La vulnerabilidad de las personas adultas mayores en las comarcas

Actualizado
  • 22/06/2023 10:57
Creado
  • 22/06/2023 10:57
Las personas adultas mayores o grupos etarios que residen dentro de estas comarcas son vulnerables al enfrentar experiencias que los colocan en situaciones de riesgo

La vulnerabilidad hace referencia a la condición de desventaja en que se encuentra un sujeto, comunidad o sistema ante una amenaza y a la falta de recursos necesarios para superar el daño causado por una contingencia. Su raíz etimológica nos anticipa la condición necesaria: estar expuesto a una herida.

Las personas adultas mayores o grupos etarios que residen dentro de estas comarcas son vulnerables al enfrentar experiencias que los colocan en situaciones de riesgo a ser afectados en su bienestar personal, moral, psíquico o material, y donde los recursos para enfrentar la amenaza son limitados, escasos o inexistentes.

El objetivo del escrito es mostrar que si bien el concepto de vulnerabilidad es útil para analizar situaciones de riesgo a las que personas adultas mayores en las comunidades se enfrentan, no debiera usarse para catalogar como vulnerables a sectores poblacionales o grupos sociales en su totalidad -en el caso que nos ocupa a los adultos mayores.

Tres son principalmente las razones que considero sustentan este argumento:

1) Es imposible demostrar que las personas que pertenecen a ciertos sectores o grupos sociales mantengan las mismas condiciones de vida como realidad sustancial, puesto que al interior de los grupos prevalece una multiplicidad de contrastes, diferencias y ambigüedades. En este sentido, todo sector social es un sistema diferenciado cuyas unidades que lo componen construyen diversos grados de relación e interdependencia con otras personas, sectores e instituciones; presentan diferencias lingüísticas, culturales, étnicas, de clase y género; expresan creencias, sentimientos, deseos y necesidades bien particulares; poseen, producen, reproducen y movilizan, de forma diferenciada también, recursos materiales, económicos y simbólicos; ejercen actividades, oficios, y cumplen con funciones y cargos diferenciados; incorporan y expresan patrones y niveles de consumo variables; tienen intenciones, metas y objetivos propios; ostentan niveles diferenciados de status, autoridad, poder y prestigio, capacidad de resistencia, movilidad y adaptación. De lo anterior se desprende la inverosimilitud de que se encuentren siempre en condiciones de desventaja sin especificar en qué situaciones y ante qué eventos; y la improbabilidad de que exista un sector social o personas que, en el estricto sentido de la oración “con sus propios recursos”, puedan manejar situaciones de riesgo al enfrentar una amenaza.

2) Ninguna situación de vulnerabilidad es permanente puesto que vulnerabilidad no refiere a un estado, sino a una situación en proceso. Las personas o poblaciones pueden estar en situación vulnerable, pero no en un estado fijo de vulnerabilidad. Cuando las personas o grupos se encuentran en desventaja permanente y se enfrentan de manera continua a situaciones adversas -sin contar con los recursos mínimos para enfrentar las amenazas, y menos aún, restituir el daño causado por ellas- no deben ser considerados como vulnerables, sino como vulnerados, puesto que la condición de vulnerado refleja el hecho de haber sido dañado ya y estar en estado cuasi permanente de sufrir más daños, sin lograr apenas sobreponerse.

3) La vulnerabilidad como proceso refiere a una situación inestable y paradójica donde el riesgo se enfrenta con estrategias con las que no sólo se intenta vencer la contingencia, sino que implican un entramado de negociaciones del yo, “yo” en relación con el conjunto de correspondencias con otras personas, sectores e instituciones, su permanencia o renuncia. Lo anterior refiere a que encarar situaciones de vulnerabilidad no se reduce a enfrentar la amenaza con el objetivo principal de superarla, sino que remite también a negociaciones, valoraciones y declinaciones. En este sentido, la vulnerabilidad es una situación de tensión e irregular que las personas pueden también aprovechar para redefinirse y reconsiderar sus valores meta o renunciar a éstos.

Por otra parte, al definir a un sector poblacional como vulnerable con normalidad se busca hacer evidente sus condiciones de indefensión y desamparo y, al mismo tiempo, reclamar políticas de atención, que por lo general privilegian a un segmento de la población en detrimento de otros. Excluyentes y oportunistas como son los programas asistenciales terminan por ignorar, cuando no sobre explotar, a otros sectores no etiquetados como vulnerables -es el caso de personas con seguridad laboral y económica- cuya causa residual redunda en un desinterés por atender problemas estructurales que cuasi perpetúan las condiciones de marginación y desigualdad que padece buena parte de la población donde todos deben tener los mismos derechos.

La autora es docente

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