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- 07/10/2022 00:00
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Netflix sabía lo que hacía desde que lanzaron el tráiler de Blonde. En junio de este año, la cinta empezó a recibir una horda de críticas y comentarios negativos por parte del público. Aún así, la película se estrenó como se planificó desde un inicio, el 28 de septiembre.
Blonde cuenta la historia de uno de los íconos más importantes de la pantalla grande, inspirándose en la obra homónima nominada al Pulitzer en 2001 de la autora Joyce Carol Oates, que a su vez es un relato ficticio de la vida privada de la actriz.
En el filme hay claras divisiones entre las facetas de la artista; por un lado está Marilyn Monroe, la glamurosa actriz y símbolo sexual de la década de 1950. Por el otro, está Norma Jeane (Ana de Armas), una mujer inteligente, sensible y hogareña con amor por la actuación, pero desdén por las luces y lujos de Los Ángeles, la parte humana de la intérprete. La cinta hace hincapié en que Norma ve a Marilyn como un rol que interpreta en su vida de “estrella”, pero en realidad no se siente representada por ella. Sin embargo, durante la producción, ambas identidades se entrelazan y mezclan entre sí.
Durante las dos horas y media de la película se muestran los abusos y traumas que vivió desde la infancia con su madre, Gladys (Julianne Nicholson), y a lo largo de su carrera por parte de la prensa, su equipo de trabajo e incluso parejas sentimentales, hasta su muerte. “Quiero contar la historia de Norma Jean como figura central del cuento, una huérfana perdida en el bosque de Hollywood, consumida por el gran ícono del siglo XX”, explicó el director de la cinta, Andrew Dominick, a la revista Screen en 2010, objetivo que en efecto logró.
A pesar de los aspectos criticables en la historia, la cinematografía y las actuaciones del elenco fueron impecables para los expertos. Según la crítica en consenso en el portal Rotten Tomatoes, aunque la actuación de Ana de Armas la hace imposible de no ver, es una película que roza la línea de la crítica de la explotación a la vida de Monroe, y la contribución a ella.
Con una calificación de 43% basada en 256 críticas en la página web, las visiones de expertos hacia este filme polarizante están divididas. El público en redes sociales se mantiene firme en su posición, considerando la cinta una experiencia desagradable e irrespeto al legado de Marilyn.
Y es que Blonde transmite al espectador una sensación de disconformidad. Desde la primera escena, cuando se recitan los diálogos iniciales entre Gladys y Norma Jeane en el auto camino a casa, se sabe que nada saldrá bien. Al retratar la conversación entre ella y el exatleta (Joe DiMaggio, interpretado por Bobby Cannavale) en el restaurante, o Norma tropezando y cayendo de pecho en la casa de playa, para la audiencia es inquietante pero imposible dejar de mirar.
La película está compuesta por escenas de shock value que parecen no tener fin, casi convirtiéndola en la trama del filme; y también contiene momentos donde invita a sentir lástima o tristeza por Norma, quien es subestimada intelectualmente por la mayoría de los personajes en su trayectoria como artista y vida personal, claramente convirtiéndola en una mártir. Y al final, la historia de Norma Jean tiene una sola dimensión: el constante sufrimiento como intento de humanización.
Tal vez es que para la autora del libro y el director de la película la historia del ícono es así de deprimente. Blonde parece querer criticar el encasillamiento mediático y los estereotipos que se forzaban en Marilyn durante su carrera como actriz, pero comete el mismo error en el proceso, excepto que en vez de mostrarla como una “rubia explosiva”, la transforman en una víctima indefensa incapaz de ver más allá de su trauma, cuando la realidad no era así.
Monroe mencionó en su última entrevista, 'Last Talk With a Lonely Girl: Marilyn Monroe' para la revista LIFE en 1962, que quería ser recordada como una artista con integridad, no una burla.
Mientras que historiadoras culturales como Sarah Churchwell y Lois Banner coinciden en que la rubia fue partícipe activa en las decisiones tomadas en su carrera, ideando estrategias de publicidad, haciendo networking con periodistas de prensa rosa e incluso creando su propio estudio de filmación a finales de su trayectoria, donde tuvo la oportunidad de tener total control sobre su imagen.
“El mayor mito es que ella era tonta. El segundo, que era frágil. El tercero, que no pudo actuar. La rubia tonta era un papel –¡era actriz, por el amor de Dios!–. Una actriz tan buena que ahora nadie cree que ella fuera otra cosa que lo que retrató en la pantalla”, escribió Churchwell para su obra The Many Lives of Marilyn Monroe.
¿Es que no vale la pena contar esto? No es necesario crear conflictos ficticios en la vida de la estrella. Marilyn pasó por abuso y trauma real a lo largo de su vida, lo que en su mayoría no es representado en Blonde.
“Sabía que pertenecía al público y al mundo, no porque tuviera talento, o fuera hermosa, sino porque nunca fui parte de algo anteriormente. El público era la única familia, el único príncipe azul y el único hogar con el que alguna vez pude soñar”, declaró para su autobiografía Mi historia, publicada 12 años después de su desaparición física.