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Carlos Berguido: 'Extender la moratoria bancaria sería fatal para la banca'
- 13/06/2021 00:00
- 13/06/2021 00:00
Extender la moratoria bancaria sería fatal para la banca panameña, según el presidente de la Asociación Bancaria de Panamá, Carlos Berguido. Hasta principios de junio, la mitad de los clientes ha efectuado reestructuración de pagos, pero aún los bancos deben trabajar con un porcentaje importante en lo referente a monto, que es más de $17 mil millones.
La recuperación de préstamos, no obstante, se ve amenazada por los intentos de los legislativos en extender el plazo de la moratoria hasta diciembre próximo que, de prosperar, sería fatal, dice, tanto para la banca como para el país y los clientes. Las iniciativas legislativas tienen nerviosos a los banqueros, porque alegan que afecta la operación el cambio de reglas que muchas veces es motivado sin conocer a fondo el tema de la banca.
Aunado a esto, para echar a andar el motor de la micro, pequeña y mediana empresa (mipymes) se requiere de una inyección de capital para ponerse al día con los proveedores, contratación de personal y deudas. Hasta ahora, la extensión de préstamos para este sector económico no ha tenido el éxito que se esperaba, porque los bancos temen riesgos políticos que interpretan como iniciativas legales que pretenden imponer tasas de interés o extender la moratoria por iniciativas legales.
En este renglón ayudaría también que el gobierno ofrezca un porcentaje de garantía, como sucede en el sector turístico, que en conjunto con organismos internacionales han logrado aliviar la deuda y extender el apoyo mucho más allá de las empresas dedicadas únicamente a la hotelería o restaurantes.
Fatal. Le hace daño a la gente, al país, a los bancos, a todo el mundo, como le hizo daño la ley de moratoria del año pasado planteada hasta diciembre. Aumenta el riesgo de recobro, si los bancos sienten que van a tener problemas para recuperar sus créditos por medio de una ley de moratoria, simplemente no van a poder prestar porque tienen que ser responsables con sus depositantes.
Lo hemos hecho, lo seguimos haciendo y lo seguiremos haciendo. Honestamente creo que los sectores que todavía impulsan esto son minoritarios, es mi percepción. Se ha hecho una labor de docencia muy importante de conversaciones para entender de un lado y del otro. Pero se ha hecho.
Es un problema que está sucediendo en el país entero y los bancos están negociando con ellos. La solución que se les está dando a muchas de ellas es precisamente prolongar el periodo de gracia en el pago de algunos créditos. Eso es así, está ocurriendo desde hace meses y sigue ocurriendo a diario. El banco tiene todo el interés del mundo en hacer que el cliente no caiga, para que pueda ponerse de pie nuevamente y pagar, sea cliente de empresa o personal.
Lo que queremos es que la persona vaya al banco y lo diga con franqueza y muestre el compromiso de pago. Todos sabemos que ese cliente no es mala paga, que ese cliente no ha quedado en una situación de impago porque quiere, todo se debe a una situación incalculada, imprevista, ajena a la voluntad de la gente. Pero todos estamos conscientes que en algún momento, por lo menos la inmensa mayoría de esos clientes, van a recuperar algo de sus ingresos, o todo, o incluso les puede ir mejor. Pero va a pasar un tiempo. Los bancos están ahí para ayudar a esa persona que con franqueza muestra su compromiso de pago, pone las cartas sobre la mesa y dice necesito un mes, seis meses. Es importantísimo; sin hacer eso, los bancos no pueden ayudar. Si los bancos no saben cuál es el problema, es imposible ayudarlos.
Esa percepción puede ser que haya aumentado algo durante la crisis, precisamente alentada por esas voces que están sembrando el sentido de ansiedad en la población y de pintar a los bancos como el lobo que le va a quitar su casa o su carro. No hay nada más absurdo, no existe nada más absurdo. Un préstamo que llega a la ejecución de garantías es un fracaso, no solo para el cliente, sino para el banco y para el país. De modo tal que te puedo asegurar que ir a ejecutar garantías es la última de las últimas posibilidades. Los bancos no quieren quedarse con las casas ni los carros.
