colaborando de manera transparente, podían exigir y fiscalizar las promesas hechas en campaña, lo cual de paso logra que los ciudadanos entendieran que deben seguir siendo parte del proceso político más allá de la campaña.
Qué lejos estamos en nuestros países, donde pensar y hacer planes equivale en la mente de algunos a ‘no hacer nada’ y donde los ‘resúmenes de media página’ , la improvisación y los ‘gurús’ reemplazan el trabajo serio de los equipos.