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- 12/11/2020 00:00
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Un análisis sociodemográfico muestra que ser hombre es un factor de riesgo para morir víctima de suicidio en Panamá.
Virginia Núñez Samudio, epidemióloga y exbecaria de la Secretaría de Ciencia Nacional de Ciencias y Tecnología (Senacyt), realizó una investigación de la conducta suicida en conjunto con otros médicos. Los resultados del trabajo demuestran que un 86% de los casos de suicidios es hombres.
Los datos recogidos mostraron que de siete suicidios, seis son de hombres y uno es de mujer. Los varones son más propensos a consolidar el suicida, según la investigadora.
El trabajo científico también determinó que hay una heterogeneidad en relación con la distribución de la tasa de mortalidad de suicidio en las provincias, siendo Los Santos la que tiene mayor tasa de mortalidad por suicidio con 10,26, seguido de las provincias de Herrera y Veraguas.
El acceso a pesticidas y el temprano consumo de alcohol estarían asociados a las tasas de suicidio que se registran en estas regiones del país.
Consiste en un análisis descriptivo para conocer el impacto de las muertes por suicidio en Panamá. Con base en este estudio buscamos proponer medidas para mitigar el suicidio en los distintos grupos de edades que identificamos como vulnerables. Nos enfocamos en realizar un análisis sociodemográfico donde estudiamos distintas variables, como el índice de pobreza multidimensional, edad, sexo, y la prevalencia de suicidios por grupos de edades. Nos concentramos en realizar un estudio epidemiológico de tipo descriptivo donde analizamos todas estas variables.
Entre 2007 y 2016.
Se registraron 1,475 muertes en Panamá. El 86% es hombres y la mayoría de las muertes ocurrió en edades productivas, es decir, entre 20 y 39 años. Podemos mencionar que, del total de hombres, el 47% correspondía a estas edades. Encontramos que por cada mujer, se suicidan seis hombres. Sin embargo, datos no publicados indican que las mujeres tienen más intentos de suicidio que los hombres, sin embargo, los hombres lo consolidan más.
La mayor tasa se registró en la provincia de Los Santos. La región tiene 10 casos por 100 mil habitantes, que es mucho más que en el resto de las provincias. Sin embargo, en Los Santos el índice de pobreza dimensional es de los más bajos. Eso se traduce en que las personas tienen un mayor acceso a los recursos, a los servicios de salud y a mejores ingresos.
En la discusión formulamos hipótesis en función de esos resultados y una de ellas es el acceso a pesticidas como causa de suicidios. Las provincias donde se encontraron las tasas más elevadas de suicidios (Herrera, Los Santos y Veraguas) son zonas agrícolas. Entonces, una de las recomendaciones que ofrecemos es que se regule enérgicamente la venta de los pesticidas. Hay estudios, más que todo en África, que indican que un mejor control del acceso a los pesticidas ha disminuido las muertes por suicidio.
En Panamá el uso promedio de plaguicidas es de 2,2 kilos per cápita, lo que es ligeramente superior a los 2,0 kilos reportados por nuestros vecinos centroamericanos. En ese sentido, las provincias centrales se caracterizan por tener la producción agrícola con mayor uso y disponibilidad de pesticidas, y justo las tasas de suicidio más altas se encuentran en esa región del país. Además, en esas provincias también se ha registrado una mayor proporción del consumo de alcohol, con una prevalencia superior al 3% de adultos jóvenes entre 18 y 24 años. Por lo tanto, la mayor disponibilidad de pesticidas y las altas tasas de consumo de alcohol a temprana edad son factores socioculturales que podrían explicar, al menos parcialmente, el aumento de suicidios en estas provincias.
El suicidio es multifactorial. Otra cosa que hallamos fue el prematuro inicio en el consumo de bebidas alcohólicas. Datos nacionales muestran que en las provincias centrales los jóvenes tienen una mayor predisposición al consumo de bebidas alcohólicas. Entonces, probablemente una de las rutas a seguir para la disminución de los suicidios es regular más las bebidas alcohólicas en los jóvenes.
Analizamos los datos por grupo de edad y uno que nos llamó la atención, y que no hemos profundizado porque estamos en vías de explorar ese hallazgo, es que por cada dos niños, hay una niña que se suicida. Es un dato que llama poderosamente la atención, ¿por qué en los niños en la edad preadolescente esa brecha es tan pareja?
Un total de 184 adolescentes fallecieron por suicidio en este periodo. De ellos, 123 eran niños y 61 niñas en edades entre 10 y 19 años.
El suicidio es un tema que está muy estigmatizado en nuestra sociedad. Inclusive en la misma familia se estigmatiza al niño con intento suicida. Esto hace que no haya un registro como debiera de ser; hay un subregistro de suicidios. No creo que haya data real.
La tasa en mayores de 70 años para 2016 fue de 6,59 casos por 100 mil habitantes. Según estos resultados, proponemos incorporar un programa de salud mental más robusto en los tratamientos para adultos mayores.
Los tipos más comunes son el ahorcamiento, la ingesta de pesticidas, y el arma de fuego.
Las enfermedades mentales juegan un rol importante en el suicidio. Sin embargo, habría muchos otros factores que estudiar, como el abuso de sustancias que sean inmunosupresoras o adictivas. También pueden incidir los factores económicos y la violencia intrafamiliar. Son muchos los factores que habría que tratar de evidenciar en los intentos de suicidio. Ese sería un trabajo interesante, pero la principal limitante es el registro de datos.
La tasa más alta de suicidio la tiene Uruguay. Son tasas mucho más altas que las que presenta Panamá, que es de 6,1 por 100 mil habitantes. Uruguay presenta 14 por 100 mil habitantes. Nosotros como país tampoco tenemos una tasa homogénea, sino que es heterogénea. Va desde 10 por 100 mil habitantes en Los Santos hasta 6,5 y 4.
De acuerdo con los hallazgos, el suicidio es un problema real en Panamá, en donde ser hombre es un factor de riesgo. Hay que prestar atención a nuestros jóvenes y a los adultos mayores.
En la medida de lo posible, cuando en el entorno laboral o familiar escuchemos a algún compañero o familiar con algún tipo de idea suicida, no lo tomemos como normal o relajo. Hay que prestarle atención, conversar más con esa persona y buscar ayuda, porque hay profesionales de Salud que pueden ayudar. Debemos saber que no es normal hacer chistes sobre ideas suicidas.