Actualmente más de 600 mil préstamos, de un total de aproximadamente un millón doscientos mil, que llegaron a estar en categoría de modificados, o que llegaron a tener algún problema de no pago, o pago parcial en la parte más álgida de la crisis, hoy más de la mitad de esos préstamos ya fueron objeto de reestructuración producto del acercamiento de los clientes con sus bancos y del planteamiento de su situación actual. Es decir, ya se han logrado pactar términos y condiciones con ellos. Todavía queda un número importante de clientes, que ojalá veamos un aumento de procesamiento de esos créditos en el acercamiento de los bancos para reestructurar los créditos.
Esperamos que los clientes que siguen con problemas económicos y que no han logrado acercarse al banco, lo primero sea acercarse, este es el momento. Desde enero hasta ahora ya lo han logrado 600 mil personas, esperaríamos que la mayoría de los clientes pendientes lo haga dentro de las próximas semanas.
Son préstamos cuyos saldos están en $17,900 millones, que implica una disminución importante porque llegaron a ser más de $28 mil millones que estuvieron en cartera en calificación de modificado. O sea que hay una disminución de cerca del 60%.
Yo creo que hacer una predicción muy precisa sería medio aventurado. Pero a medida que la economía está dando sus primeros pasos hacia la recuperación, que esperemos que tome más velocidad a medida que avance, estamos confiados que más del 80% de eso que hace falta en algún momento va a poderse reestructurar y se va a volver a cobrar. Sería iluso pensar que no va a haber un segmento, sobre todo, pensaríamos que hay un sector que está golpeado, hay empresas que tuvieron que cerrar. Creo que un monto irrecuperable estaría en las empresas que a lo lar go de la pandemia han sentido los golpes más fuertes y que se encuentran en sectores económicos que no han podido abrir, y que no podrán hacerlo en un buen tiempo. Pensaría que por ahí está la parte más problemática, sobre todo de préstamos comerciales.
Es un trabajo que todavía no termina de hacerse. Hay incertidumbre porque el ritmo de apertura de los diversos sectores económicos no termina de aclararse. Es un proceso que se está haciendo, cada uno de los bancos está haciendo segmentación de carteras para identificar los segmentos más vulnerables a la hora de poder evaluar su recuperabilidad. Especialmente el sector de vida nocturna permanece cerrado, el sector turismo, hay una ocupación muy baja en los hoteles, el sector de entretenimiento, y otros.
Muy recientemente junto con el BID se logró una facilidad que lo que busca es poder apoyar al sector turístico de una manera amplia, es decir, no solo hoteles y restaurantes, sino operadores de turismo y más allá. La facilidad lo que busca es dar más créditos con el Estado y el BID asumiendo una parte del riesgo que lo que intenta es alentar a los bancos a asumir el riesgo, que no asumirían si no fuera porque existe esta facilidad. Es muy interesante porque acaba de celebrarse un convenio entre el BID y uno de los bancos privados y esperamos que, en las próximas semanas y meses, se amplíe ese número de bancos que están dispuestos a utilizar esa facilidad. Estamos trabajando muy cerca con la Autoridad de Turismo y el Ministerio de Economía y Finanzas, el BID Invest y, por supuesto, la comunidad bancaria.
Hay una facilidad para ese propósito que se maneja a través del Banco Nacional (BN) de Panamá, pero se trata de fondos que no son regalos o a título gratuito. Es decir, se trata de préstamos que el BN tiene que repagar a las entidades financieras internacionales, y cada vez que el banco brinda esta facilidad a otro banco, también tiene ciertas condiciones. Son facilidades de crédito que trabajan muy parecido a las facilidades de crédito que otorgan otros bancos, es decir que tienen requisitos de calificación, de colaterales y garantías que hay que pagar. Entendemos que se trata de fondos que quizá no han tenido la granularidad que hubiéramos pensado en vista de la aparente demanda. Pero también hay que entender que muy pocos estarían en la disposición de distribuir estos préstamos basados en esa facilidad, en un ambiente económico que todavía genera cierta incertidumbre. Es decir, con tantos sectores cerrados, con tantos sectores con medidas, es demasiado arriesgado dar préstamos nuevos cuando todavía no se termina de resolver el tema de la pandemia.
