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- 23/11/2022 16:06
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En un lapso de 10 años, la comunidad venezolana residente en Panamá que consta de 144 mil personas, ha invertido $1,800 millones en el país. Esto se traduce en empresas de diversas actividades, así como bancos, servicios y comercio.
Las cifras son producto del primer “Estudio de impacto económico de la migración venezolana en Panamá: realidad vs potencial”, elaborado por la Cámara de Empresarios y Ejecutivos Venezolanos en el Exterior (Cavex) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que se dio a conocer este miércoles.
Su divulgación tiene varios propósitos. Uno es romper con el mito de que los venezolanos son una carga para el estado y de paso aminorar la xenofobia en su contra. El segundo es intentar, con cifras en mano, persuadir a las autoridades para lograr vías de migración más ágiles que puedan potenciar las inversiones, generar empleos y contribuir a la economía.
Los venezolanos consideran que la política migratoria que emplea el gobierno es simplista y generalizada, lo que se convierte en un obstáculo a la hora de abrir una empresa.
Orlando Soto, presidente de Cavex, está listo para sentarse a dialogar con Samira Gozaine, directora de Migración, o quien haya que hacerlo, para poner sobre la mesa los números y los factores que impiden un crecimiento económico en Panamá. Detallar lo que desincentiva la inversión extranjera. Cree en la necesidad de establecer una flexibilidad migratoria que permita a compañías trasnacionales agilizar las visas para profesiones especializadas y familiares.
“No se puede poner una visa para todos porque el empresario, sus colaboradores y familiares requieren de tener una entrada al país”, explicó el presidente de Cavex.
Lo compara con otros lugares que han optado por una masiva regularización de venezolanos, como en Colombia, República Dominicana, Perú, donde es posible integrarse a la vida económica, pagar impuestos, generar empleo y aportar a la sociedad. “Es generar vías hábiles para dar visas temporales a los venezolanos, de una forma no tan costosa, restrictiva y lenta”, explicó David Licheri, director de Equilibrium, empresa que efectuó el estudio.
Este tipo de obstáculos migratorios, añadió Licheri, “desincentivan a nuevos capitales interesados en invertir en Panamá porque se corre la voz entre el gremio, que si bien los incentivos fiscales y la estructura monetaria benefician la inversión, las políticas migratorias no acompañan”.
No obstante lo anterior, en el Ministerio de Comercio existen varios apartados para diferentes procesos de inversión que pueden aplicar los empresarios a través de legislaciones especiales que permiten el ingreso de ejecutivos para realizar tareas específicas. “Esto puede traducirse en la regularización de un técnico, por ejemplo, al que se le otorgue una visa de transeúnte para trabajar”, manifestó una fuente de migración.
Un dato que invita a la reflexión, también revelado en el estudio, es que el 49% de los venezolanos que tienen una vida en Panamá cuentan con una educación superior que incluye estudios universitarios de pre grado, maestrías y doctorados. Mientras que un 64.7% de estos migrantes cuenta con una formación técnica. La mayoría están en edad productiva, es decir, entre 30 y 40 años de edad (40%), un 22% son de 41 a 50 años y un 18% tiene entre 18 a 29 años.