Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 22/06/2015 02:00
- 22/06/2015 02:00
S uena la música del ballet ‘Ivan el terrible' de Yuri Grigorovich, Diego da un salto, sus pies a penas tocan el suelo y salta nuevamente. Está en trance, su mirada se sitúa más allá del teatro construido en 1925. Baila, acapara todo el escenario y su cuerpo recuerda de memoria las lecciones de Andrey Valentinovich Smirnov e Ilya Mikhailovich Rizhakov, sus maestros, para realizar el ‘Echappé'.
Hace un alto. No sabe cuánto tiempo ha pasado y al abrir los ojos, vuelve en sí. Su presentación terminó y una ovación se toma el Teatro Bolshoi. Así, orgulloso, inclina de manera firme su torso fibroso de 20 años para agradecer los aplausos que el público dirige a él —el único panameño que ocupa el escenario— y a sus compañeros de Portugal, Brasil, Italia, Hong Kong, México, Venezuela, España, Estados Unidos e Inglaterra.
Diego Calderón está a punto de convertirse en el primer canalero en graduarse en la Escuela de Ballet del Teatro Bolshói, una de las academias de danza más exigentes e importantes del mundo. Su padre lo define como un caso atípico: ‘A los profesores les llamaba la atención su técnica y habilidad, porque él comenzó el ballet a los 14 años'.
DE PANAMÁ A MOSCÚ
Fuera del escenario estudia historia del arte, geografía o Ruso, materia obligatoria para cada estudiante, o sencillamente está pensando en bailar. A la academia no entra quien solo tenga ganas de bailar, sino el que sienta, viva y respire música y danza. Pero eso no es problema para él. Fue fichado en Nueva York en un curso de verano de ballet ‘Bolshoi Ballet Academy Summer Intensive', donde por seis semanas profesores rusos de la escuela entrenaban a jóvenes bailarines. Su salto definitivo al mundo de la danza lo dio allí, él mismo cuenta que esa experiencia le abrió los ojos.
‘El estilo de las clases técnicas de ballet eran algo diferente, dirigidas para varones, con técnicas masculinas, la forma de enseñar de los profesores, cómo explicaban los movimientos y la disciplina que inculcaban, y la cantidad de varones que practicaban ballet, me impresionó', dice.
El sueño de este joven panameño roza con las historias de bailarines que pasaron por la misma academia como Maya Plisétskaya, Vasily Tikhomirov, Yekaterina Geltzer o Yuri Vladimirov. Diego Ernesto Calderón Armién nos cuenta cómo con 20 años y solo 5 de dedicación al ballet llegó a la Escuela del teatro Bolshoi.