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- 13/06/2010 02:00
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urante seis décadas, desde que en 1949 el general Chiang Kai-shek llegó a la isla de Formosa con cerca de 2 millones de personas leales a él después de ser derrotado por las fuerzas comunistas de Mao Zedong, el destino de la llamada República de China o Taiwan ha estado marcado por un solo propósito: sobrevivir. Y, a juzgar por los resultados, lo ha logrado.
Quien llega a la capital, Taipei, no puede dejar de sorprenderse por la modernidad de una ciudad densamente urbanizada, donde conviven cerca de 3 millones de personas y llega diariamente a trabajar un millón y medio más. Conectada con el resto del país por un complejo sistema de autopistas elevadas y trenes rápidos, amplias avenidas entrecruzan en la ciudad cientos de pequeñas calles por donde transita afanosamente una horda de motociclistas (más de un millón), y milenarios templos y antiquísimas edificaciones se entremezclan con modernas torres de oficinas, entre ellas el famoso Taipei 101, hasta hace poco el edificio más alto del mundo.
Sin embargo, lo que más asombra de Taiwan no es el evidente avance en infraestructura, sino que a pesar de ser solo una isla (denominada Formosa o ‘hermosa’), con 36 mil km2 de extensión y 23 millones de habitantes, este pequeño país de sobrevivientes no haya sucumbido ante la colosal China continental, con 9.6 millones de km2, y1.300 millones de habitantes. Desde la victoria comunista que marcó el comienzo de la división de China en dos estados, las minorías nacionalistas partidarias de Chiang Kai-shek han librado una incesante batalla por mantener su independencia de la China comunista. Apoyados inicialmente en este esfuerzo por varios países de Occidente, en particular por EE.UU. que veía con temor crecer la influencia comunista en Asia, a medida que China continental fue consolidando su poder económico y su influencia política, los taiwaneses vieron reducir paulatinamente este respaldo, ahora limitado formalmente a los 23 países con los que aún mantienen relaciones diplomáticas, frente a los 170 que tienen vínculos con Beijing.
>HYP< EL DESPEGUE ECONÓMICO >HYP SP<
Durante décadas, la amenaza de China continental –que no reconoce le existencia sino de una sola China, incluida Formosa- se ha mantenido como una espada de Damócles sobre el ánimo, la política y las finanzas de Taiwan. Aún así, los taiwaneses –a punta de una cuidadosa y pragmática planificación- han logrado trazar y cumplir una exitosa estrategia de crecimiento y desarrollo económico que los transformó de una sociedad agrícola en los años 50 en un jugador clave en la industria global de tecnologías de la información y la comunicación y la biotecnología.
Para ello, Taiwan ha creado escenarios dedicados a la investigación y el desarrollo como el Nangkang Software Industrial Park, un complejo de 87 ha. en las afueras de Taipei, que comprende un gran parque industrial, un centro de convenciones, un hotel, y un centro comercial y de entretenimiento. Allí se concentra un importante número de industrias en un ambiente de trabajo inteligente, eficiente y placentero, donde reciben el apoyo administrativo, logístico y de servicios, necesario para avanzar en el propósito del gobierno de convertir a Taiwan en un país líder en industrias intensivas en conocimiento como la del desarrollo de software y la biotecnología.
En el Industrial Technology Research Institute, una organización nacional de investigación cuyo objetivo es fortalecer la competitividad tecnológica de Taiwán y transformarla de seguidor en pionero, 6 mil investigadores -de los cuales el 60% tiene un Master o un PHD- trabajan en un mismo escenario creando nuevos productos y componentes en áreas como nanotecnología, convergencia digital y biomedicina. De allí surgen diariamente por lo menos cinco solicitudes de patentes y anualmente se obtienen más de mil.
‘Los taiwaneses preferimos ser cabeza de ratón que cola de león’, afirma el Consejero Económico de la Embajada de Taiwan en Panamá, Gregorio R.Y. Huang. ‘Nuestra estrategia es apoyar a pequeñas industrias estratégicas con presupuesto para investigación, control de calidad y diseño, para que puedan ser competitivas a nivel mundial. Creamos sistemas satélites de empresas que cooperan las unas con las otras para exportar’.
Y el modelo ha funcionado. Taiwan es hoy el principal fabricante del mundo de por lo menos 10 productos de alta tecnología, como partes para semiconductores, discos ópticos, y resinas de alta resistencia. Su importancia en la cadena global de proveedores de tecnología es tal que la revista Businessweek afirmó en un artículo de portada dedicado al tema que ‘la economía global no podría funcionar sin Taiwan’.
