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- 02/11/2023 00:00
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Hombres que se pasean por las calles de un pueblo disfrazados de monstruos. Están cargados de lazos de colores, de cascabeles o de pieles, y se completan con palos o garrotes. Lo hacen en Bulgaria para ahuyentar a los malos espíritus en las festividades en las que honran a los muertos. Las celebran durante el último fin de semana de enero.
En cambio, en Haití, las calles se colman de rojo y negro, sus habitantes se visten con estos colores para celebrar el día de todas las almas, llamado Fet Gede. Así rinden homenaje a sus muertos el 1 y 2 de noviembre de cada año. Los habitantes se disfrazan, salen a la calle, bailan en comunión con los antepasados, caminan en procesiones. En las iglesias hacen oficios, pero también hay música, baile y fiesta.
En Panamá –como en muchos países– el Día de los Muertos se conmemora cada 2 de noviembre. La tradición consiste en visitar las tumbas de sus fallecidos, limpiarlas, colocar ofrendas, orar. Algunos cocinan, otros llevan comida al cementerio y se reúnen en familia.
En algunos países, los días en que se recuerda a los que ya no están se convierten en una expresión cultural vistosa. México, por ejemplo, ocupa el primer lugar en el imaginario colectivo de estas celebraciones. Adornan las tumbas con velas, flores, y hasta con los platillos de comida favoritos de sus difuntos. En las casas colocan altares coloridos, con las fotografías de los que desean recordar. Comen el pan de muerto y calaveras hechas con dulces.
Pensar en el Día de los Muertos es pensar, de inmediato, en la celebración que se realiza en México, donde también se utiliza la imagen de la Santa Muerte como protagonista. Sin embargo, en otros países del mundo hacen tributos particulares a sus fallecidos, algunos de los que reseña el portal huffingtonpost.es son:
También llamado Gai Jatra. Es una celebración en honor a los ancestros. Aquellos que han perdido a un ser querido en el último año desfilan por Katmandú llevando una vaca o un niño disfrazado de vaca, en caso de que no tengan una real.
Este festival, creado por el rey Pratap Malla en el siglo XVII, tiene como fin ayudar a los difuntos en su viaje a la otra vida y brindar apoyo a las familias afligidas. Los niños que participan en el desfile llevan vestimentas especiales, como faldas largas con un cinturón de tul, deben arrastrar los extremos del cinturón por el suelo para asegurar que sus seres queridos asciendan al cielo.
La tradición japonesa del Obon Festival, que honra a los difuntos, sigue teniendo mucha relevancia a pesar de que el Halloween, siendo una festividad extranjera, ha ganado popularidad. Lo celebran con calabazas, brujas y cosplay de personajes de anime y videojuegos. El Kawasaki Halloween Parade es un evento destacado.
Durante Obon Festival, que se realiza tres días en julio o agosto, las personas visitan las tumbas de sus ancestros, encienden fuegos para guiar a los espíritus, colocan comida en altares y templos, y adornan ríos y lagos con faroles flotantes llamados chochin.
Este festival tiene más de 500 años de historia y se basa en la historia de Maha Maudgalyayana, un discípulo de Buda que liberó a su madre de su sufrimiento en el Reino de los Fantasmas Hambrientos siguiendo los consejos de Buda, lo que dio origen a la danza Obon.
Conocido también como Festival Odo. Es semejante a Halloween, se realiza cada dos años y la celebración puede durar hasta seis meses. Este largo período se debe a la creencia de que los espíritus de los muertos regresan a la Tierra y conviven con los vivos.
La festividad incluye banquetes, música y máscaras. La religión igbo, de la cual se deriva esta tradición, adora al dios supremo Chukwu o Chineke y a los espíritus llamados alusi, que se cree pueden influir en asuntos humanos.
La celebración termina en abril con una gran ceremonia colectiva de bienvenida a los muertos, con ofrendas generosas, especialmente por parte de las mujeres que han dado a luz recientemente.
A finales de septiembre, Corea del Sur celebra el Chuseok, que se origina de la creencia de que los espíritus de los difuntos continúan vivos para proteger a sus seres queridos. En este día, las familias preparan comidas y bebidas para honrar a sus antepasados y visitan sus tumbas para limpiarlas.
El Chuseok, que se remonta al año 935, está relacionado con las cosechas de otoño y era una ocasión para dar gracias por una cosecha abundante. Además de las actividades en el campo, incluye servicios conmemorativos en el hogar (Charye) y visitas a las tumbas familiares (Seongmyo), donde la limpieza es más importante que las flores, y se preparan las comidas favoritas de los antepasados como ofrenda.
La celebración de Famadihana (funeraria en español) es una festividad única y diferente. No se lleva a cabo anualmente, sino cada siete años. Se cree que durante ese tiempo, los muertos regresan a interactuar con los vivos.
Los familiares visitan los cementerios para desenterrar los restos de sus seres queridos, los envuelven en sudarios (piezas de tela), les ponen sus nombres en nuevas telas y los llevan en desfiles, con música y bailes.
Esta tradición tiene raíces que se remontan al siglo XVII y está basada en la creencia de que los espíritus de los muertos se unen al mundo de los antepasados después de la completa descomposición del cuerpo y las ceremonias adecuadas, lo que puede llevar varios años.
Famadihana se ha convertido en una importante celebración familiar que involucra a parientes lejanos, y a menudo se utiliza como una oportunidad para reconciliarse en caso de relaciones problemáticas.