“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
- 30/06/2024 01:00
- 29/06/2024 17:03
Periodistas de Panamá, Costa Rica y Nicaragua experimentaron por dos semanas la riqueza natural, histórica y religiosa de Indonesia, el mayor archipiélago del mundo ubicado en el sudeste de Asia. El primer aterrizaje, después de 23 horas de vuelos, fue en Bali, donde se realizaba una feria Bali and Beyond Travel Fair (BBTF) en la que no solo se debatió el presente y el futuro de la industria sin chimenea del país, sino que arrojaron datos sobre sus aportes económicos.
La gira, ofrecida por la embajada de Indonesia en Panamá y en la que participaron representantes del sector turístico panameño, inició en la feria de turismo que se realizó en un hotel resort. Allí, en las orillas del océano Índico se habló del aporte del turismo a Indonesia que alcanza el 4.1% del Producto Interno Bruto y emplea a más de 22 millones de personas. Solo en Bali llegan unos 10 millones de turistas por año o, por lo menos, fue el cálculo de la guía turística, Santiaga, que acompañó al grupo de centroamericanos, durante los primeros cinco días de la travesía por el país asiático.
Bali es una de las islas que conforman el inmenso archipiélago y, en medio de su desarrollo de infraestructura turística de playa, hay zonas en las que el tiempo parece no haber transcurrido, pero que se suman a los atractivos que ofrecen al visitante. Transitar sus congestionadas calles ofrece un panorama lleno de colores en la que pequeños reductos boscosos se mezclan con modernas estructuras de cemento que albergan locales comerciales. La conservación y el respeto por la naturaleza forma parte del ADN como la religión.
Indonesia es un país mayoritariamente musulmán, pero se profesan otras religiones como el budismo, el hinduismo y el cristianismo, y en cada una hay una historia de siglos relacionadas con distintos procesos de colonizaciones que han sido elementos claves para el desarrollo del turismo porque - como lo explicó el viceministro de Relaciones Exteriores de ese país, Pahala Nugraha Mansury, durante la inauguración de la feria, el turismo “es un sector que requiere constante innovación y que la diversificación es clave para lograr una mayor competitividad”.
Las playas, la religión y la cultura balinés, sin duda, se ajustan a esta premisa. El primer día en Bali, el grupo de centroamericanos visitó el templo hinduista Uluwatu y, aunque no se pudo entrar al templo, la sola presencia en el lugar es una experiencia espiritual y una conexión con la naturaleza, pero ¡tenga cuidado con los monos!. La primera advertencia de peligro que recibimos en Bali, donde poco se observan policías en las calles, es que los monos “son ladrones”.
La “inseguridad” es hasta divertida. Ver a un mono arrebatarle las gafas o cualquier utensilio a un turista más que enojo genera risa y muchos han sido víctimas. Santiaga, nuestra guía, ha sido testigo.
La zona es un acantilado que tiene de fondo el océano Índico y que todas las tardes se realiza la danza de Kechak, también conocida como el canto del mono o como la denomina la guía: ‘la danza de Romeo y Julieta versión Bali’, que se practica desde 1930, en el que el único instrumento musical son las cuerdas vocales. El baile, de origen sagrado, es seguido por un coro de más o menos 70 personas que al unísono emiten sonidos que, entre otros aspectos, simulan el aullido de los monos.
La diversificación de los destinos turísticos es importante para los indonesios no solo para ampliar la base de potenciales turistas, sino también para garantizar el desarrollo local y así lo dejó saber el viceministro Pahala Nugraha Mansury, durante la inauguración de la feria.
La diversificación de la que habló el viceministro lleva a almorzar en el parque cultural Garuda Wisnu Kencana, donde se encuentra la imponente estatua del mismo nombre con una altura de 121 metros y a cenar en uno de los restaurantes de la playa de Jimbaran, donde el plato preferido es, sin duda, el marisco que puedes saborear en una mesa sobre la arena con el sonido de las olas de fondo y música indonesia.
Pandawa es otra de las playas en la que los turistas no solo pueden disfrutar del sol y la cálida agua del océano Índico, sino de la cultura y la amabilidad de los balinés. Y si lo que desea es realizar compras, también hay opciones. Desde pequeños centros comerciales, venta de artesanos hasta el centro de fabricación de joyas de plata, en el que pueden encontrar toda clase de prendas y ver el proceso de trabajar el mineral.
La oferta turística en Bali es diversa y cada esquina es el escenario perfecto para una postal de recuerdo. Los lugareños se caracterizan por construir pequeños templos hindúes que se observan en cada recorrido a la largo de las estrechas calles que conducen a los distintos destinos turístico como en la zona donde se cosecha el famoso café, cuyos granos son excretados por civetas, un pequeño mamífero parecido a un gato. Aunque el mundo conoce el café con el nombre de kopi Iuak, kopi luwak o café de civeta, nuestra guía ironizaba al llamarlo “pupú de gato”.
Hay centros que ofrecen la experiencia de conocer el animal, así como el proceso de recolección y preparación del café, y de saborearlo. En el centro se puede comprar los paquetes de café en grano y molido.
El grupo de centroamericanos también tuvo la oportunidad de visitar el volcán Batur que es otro de los atractivos turísticos de Bali que se puede observar desde un mirador o almorzando o cenando en uno de los restaurantes del sitio. La experiencia también incluyó conocer uno de los pueblos autóctonos de Bali, en la que rodeado de inmensos ficus se instalan mesas para ofrecer uno de los platos preferidos de los indonesios: pato que es servido de diversas maneras y chicha hecha a base de flores.
Durante la estadía en Balí, antes de partir para los otros dos destinos que incluyeron la gira o el “famtrips”, participamos en una rueda de prensa con el ministro de Turismo y Economía Creativa, Sandiaga Salahuddin Uno, quien nos dio la bienvenida junto con el embajador de Indonesia en Panamá, Sukmo Harsono, y habló de la importancia de estos encuentros que, sin duda, tiene sus réditos para el sector turístico de Indonesia. El año pasado, la visita de centroamericanos al país asiático aumentó en un 35% y el ministro espera ampliar el acceso al mercado turístico y al mismo tiempo mantener la existencia del destino “más allá de Bali”. Yogyakarta y Yakarta fueron los otros dos destinos del “famtrip”, en la que también hay historias vividas y para contar.