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Desafíos pendientes en un mundo turbulento
- 15/07/2023 00:00
- 15/07/2023 00:00
¿Podrán cumplirse las metas de desarrollo sostenible 2030 (ONU) en un mundo atrapado en crisis múltiples? Los pronósticos son en diversas áreas desalentadores. Un ejemplo, entre otros, es el caso de la diabetes.
Es una enfermedad que compromete seriamente la salud, tiende a crecer rápidamente. Se estima que hay 550 millones de personas con diabetes tipo B, y que serán el doble, por lo menos, en 25 años más.
Mueren anualmente 1.500.000 personas por diabetes. Es, como señalan prominentes especialistas en el tema, una de las principales razones de decesos.
Entre sus causas principales se hallan la pobreza que lleva a dietas alimentarias antisalud, repletas de grasas ultrasaturadas, y de comida basura, la obesidad y el sobrepeso que afectan a 2.000 millones de personas, y la falta de actividad física.
Un tema de gran incidencia en la diabetes es las desigualdades. Así, en EE.UU. la enfermedad es 1,5 veces mayor en la población negra y los indígenas. La diabetes es marcadamente superior en los países pobres en general y en los sectores con más carencias de los países ricos. Sin comprender la extensión y profundidad de la pobreza y la desigualdad, es difícil explicar el avance veloz de esta grave dolencia.
Existía la ilusión de que la diabetes podría combatirse con los medicamentos, y según lo indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha habido una explosión en la aplicación de fármacos, y se prevé que dentro de cinco años se estarán vendiendo $100.000 millones anuales, pero ello no permitirá de por sí erradicar la epidemia de diabetes. La OMS hace énfasis en el rol central que juegan en este campo, como en muchos otros, lo que llama los “determinantes sociales de la salud”.
Es mediante una gran ampliación del acceso a alimentos saludables, de los 825 millones de personas con hambre extrema, y de los casi 4.000 millones de subalimentados y con un régimen de vida que combata la obesidad e incluya un crecimiento importante de la vida activa, que se avanzará realmente. La meta de la ONU de bajar la diabetes tipo B en un 30% en seis años, será muy difícil de alcanzar sin grandes reformas de este orden.
Por otra parte, la crisis climática en ascenso, con su impacto sobre la producción de alimentos a través de las grandes sequías, las inundaciones en escala, y los calores extremos, complica aún más el cuadro de conjunto.
Sin embargo, hay desarrollos alentadores que pueden mejorar las chances de avanzar en las metas de desarrollo sostenible. Uno de consideración es el llamado del presidente de Francia, Emmanuel Macron, a una gran conferencia mundial de reestructuración del sistema financiero universal. Resalta Macron y los coorganizadores, como la ONU, que la situación social y económica de grandes masas empobrecidas, mejoraría si se libera a los países altamente endeudados, de los préstamos que hoy los asfixian, y los dejan sin opciones.
Hay 55 países virtualmente quebrados. Macron destaca que en el mundo hay un exceso de liquidez, y se pregunta cómo no se va a poder, en estas condiciones, aliviar y cancelar la deuda externa de las naciones más agobiadas. Pide un nuevo pacto como el de Bretton Woods, en 1944. Es urgentísimo, señala Guterres, y el papa Francisco anuncia un nuevo sínodo que renovará la Iglesia y redoblará la lucha por los desheredados.
Clamor universal, especialmente de los jóvenes por más ética, cambios de energías sucias por energías limpias, propuesta del nuevo orden financiero, sínodo papal, son luces que alientan que es posible tener un mundo mejor.