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‘La masacre de Albrook fue ordenada por Rafito Cedeño'
- 03/06/2017 02:05
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Con la efervescencia que ha generado la muerte del exgeneral Manuel Antonio Noriega, ocurrida el pasado lunes 29, las respuestas a algunas interrogantes que se mantienen en el limbo parecen materializarse con las declaraciones de los mayores retirados Hilario Trujillo y Felipe Camargo, ratificadas por el médico del exdictador panameño, Eudes Moscoso.
El médico del antiguo ‘hombre fuerte' de Panamá, y quien también atendió en su momento al general Omar Torrijos y al coronel Florencio Flores, dejó mal parado al coronel retirado Roberto Díaz Herrera, quien aseguró un día antes que Trujillo era un militar no confiable, cuyas afirmaciones estaban cargadas de pura falsedad.
‘La esposa de Giroldi fue el viernes anterior donde el jefe del Comando Sur de ese entonces, y le pidió el apoyo militar para sus maridos',
EUDES MOSCOSO
MÉDICO PERSONAL DE NORIEGA
El doctor Moscoso sostuvo ayer que las declaraciones vertidas por Trujillo, sobre órdenes que se le atribuyeron a Noriega para dañar su imagen, son 100% ciertas, toda vez que el mayor fue muy cercano al comandante y conoció de cerca muchos de los acontecimientos que se dieron en su vida militar.
Citó algunos casos que son aún sensitivos, como la muerte del médico-guerrillero Hugo Spadafora Franco. Aseguró que Noriega no tuvo que ver nada con ello. ‘Él hizo una reunión con todos sus jefes militares y les manifestó: ‘Señores, el doctor Hugo Spadafora va a venir y él puede ir donde le dé la gana. No quiero que lo pique ni un mosquito, pues mi cabeza está en juego”.
Moscoso calificó a Noriega como un hombre muy inteligente, no como estos gorilas graduados de acá de Centroamérica, sino egresado de una escuela para militares de inteligencia. La Escuela Militar de Chorrillos (Lima, Perú), que tiene prestigio internacional. Era egresado de la Universidad de Panamá, donde se graduó de tecnólogo médico y laboró en el Hospital del Niño, para luego abrazar la carrera de Ingeniero Militar.
CASO GALLEGO
En el caso del padre Héctor Gallego, tampoco tuvo que ver. En cuanto a Heliodoro Portugal, mucho menos; Portugal era el traficante de armas del Partido del Pueblo y por ello era vigilado por la CIA. Hay que preguntarle al general Rubén Darío Paredes qué hizo con el maletín de dinero en Colombia, y quién le regaló el caballo ‘Satán' que lo llevó para la finca de los Araúz, en Penonomé.
¿Quién le presentó a los capos mafiosos allá en Colombia que fueron los que le dieron el maletín lleno de plata y le regalaron el caballo? Que no se esté dando golpes de pecho, porque la verdad va a salir. Dijo recordar estas palabras del comandante: ‘El día en que sepan la verdad, todos me pedirán perdón'.
DICTADURA Y FALLECIMIENTO
Noriega fue considerado el hombre fuerte de Panamá
Derrocado el 20 de diciembre de 1989 por la invasión de Estados Unidos a Panamá.
Falleció el 29 de mayo, después de estar detenido por 27 años en Estados Unidos, Francia y Panamá.
En un retrato de su paciente y amigo personal, lo describe como un hombre íntegro; y como militar, algo impresionante. ‘Cargó con las culpas de otros sin cantar, sin decir, sin renegar de nadie. Por el contrario, vivía en una paz espiritual impresionante y aconsejaba vivir sin rencor, pues eso proporciona paz espiritual. Al final, perdonó a todos y pidió perdón por los errores de sus comandantes y por los que él cometió', apuntó.
En cuanto a la muerte del mayor Moisés Giroldi, jefe de la Compañía Urracá, así como de la masacre de Albrook, reveló que quien dio la orden de fusilarlos a todos, y usó el nombre de Noriega para lavarse las manos, fue el teniente coronel Rafael ‘Rafito' Cedeño, a eso de las de las siete de la noche de ese lunes, 3 de octubre de 1989.
Cedeño no recibió esa instrucción del comandante, reiteró el médico. Cuenta que esa noche le llamó la secretaria del comandante, Marcela Tasón, alterada, y le informa que Cedeño había ‘metido la pata'. No había consultado con el comandante que estaba reunido a puerta cerrada tratando algo importante y había dado la orden de fusilarlos.
Moscoso hizo un paréntesis. Aclaró que en realidad la culpa de que los ejecutaran a todos fue de sus esposas. Detalló que la esposa de Giroldi fue el viernes anterior donde el jefe del Comando Sur de ese entonces, y le pidió el apoyo militar para sus maridos, pues iban a darle un golpe a Noriega. Fue entonces que el jefe del Comando Sur llama airado al comandante y le reclama por qué le estaba ‘tendiendo una trampa a él', pues la esposa de Giroldi así se lo había informado.
