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Orígenes del castillo de San Lorenzo y del poblado de Chagres
- 03/03/2023 00:00
- 03/03/2023 00:00
El trabajo de los arqueólogos para reconstruir los hechos del pasado es como leer un libro comenzando desde la última página hacia la primera.
“El final es donde estamos parados en el presente y la prospección es como ojear el libro, es agarrar primero unas hojas para tener una idea de cómo se puede leer”, dice el profesor asociado de la Universidad del Norte de Barranquilla, Juan Guillermo Martín, arqueólogo que forma parte del equipo que ejecuta una investigación científica multidisciplinaria sobre los orígenes del castillo de San Lorenzo y del poblado de Chagres, en la provincia de Colón.
El castillo de San Lorenzo El Real de Chagres es una edificación militar que fue construida en diferentes etapas durante la época colonial. Originalmente constaba de una plataforma marina diseñada y construida por el ingeniero militar Bautista Antonelli entre 1595 y 1610, en la punta de un acantilado al nivel del mar. Debido a las condiciones ambientales y a la falta de mantenimiento se destruyó. La segunda versión, construida en la década de 1650 sobre la cima del peñón, fue destruida por el corsario inglés Henry Morgan en 1671. La tercera versión del castillo la diseñó y empezó a construir Antonio Fernández de Córdoba en 1672.
Con cada reconstrucción, el poblado de Chagres, conformado mayoritariamente por afrodescendientes, familiares de la guarnición y esclavos que servían al castillo, se iba desplazando. Para 1672 Chagres se reubicó detrás y al oriente de la fortaleza.
El castillo que se observa hoy es la cuarta versión y se construyó en la década de 1760. Es un monumento histórico nacional, Patrimonio Mundial de la Unesco, y está siendo restaurado por el Ministerio de Cultura de Panamá. Cerca del castillo hay edificaciones estadounidenses del siglo XX relacionadas con la defensa del Canal de Panamá.
El Dr. Tomás Mendizábal, arqueólogo, miembro del SNI e investigador del Centro de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Culturales (Cihac AIP) lidera el proyecto interinstitucional “Los orígenes del castillo de San Lorenzo y del poblado de Chagres en el Caribe panameño”, financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt).
Entre los objetivos de esta investigación están: la obtención de nuevos datos arqueológicos, geofísicos y documentales del castillo de San Lorenzo y el poblado de Chagres. Se investigó en campo en el patio de armas, el glacis y la batería externa de la cuarta fortaleza, ya que esta enterró y cubrió tanto el tercer castillo como el pueblo de Chagres.
“El proyecto comenzó en septiembre de 2022 con la recopilación de datos históricos de entre 1650 a 1700 en el Archivo General de Indias, en España. Este trabajo lo hizo la doctora panameña Linneth Suira, que está en la Universidad de Sevilla. El trabajo de campo arrancó en diciembre de 2022 con las investigaciones geofísicas que hicimos con el Dr. Alexis Mojica, de la Universidad Tecnológica de Panamá, y las labores de arqueología en campo comenzaron el 10 de enero de 2023”, detalla el Dr. Mendizábal.
Los arqueólogos abrieron dos frentes: excavaron en el foso de la tercera fortaleza de San Lorenzo y afuera del castillo, comenzaron los trabajos de prospección para ubicar y delimitar el poblado de Chagres.
Dentro del foso excavado del tercer castillo, con una profundidad aproximada de poco más de dos metros, se aprecia una capa superficial de caliche, que se estima que fue usado para tapar el foso y tener un patio de armas para rodar la artillería del último castillo. Al fondo están los sedimentos que se acumularon naturalmente en los 90 años que el foso estuvo abierto entre las décadas de 1670 y 1760.
“Aquí esperábamos encontrar artefactos arqueológicos de esa burbuja de tiempo, que nos hablaran de la vida cotidiana de la guarnición de soldados que estaba en el fuerte, pero lastimosamente el relleno estaba bastante limpio”, cuenta Mendizábal.
