“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
Feminismo y sufragismo, inicios de la búsqueda de paridad en Panamá
- 23/07/2023 00:00
- 23/07/2023 00:00
Sin duda, la reivindicación de los derechos humanos de la mujer en Panamá es una lucha social y generacional que todavía está lejos de terminar. A pesar de los avances logrados tras décadas de protestas y llamados a la equidad entre hombres y mujeres, los conflictos de la actualidad no son tan diferentes a aquellos que iniciaron en la década de 1920.
En la actualidad son numerosas las agrupaciones de mujeres que exigen inclusión en las diferentes esferas públicas, especialmente la política, mediante leyes. Pero en las primeras décadas del siglo pasado, fueron las integrantes del colectivo feminista Renovación, que luego se transformaría en el Partido Nacional Feminista, quienes tomaron la bandera de esta misma causa social.
Como se registra en el imaginario nacional colectivo y en los diferentes libros de historia, los espacios políticos, desde el voto, el debate en la toma de decisiones hasta las postulaciones para cargos oficiales, eran reservados exclusivamente para los hombres, mientras que a las mujeres tradicionalmente se les era delegado el ámbito doméstico, sin voz ni voto.
El documental Historia del movimiento feminista panameño, presentado en el Auditorio del Tribunal Electoral el pasado 20 de julio se expande en el logro del voto femenino y los derechos políticos y laborales de las mujeres en el istmo, así como la actualidad del feminismo en Panamá.
“La política panameña, como la de muchas partes, tiene raíces patriarcales. Cuando en este país surgen los primeros partidos políticos las mujeres no éramos parte de ellos y en el nacimiento de la república, las mujeres no éramos ciudadanas y no estábamos en la codificación de la negociación partidaria”, explica Elia de Tulipano, del Foro Nacional de Mujeres en Partidos Políticos (Fonamup), dentro del documental.
Sin embargo, al año de la creación de la república los gobernantes, especialmente los políticos liberales, tomaron en cuenta la colaboración entre hombres y mujeres para el avance óptimo de la sociedad panameña.
De esta manera las primeras mujeres panameñas son enviadas al extranjero para estudiar carreras universitarias y es fundada la Sociedad Nacional para el Progreso de la Mujer, por necesidad del Estado panameño.
Elida Campodónico de Crespo, Clara González de Behringer y Esther Neira de Calvo fueron algunas de las que tuvieron la oportunidad de formarse en Estados Unidos u otros países del continente europeo. Luego ellas mismas se convertirían en líderes en la lucha de los derechos humanos femeninos, después de estar en contacto con los movimientos feministas y sufragistas de los países en donde estudiaron.
Según la historiadora Yolanda Marco, esto se debe al cambio de mentalidad de las panameñas al encontrarse con una nueva percepción de la mujer fuera del país y la región, además de verse inspiradas por los propios movimientos del sufragio femenino que en ese momento ocurrían en Estados Unidos y Europa.
“Existen dos corrientes del feminismo en Panamá, una sería la Sociedad Nacional para el Progreso de la Mujer y pero hay otra corriente que da lugar al Partido Nacional Feminista, que nace desde adentro y tiene contacto con los anarquistas, socialistas y en la década de 1930, también con el comunismo”, señala esta experta.
Otros movimientos sociales como el primer sindicato obrero y la primera federación estudiantil nacen junto al Partido Nacional Feminista, apoyados de la ideología comunista. Marco comenta que no es casualidad que estas causas hayan surgido juntas en el país, pues están “muy relacionadas”.
Con la llegada de los obreros estadounidenses al Canal de Panamá, quienes formaron sus propios colectivos anarquistas y socialistas, inspiraron al movimiento obrero del istmo. Las mujeres estadounidenses también tuvieron gran influencia en las panameñas de todas las clases sociales, porque para las mujeres nacionales, las estadounidenses eran distintas a ellas y en muchos casos superiores.
“Claro que [las mujeres estadounidenses] influyeron, porque eso rompe estereotipos y abrieron la mente a otras posibilidades. Las mujeres panameñas y estadounidenses tuvieron varios tipos de relaciones y un grupo de feministas estadounidenses de la Zona del Canal colaboró con el Partido Nacional Feminista”, dice Marco.
Al graduarse Clara González como la primera abogada panameña, creó el grupo feminista Renovación, y en 1923 se celebró el primer Congreso Feminista Nacional de Panamá en el que nace el Partido Nacional Feminista, siendo reconocido como tal por los demás partidos del país. González fue elegida como su presidenta y también como candidata para una curul en la Asamblea Nacional, sin embargo, no se permitió que esta concurriera a las elecciones nacionales.
El movimiento feminista en ese momento fue apoyado por figuras masculinas como Jeptha B. Duncan, Eusebio A. Morales y José María Blázquez de Pedro, quienes eran considerados miembros honoríficos del partido.
No fue hasta 1936 que la Sociedad Nacional para el Progreso de la Mujer y el Partido Nacional Feminista empezaron a trabajar en conjunto para conseguir el voto femenino, después de años de exigencia del partido, la Sociedad Nacional empezó a apoyar las necesidades que presentaba el Partido Nacional Feminista en la Asamblea.
“El Partido Nacional Feminista fue el que levantó la bandera de los derechos en todos los sentidos: educación, trabajo, el derecho a la participación política. El partido tenía una visión más global y hablaba de temas como la prostitución y el trabajo, cuestiones que para la época eran muy trascendentes”, destaca Marco.
En 1941 se hace realidad el voto femenino establecido en la Constitución Política creada ese mismo año en la ley 98 de 5 de julio de 1941, que permitía a las panameñas de 21 años en adelante ejercer el derecho al sufragio. Cuatro años más tarde se estableció que las mujeres podían elegir y ser electas para cargos en la Asamblea Constituyente, y de esa manera se logra la postulación de dos mujeres para las elecciones de ese mismo año: Esther Neira de Calvo y Gumersinda Páez.
Para 1946, se crea una nueva Constitución y esta, la mujer es puesta en igualdad de condiciones con el hombre, incluyendo en el ejercicio de sus derechos políticos.
“Arnulfo Arias fue uno de los presidentes que se reunió con las mujeres sufragistas y sindicalistas. Las sindicalistas luchaban por los derechos laborales de las mujeres, y las sufragistas por el voto igualitario, ambas hicieron un pliego de peticiones que el presidente Arias acogió en la nueva Constitución de la República, en la que se legitiman ambas cosas”, cuenta Dalys Batista Pérez, coordinadora del Departamento de la Mujer del Partido del Pueblo.
Con el logro de la reivindicación a los derechos laborales y políticos de las mujeres en 1946, Marta Matamoros, Esther Neira y Gumercinda Paez, mujeres sindicalistas, coinciden en que la unión de las mujeres permitió un salto gigantes en la construcción de la identidad y derechos humanos de las panameñas.