Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 08/12/2009 01:00
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Pese a algunos comentarios fuera de tono y lugar de unos escasos y tal vez envidiosos personajes de la vieja y corrompida política, Luis Carlos “Agapito” Cleghorn, comienza a dar muestras de su ímpetu juvenil, de su carisma y de la voluntad de cumplir con el programa del gobierno del presidente Ricardo Martinelli en su desempeño como embajador y cónsul general de la Panamá en Cuba.
La imagen fresca de un hombre de televisión y joven que también tuvo un exitoso desempeño como diputado a la Asamblea Nacional, puede interpretarse como una señal de la dinámica bien activa que se le quiere imprimir a las relaciones bilaterales entre Panamá y La Habana y no como algunos llenos de malas intenciones y pretensiones de haberse ubicado en ese puesto, han querido hacer ver como todo lo contrario.
Ciertamente la diplomacia es el arte de la política bien hecha, amigable, agradable, sin dejar decir las verdades cuando hay que hacerlo y si son estables y sólidas las relaciones como es el caso, pues la solidaridad, el respaldo, el incremento del comercio y los negocios dan señales positivas.
Desde sus primeras acciones en La Habana, el embajador “Agapito” ha dado muestras de seriedad, solidez y ya comienza a granjearse las simpatías de políticos y directivos del gobierno de Raúl Castro. Desde su primer encuentro con José Ramón Machado Ventura, segundo hombre fuerte del gobierno, en que le manifestó las intenciones del presidente Martinelli de ampliar y consolidar las relaciones comerciales y los negocios con la Isla y este le acompaño hasta el auto en un gesto inusual del dirigente cubano —con fama de ortodoxo— para un diplomático desconocido en Cuba.
A menos de un mes de su llegada, Panamá participó en La Feria Internacional de Comercio de La Habana y tuvo la presencia de numerosos empresarios del Istmo y del viceministro de Comercio, Ricardo Quijano. Y ya les ha brindado atención preferencial a los estudiantes panameños que cursan estudios en Cuba para conocer sus preocupaciones y necesidades a través de sus asociaciones grupales y ha priorizado el sector naviero en sus planes inmediatos.
Los próximos días serán decisivos para el embajador panameño en su afán de sentar plaza en Cuba y demostrar las posibilidades y potencialidades de la isla en la relación con Panamá y de su país, el poder ofrecer su logística y sus mercancías y productos. Ya tiene en su agenda encuentros bilaterales con numerosos ministros del gobierno cubano, en particular los relaciones con la esfera comercial y económico-financiera.
La embajada celebrara en los próximos días su fiesta de gala con motivo de las fiestas patrias, ocasión en que Luís Carlos “Agapito” Cleghorn, presentará sus credenciales ante el mundo intelectual, diplomático y artístico que estará presente, con la asistencia de varios ministros del gobierno de Panamá.
Ya se despejan dudas y cualquier incógnita sobre el nombramiento y desempeño de Agapito, los adversarios o detractores, no les quedará más remedio que tragarse la lengua y mirar como caen al vacío sus vanas intenciones. Nada.. estas son cosas de la política y los políticos y no hay LLORONA que valga..