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- 28/04/2023 00:00
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Riqueza de gran valor natural y económico, así es considerado uno de los sitios más importantes del país y una joya verde poco valorada por los pobladores de la provincia de Bocas del Toro, al oriente de Panamá. Se trata del humedal de importancia internacional San San Pond Sak; fábrica de vida, productor de oxígeno y fortuna valiosa para la salud y el bienestar de las presentes y futuras generaciones.
Este humedal está ubicado en el distrito de Changuinola, forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap) y es catalogado como Sitio Ramsar No. 611.
Estos lugares son considerados humedales protegidos por su biodiversidad, es decir, uno de los ambientes más productivos del mundo y refugio de otro tipo de plantas y animales en conjunto.
En sus ríos se encuentra el manatí, un mamífero acuático que está en peligro de extinción. En las arenas de sus costas desovan las tortugas marinas, y muchas aves han encontrado en sus bosques un hogar permanente, otras lo utilizan como santuario temporal para alojarse y alimentarse antes de llegar a su destino final.
Sin embargo, esta área protegida presenta amenazas a su integridad estructural y funcional, entre ellas, la contaminación por plaguicidas, mal manejo y administración del área, y por los planes de construcción de proyectos hidroeléctricos en la cuenca del río Changuinola, ya que este tipo de infraestructuras alteran el régimen hídrico o el balance necesario para mantener la integridad ecológica del humedal.
Especies emblemáticas han elegido este humedal como su hábitat, ya sea en forma permanente, como el manatí, o de manera temporal, como las tortugas marinas que anidan en sus playas y atraen a los turistas.
De las siete especies de tortugas marinas que existen a nivel mundial, cuatro de ellas llegan a desovar a las playas del humedal San San Pond Sak, indicó el Lic. Jossio Guillén, coordinador regional de la iniciativa Reforestando Centroamérica (Refca) en Panamá.
El saqueo de sus nidos y su caza para la comercialización clandestina de su carne y huevos, son las principales amenazas que enfrentan las tortugas, pero en el humedal se desarrolla un proyecto anual de un vivero artificial para reubicar los nidos y garantizar la eclosión de las cuatro especies.
Proteger las tortugas marinas es esencial para tener un océano saludable, así como mantener el equilibrio en el ecosistema. Combatir otra amenaza supondría una disminución significativa para todas las especies que dependen de los parches de pastos marinos para sobrevivir. Y si una parte del ecosistema se pierde, eventualmente seguirá el resto.
Ante estas amenazas, dentro del área protegida se desarrollan distintas actividades que promueven la concienciación, conservación y protección del humedal, y algunas organizaciones trabajan arduamente por la educación ambiental.
Un equipo multidisciplinario de investigadores desarrolló un sistema de monitoreo que ayuda a determinar los movimientos locales y regionales del manatí, mediante el uso de hidrófonos y algoritmos, que permite detectar en tiempo real los sonidos que hacen estos animales bajo el agua para comunicarse entre sí.
El equipo lo integran cuatro miembros del Sistema Nacional de Investigación (SNI) de la Senacyt: el Dr. Fernando Merchán, especialista en procesamiento de señales e imágenes y docente de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la UTP; el Dr. Héctor Guzmán, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI); el Dr. Héctor Poveda, coinvestigador, especialista en Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC); y el Dr. Javier Sánchez-Galán, coinvestigador, especialista en TIC y miembro del Centro de Producción e Investigaciones Agroindustriales (Cepia) de la UTP.
El Dr. Guillaume Ferré de la Escuela Nacional Superior de electrónica, informática, telecomunicaciones, matemáticas y mecánica de Burdeos (Enseirb Matmeca), Francia, también forma parte del grupo de investigadores.
“Evaluar manatíes en Panamá es como trabajar en completa oscuridad: no puedes contar lo que no puedes ver”, expresó el Dr. Guzmán.
En Panamá, el manatí está protegido por el Decreto No. 23 de 1967 y está catalogado como especie en peligro de extinción por la Resolución DIR-0002-80 de 1980 (actualizada 2017).
Este sistema de monitoreo es utilizado en el proyecto “Misión Manatí”, que tiene por objetivo brindar información científica a los tomadores de decisiones sobre la conservación y manejo de esta especie, así como educar y promover el interés público en la protección y conservación de mamíferos y áreas amenazadas, promoviendo el desarrollo del ecoturismo en áreas protegidas y comarcales.
Los manatíes contribuyen a mantener el equilibrio de la vegetación en los ecosistemas y su salud es un indicador del bienestar marino y ecológico en general.
Estos seres tan impresionantes y vulnerables fueron avistados hace más de 500 años y confundidos con sirenas, por los marinos de las expediciones que realizó Cristóbal Colón. Durante siglos se mataron cientos de manatíes para servir como alimento. Hoy se enfrentan a nuevos desafíos para su supervivencia, como la contaminación y las colisiones con botes.
“Incentivamos a las autoridades correspondientes y a los bocatoreños para que tomen en serio el papel de coadyuvar a proteger esta especie, involucrándose en respaldar las acciones de Misión Manatí como las que hemos ido desarrollando en más de 24 meses, con el ánimo de despertar el interés y conocimiento de esta especie ante la falta de atención de los locales”, enfatizó el científico Héctor Guzmán.
Es importante la concienciación de la población a nivel nacional y en especial aquellos que viven en áreas aledañas al humedal, pues la riqueza natural que este posee beneficia a las personas y sus ecosistemas únicos generan ingresos por el turismo.
Estos beneficios están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, porque abarcan los medios de vida sostenibles, poblaciones saludables, ecosistemas prósperos y el fortalecimiento de las economías.
Por su parte, Jossio Guillén, de Refca, señaló “nos caracterizamos por desarrollar principalmente el tema de reforestación, pero hemos diversificado, realizando diversas acciones puntuales que aporten a la educación ambiental de los ciudadanos bocatoreños, como una forma de aumentar el conocimiento ante una sociedad que carece de la temática ambiental”.