El creciente poder económico de esta pequeña isla se ha hecho sentir en otros países, particularmente del sudeste asiático como Vietnam, Malasia y Tailandia, donde se ha convertido en uno de los principales inversionistas directos. Pero no solo allí. En la China continental, que poco a poco ha abierto sus puertas y permitido la inversión extranjera en su territorio, el capital taiwanés se ha convertido en una de las principales fuentes de capital extranjero. ‘Muchos de los fabricantes taiwaneses se han ido a otros países de la región en busca de materia prima y de mercados’, asegura Huang. Por eso ahora la marca insignia de la industria taiwanesa no es ‘Made in Taiwan’, sino ‘Made by Taiwanese’.
Modelo de desarrollo
La clave del desarrollo, sin embargo, no ha sido el crecimiento económico sino la capacidad del gobierno taiwanés de convertir la riqueza en bienestar. Taiwan cuenta con un sistema de salud que le ofrece cobertura al 99% de la población, en igualdad de condiciones, con un copago de los usuarios. Aunque lograr su financiación continúa siendo un gran reto, los altos índices de expectativa de vida (75.1 para los hombres y 81.9 para las mujeres), así como las bajas tasas de mortalidad, son prueba de su éxito.
El Estado ofrece igualmente educación gratuita y obligatoria para todos –el presupuesto para educación no puede ser inferior al 15% del total- y los padres que no envíen a sus hijos a la escuela corren el riesgo de ser sancionados e inclusive encarcelados.
A pesar de estos esfuerzos, ‘en el plano internacional también hemos cambiado de estrategia’, asegura el embajador. ‘Hemos decidido concentrar nuestros recursos en consolidar las relaciones diplomáticas que ya tenemos y buscar la participación en la ONU y sus organismos como observador las diferencias entre pobres y ricos lejos de disminuirse se han acrecentado y, tras la crisis económica, el principal reto que enfrenta el país es controlar el desempleo que, por primera vez en la historia, superó el 6% en 2009.
Otro de los grandes desafíos que tiene Taiwan es detener la decreciente tasa de natalidad en el país, que es la más baja del mundo: 1.1, frente a una media mundial de 2.7. Muchos no quieren casarse, quienes se deciden lo hacen más tarde y cada vez es mayor el número de parejas que no quiere tener hijos. La mayoría de las mujeres trabaja y considera que no tiene tiempo disponible para criar, lo cual ha llevado a un envejecimiento paulatino de la población.
>HYP< UNA NUEVA RELACIÓN >HYP SP<
Una de las transformaciones más importantes en la vida taiwanesa de los últimos años proviene, sin embargo, del nuevo carácter que han adquirido las relaciones entre las dos Chinas. Después de más de medio siglo de tensión, el retorno al poder del Kuomintang, el partido de Chiang Kai-shek, de la mano de Ma Ying-jeou partidario de la distensión en las relaciones con China continental, ha aberto un proceso de acercamiento con un enfoque netamente pragmático. ‘Se han dejado de lado las discrepancias políticas e ideológicas para empezar a pensar qué podemos hacer de lado y lado por el bien de la población en los dos extremos del Estrecho de Taiwan’, afirma el embajador en Panamá Simón Shen-yeaw Ko. ‘En los últimos dos años se firmaron 11 acuerdos bilaterales que incluyen temas como transporte aéreo y marítimo, turismo, cooperación financiera y un acuerdo postal’, agrega. Como consecuencia de ello, fue posible por ejemplo reiniciar vuelos directos entre la China continental y Taiwan y reducir la duración de un viaje Taipei-Shangai de 8 horas a 80 minutos. Hoy un millón de taiwaneses vive en China continental, seis millones se mue ven anualmente de lado a lado de la frontera y hay más de 500 vuelos semanales directos entre Taiwan y China. Ambos gobiernos avanzan exitosamente en la negociación de un acuerdo marco de entendimiento (ECFA por sus siglas en inglés) para regular sus relaciones económicas, el cual se espera firmar este año y que sea ratificado el próximo por las respectivas asambleas.
‘En el plano internacional también hemos cambiado de estrategia’, asegura el embajador. ‘Hemos decidido concentrar nuestros recursos en consolidar las relaciones diplomáticas que ya tenemos y buscar la participación en la ONU y sus organismos como observador’, en lugar de seguir insistiendo en ser reconocidos como estado miembro. ‘La comunidad internacional ha visto con buenos ojos esta nueva política de no continuar con la lucha diplomática y optar por una tregua’, agrega.
Sin embargo, el principal obstáculo para lograr un acuerdo total continúa siendo, en el sentir de los taiwaneses, el hecho de que China continental no reconozca la soberanía de Taiwan y continúe considerándola una de sus provincias. Es por eso que a pesar de que China quiere avanzar más rápido en los acuerdos económicos y comerciales, ante el temor de que el gigante pueda terminar comiéndoselos, los taiwaneses prefieren andar con más prudencia. ‘Los chinos pueden darnos todo, pero lo único que no están dispuestos a darnos es la soberanía’, asegura un funcionario taiwanés. Y ésa, a pesar de los enormes avances, sigue siendo la principal piedra en el zapato.