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- 18/12/2019 00:00
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El matrimonio es una institución que ha sido evitada por las generaciones X (nacidos entre 1972-1982) y millennials (nacidos entre 1982-1999) en los últimos años. Ya sea por explorar nuevos horizontes, dedicarse a un trabajo que les apasione o simplemente ser pareja sin compromisos serios, los jóvenes del milenio dedican mayor tiempo y esfuerzo a su crecimiento personal que a construir las bases de una familia convencional.
Según registros de la Contraloría General de la República, en 2018 hubo 11,112 matrimonios, una disminución importante en comparación con el 2017, cuando se registraron 13,360. Sin embargo, esto fue ensombrecido por el divorcio, que cobró 4,558 parejas, un aumento de 88 más que en 2017, cuando sumó 4,470.
La tendencia de acabar sin un “felices para siempre” ha tenido repercusión en la juventud actual, al punto de que se han recluido en su propia burbuja de individualismo y soltería por elección o falta de confianza.
Asimismo, las relaciones interpersonales se han convertido en un campo de batalla por la lucha de conseguir una pareja o un amigo estable.
El sociólogo José Lasso enfatiza que “los aspectos de esta generación se refieren a no establecer compromisos y mantener el máximo de acumulación para el consumo”.
Es decir, los nuevos adultos están comprometiéndose más con su carrera laboral que en relaciones más allá de uniones informales. La realización de planes a corto y mediano plazo les atrae a un mayor grado que el compromiso legal, y en algunos casos religioso, de un lazo matrimonial.