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- 14/07/2024 00:00
- 13/07/2024 17:12
Cada 29 de julio es difícil para la familia Santamaría. A las 12:00 m. de ese día en el 2004, Sabino Rivera Santamaría, de 42 años, perdió la vida tras pisar un explosivo enterrado en el abandonado polígono de tiro de Piña, en la Costa Abajo de Colón. Una de sus familiares, su hermana Cecilia Soto Santamaría relató lo sucedido al fotógrafo, Alfredo J. Martiz J. y cómo ese suceso impactó a su familia.
La conversación que ambos sostuvieron forma parte de la muestra artística denominada ‘Bombas no detonadas’, una intervención con fotos y un video del también arquitecto panameño Martiz J., como resulto de la Residencia Artística FARO 2024. Se presenta en la sala ‘Ruta por la soberanía 1903-1964’ del Museo del Canal Interoceánico.
La inauguración fue el jueves, 11 de julio en la Residencia. Alfredo J. Martiz J. compartió con la audiencia su proceso creativo de su proyecto ‘Bombas no detonadas’. Se le veía y escuchaba visiblemente afectado cuando compartía con la audiencia su encuentro con la tragica historia de la familia Rivera Santamaría, historia que repite en otros panameños afectados por estas áreas contaminadas.
FARO es el programa anual de residencias artísticas del Museo del Canal, diseñado para apoyar a artistas emergentes y de mediana carrera en la Ciudad de Panamá. La iniciativa busca establecer un diálogo entre los artistas y el museo, sus colecciones y la historia de Panamá, promoviendo así un entorno de investigación, experimentación y producción artística. El Museo del Canal busca fortalecer el entorno artístico local y facilita la creación colectiva de conocimiento, incentivando nuevas formas de mirar con enfoque crítico hacia la historia y el patrimonio cultural panameño.
Cuando Martiz realizó un recorrido por la sala ‘Ruta por la soberanía 1903-1964’ pudo observar objetos relacionados con municiones no detonadas. En esta sala se explica ‘El proyecto San José’, el cual hace docencia de cómo el 6 de enero de 1944, Panamá autorizó a los Estados Unidos ocupar la isla de San José, ubicada en las periferias de la Zona del Canal como un sitio de prueba de armas de guerra. El proyecto terminó en 1947, pero en la isla quedaron municiones sin detonar hasta el 2017.
“Vi objetos que me conectaron con un sobre que tenía y el título es ‘Bombas no detonadas’. Al ver la exhibición en sala con las municiones no detonadas y ver el vídeo de San José es lo que me motivó a presentar la propuesta en la residencia artística. Pero mi principal interés fue la posibilidad de colaborar con un equipo de investigación que guarda la memoria del país”, dijo a La Estrella de Panamá.
Su proyecto, ‘Bombas no detonadas’, utiliza como eje narrativo el legado de las municiones no detonadas del proyecto San José, para explorar la constante amenaza militar de la época y sus repercusiones socioeconómicas, diplomáticas y psicológicas en las relaciones entre los Estados Unidos y Panamá. Para el Museo de Canal, este “enfoque reflexivo permite a los visitantes del museo abordar la historia de Panamá desde una perspectiva renovada y crítica”.
La propuesta de Martiz se desarrolla en tres etapas: investigación, producción y entrega. Durante la investigación, el artista realizó consultas a archivos documentales y entrevistas con miembros del equipo del Museo del Canal, así como con otras fuentes relevantes. “La producción involucró la deconstrucción visual del material recolectado para crear híbridos gráficos que dialogan con diversos elementos históricos. Finalmente, la etapa de entrega se centró en la producción y montaje de las piezas finales en la sala de exhibición”, detalla una nota de prensa.
Es un tema que no se ha resuelto, consideró Martiz J., ya que cuando se estaba haciendo el proceso de reversión de las bases militares a Panamá, el gobierno de los Estados Unidos expresó que, solamente iban a hacer la limpieza de los polígonos hasta donde fuera factible.
“No hicieron una limpieza a fondo, es decir profunda. Ellos tienen sus argumentos, [entre ellos] que eso implica un impacto ambiental extremo. Panamá dijo que no aceptaba ese argumento y el hecho de que hayan quedado municiones, es un aspecto que llega a hacer la no conformidad de parte de Panamá”, sentenció.
El polígono de Piña, en Colón, por ejemplo, puntualizó el artista, no ha sido limpiado. También está el de Balboa Oeste, que está al frente de Gamboa, que debe tener todavía algo de municiones. Se hizo una limpieza en el polígono de Emperador cuando se estaba realizando la construcción de las esclusas de Cocolí.
Una vez se realiza un entrenamiento con material bélico en un territorio, esa área queda contaminada de por vida y no es recomendable que se haga uso civil de ese espacio. “Según las fuentes, que he consultado, sobre las muertes que se han dado producto de esto, en algunos casos, se han mencionado unas 30 personas, pero no tengo una cifra clara, específica sobre la cantidad de muertes”.
Para el artista, una forma de que este capítulo se cierre, primero deben darse acercamientos entre ambos gobiernos y llevarlo a una mesa de negociaciones. Además de ayudar a las familias que hayan sido afectadas. “Hay personas que siguen ingresando en los polígonos en Piña. En los polígonos que quedan al oeste hace un mes encontraron a una persona que ingresó para cazar venado y lo agarraron con su cuchillo y escopeta. Siempre está la amenaza. Hay que entender que la ´mancha humana’ se acerca cada vez más a los límites del polígono”, concluyó el artista, para que pérdidas familiares como las de los Soto Santamaría en 2004 no vuelva a ocurrir.