“Este foso tiene unos 12 metros en su parte más ancha en este sector, donde estaba el puente de acceso. El foso cruzaba de canto a canto del acantilado donde estaba situado el castillo. Detrás de mí estaba uno de los baluartes y la cortina que lo unía con el otro. Arriba, habría tenido un acabado de mampostería donde habrían estado los parapetos, los merlones y las troneras para la artillería que apuntaba hacia afuera del castillo. Más allá, quizás estaban las oficinas, el cuartel de la tropa, la casa del castellano y cualquier otro depósito de municiones. Todo eso, lo más probable, es que haya sido demolido cuando construyeron el castillo actual”, relata Mendizábal.
En la mitad del foso encontraron una base de calicanto, de mampostería, piedra y mortero de cal de arena, que fue construida sobre el relleno del foso, quizá para sostener el asta de la bandera del cuarto castillo.
Fernández de Córdoba tenía la instrucción de agrandar el castillo, y este se fue expandiendo poco a poco. Tras su muerte, ya se habían adelantado los trabajos de excavación del foso afuera y la construcción de uno de los baluartes de un nuevo hornabeque. Esas obras se aprovecharon para construir el cuarto castillo.
El pueblo de Chagres se fue desplazando en la medida que el castillo fue creciendo. El último emplazamiento estaba a orillas del mar, en la desembocadura del río Chagres.
Los investigadores buscan evidencias superficiales y debajo de la superficie, analizan las capas que configuran los depósitos arqueológicos, y verifican anomalías magnéticas que aparecieron en la prospección geofísica.
La extensión del pueblo no estaba muy clara y no había mucha documentación. “La única estrategia es adentrarse en la jungla y desarrollar un sistema de muestreo. Cada 20 metros hacemos sondeos que nos permitan dar cuenta de la distribución precisa de este antiguo poblado”, explica Juan Guillermo Martín.
La zona detrás del castillo tiene una vegetación densa y la humedad es implacable. En algunos puntos, nos hundimos en el lodo. Observamos fragmentos de vidrio y algunas rocas como vestigios estructurales.
“Hemos encontrado indicios del pueblo, estructuras y basuras que dejaron los antiguos pobladores antes de desplazarse hacia Nuevo Chagres, entre ellas, lozas inglesas, fragmentos de gres y de botellas de vidrio, y morteros que se usaban para preparar medicinas”.
Jean-Sébastien Pourcelot, gerente de investigación del Museo del Canal Interoceánico, lidera la prospección arqueológica del pueblo de Chagres entre el siglo XVIII y el siglo XX, cuando la población fue expulsada por los estadounidenses en 1916 y se mudaron a unos 7 km de distancia.
“Sabíamos que el pueblo estaba ubicado cerca de una quebrada que desemboca justo en el peñón de San Lorenzo, y a lo largo de esta, estaba la mayor concentración de casas. En una prospección inicial con Tomás Mendizábal, en diciembre pasado, ubicamos la quebrada y la zona donde estuvo el pueblo”, indica Pourcelot.
“Esta es una plataforma de mampostería en donde posiblemente hubo una vivienda ubicada encima de ella”, explica Pourcelot. En otros puntos hay una piedra con coral que está incrustado en un pedazo de mortero, y una estructura de piedra que pudo ser un muro para contener el talud.
También hay evidencias de columnas de las casas. Señalando un pequeño hoyo, Pourcelot indica que se tomarán muestras para conocer el tipo de madera que usaron. Cerca del área también hay una estructura estadounidense con una inscripción en inglés.
El proyecto debe completarse en 18 meses. El 10 de marzo culmina la fase de excavación y prospección. En la segunda fase se analizarán los materiales obtenidos en los laboratorios del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y, a la vez, Guillermina De Gracia, del Centro Regional Universitario de Coclé de la Universidad de Panamá y becaria de la Senacyt, investigará sobre la memoria oral con las personas de Nuevo Chagres, descendientes de los habitantes que vivieron junto al castillo hasta 1916.
Los hallazgos del proyecto potenciarán el turismo y apoyarán la nominación de San Lorenzo como parte de la “Ruta Colonial Transístmica de Panamá” como patrimonio mundial ante la Unesco.
La Dra. Marixa Lasso, directora del Cihac, concluye que este tipo de proyectos que combinan investigación, desarrollo y turismo son muy importantes para Panamá porque impulsan el desarrollo a través de la economía del conocimiento. “Es otra manera de enriquecer la oferta turística con un contenido nuevo”.