De esa forma fue que Noriega supo dos días antes de las intenciones de los golpistas liderados por Giroldi. ‘Esa, dijo, es parte de la historia que han tergiversado y han puesto a Noriega como el monstruo del mundo'.
LA CONDECORACIÓN
Moscoso reiteró que la humanidad le deberá muchos favores a Noriega, porque evitó que el mundo recibiera un baño de sangre. ¿Por qué Francia condecoró a Noriega? Respondió que fue porque convenció al coronel libio Muhamar Khadafi de que no hiciera el atentado que iba a bañar en sangre a Francia. Por ello los franceses lo condecoran con la Orden de la Legión Extranjera.
A pregunta de si se llegarán a conocer los secretos que rodearon su gestión dictatorial, dijo que lo desconoce, pero estima que algunas cosas sí se deben decir, para que no quede esa imagen enlodada del general Noriega, pues Panamá como país le debe su estabilidad al general.
‘El sí era un patriota, no como los civiles riquillos que gobiernan el país, quienes son unos vende-patria', sentenció.
Frente a las posturas del coronel Roberto Díaz Herrera, plantea que éste debiera tener más moral, pero aclara que no es militar. Su formación es como egresado de la Escuela de Policía Civil del Perú. Pese a que Noriega lo consideró su amigo, y le hizo muchos favores, Díaz Herrera le traicionó y habló mal de él.
LA CARTA QUE NUNCA REDACTÓ
El médico de Noriega también habló de la petición de perdón que hizo en El Renacer, frente al periodista Álvaro Alvarado y a la cámara de Telemetro. Relató que Noriega se proponía a escribir una carta en la que haría grandes revelaciones a la nación, pero que antes de proceder a escribirla se reunió con varios líderes religiosos, entre ellos el arzobispo José Domingo Ulloa.
Sin embargo, y tras escucharle lo que confesaría, Ulloa le recomendó que desistiera de ello, pues esa carta provocaría una conmoción nacional y llevaría al país a un caos.
Un complemento a las revelaciones del doctor Moscoso fueron las del mayor Felipe Camargo, más conocido por ‘Pipe'. Ejecutivo del G-2 y señalado como uno de los expertos en ablandamiento y tortura de prisioneros, fue enviado a Namibia, África, en una misión de paz de las Naciones Unidas en 1988. A su retorno, fue implicado en supuestos intentos de traición al general y obligado al retiro.
Camargo siempre se declaró inocente de esas acusaciones y leal a su general. Tras la invasión y extinción de las Fuerzas de Defensa, fue juzgado y encarcelado junto con otros oficiales.
Al retornar Noriega a Panamá, Camargo le visitó entre septiembre y diciembre de 2016, en cuatro ocasiones, en El Renacer, donde conversó ampliamente con su comandante y revisaron los principales acontecimientos de la época de su mandato.
Camargo, a quien no se le ha podido localizar, emitió unas cortas declaraciones por escrito, que se difundieron por las redes sociales y, entre otras cosas, aseguró que Noriega nunca traicionó al presidente cubano Fidel Castro.
Explicó que la Drug Enforcement Agency (DEA, Agencia Antidrogas de Estados Unidos) trazó un plan para desprestigiar la revolución cubana. Para ello, dijo, la DEA montó un plan en Panamá para atraer a oficiales cubanos que traficaran diamantes procedentes de Angola, África, e intercambiarlos por droga de los carteles colombianos.
El plan era desprestigiar a Castro como un traficante de drogas, pero realmente eran sus subalternos quienes estaban en ese tráfico, a espaldas del comandante Fidel.
Noriega le filtró esta maniobra a Castro, por estar en desacuerdo con ella. Las repercusiones no se hicieron esperar y le costaron la vida al general Arnaldo Ochoa y sus compañeros.
MEA CULPA
Entre los temas que Noriega y Camargo analizaron y discutieron estuvieron los errores institucionales de su propia responsabilidad como el no jubilar a los miembros del Estado Mayor que tenían más de 25 años de servicio. Sumado a ello, la institución tenía que ‘cargarlos', porque a su juicio eran negligentes, y porque al final, varios de ellos lo traicionaron.
Noriega admitió a su subalterno que el único responsable de todo lo sucedido en su período, del 12 de agosto de 1983 a diciembre de 1989, era su responsabilidad directa como comandante Jefe de las Fuerzas de Defensa. Así mismo, aceptó que fue traicionado por sus principales y más cercanos colaboradores.
Según Camargo, estos colaboradores lo mantuvieron desinformado, en algunos casos engañado, en otros, usurparon su nombre para dar órdenes en momentos de crisis, como en las asonadas del 16 de marzo de 1988 y el 3 de octubre de 1989. ‘Fueron mis errores', dijo Noriega, quien los catalogó como el karma.