Por eso es que quizás en las diversas conversaciones que hemos tenido, hemos planteado la idea de convertir algunas de estas facilidades de crédito para ser prestado, en planes de garantía. Lo que pasa es que en la banca existe liquidez, hay recursos, lo que ha ocurrido es que con el bajón económico que hemos vivido, y todavía con los nubarrones de la pandemia, con una economía que todavía no termina de abrirse a su máximo potencial, hay mucho riesgo. Los bancos no necesitan tanto que les den dinero, sino que les ayuden a mitigar el riesgo de esos préstamos para poder ayudarlos a alentarlos a prestar. A final de cuentas, los bancos son cuidadosos porque los fondos que los bancos prestan no son propios, son de los depositantes. En la medida en que hay préstamos más riesgosos, lo que se necesita es un impulso para mitigar el riesgo y reducirlo.
Muy similar a la facilidad del sector turístico, que es Estado junto al BID; están asumiendo un porcentaje de riesgo de esos préstamos que se pueden dar. Ese es el camino a seguir.
Depende. Esa es una facilidad, pero puede llegar como hasta el 25% del riesgo de repago que se está compartiendo entre el BID y el Estado a cambio de una prima de deuda que se cobra.
Hemos conversado con el gobierno y se está avanzando. De hecho, esa facilidad del BID sobre el sector turístico se ha ampliado para ir más allá del sector. Ese debería ser el modelo a seguir.
Lo que tenemos que tratar de hacer, en general, independientemente de esas facilidades de las que estamos hablando, que serán las que van a permitir mitigar el riesgo, es una intervención a nivel del país entero para bajar el riesgo que ha habido. Ese riesgo lo vemos desde el punto de vista político, ya vemos que salen iniciativas de volver a poner una ley de moratoria, o una ley de tasas de interés. Eso no hace más que aumentar la percepción de riesgo que tienen los bancos, y dicen, mientras yo tenga el monstruo de que venga una de estas leyes, prefiero conservar mis clientes porque no puedo, como banco responsable, salir a dar préstamos sabiendo que a la vuelta de la esquina tenga una nueva ley que me impida recuperar el préstamo.
Todo depende de la estructuración de los nuevos términos y condiciones que se logren con el banco. Con algunos bancos, lo que ocurre es que todos esos intereses que se habían acumulado y no están pagados, se están segregando y se están operando como un préstamo aparte que no genera intereses y se les va a dar cierto plazo para pagar así. Sobre el préstamo normal, lo que se está haciendo es que si el cliente puede pagar la mitad, o una cuarta parte, o tres cuartas partes de la deuda de antes, se baja la letra y se extiende el plazo de modo que la letra de no pago mensual esté dentro de la posibilidad del cliente si no ha cambiado su capacidad de pago.
Te comento, hace cinco meses que no hay una ley de moratoria en este país y hace cinco meses los bancos están trabajando con sus clientes. Hay 24,500 empleados que están contactando a diario a decenas de miles de clientes para ayudarlos a ponerse en pie. Estos meses han sido la mejor prueba de clientes y bancos en ponerse de acuerdo. No has escuchado que le quitaron la casa a nadie, o carros. Esto mismo es lo que va a seguir ocurriendo, lo importante es que los clientes hagan caso al llamado del banco para ponerse de acuerdo, de manera que la ansiedad que hay en su corazón producto de tanto cuento urbano que está dando vueltas, se diluya. Esa tranquilidad va a venir cuando acudan al banco.