Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 16/09/2016 02:03
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Ya en la sala de partos, Bianca sentía el cuerpo hinchado y le preguntó al doctor si podía confirmar lo que ella veía.
—No—, le respondió el médico. —Estás gorda y como no te quieres ver así, crees que estás hinchada.
El doctor ignoraba que la mujer retenía líquidos (síntoma de preclampsia), y por eso la placenta aplastaba al feto en su vientre.
La única forma que tenía el pequeño de avisar que algo andaba mal, era defecando, y esto le provocó una septicemia al nacer.
Debido a los medicamentos que recibió para salvar la vida, Sebastián tuvo dos derrames cerebrales con solo diez días de nacido. El segundo le ocasionó una hidrocefalia, por la que tenía que someterse a una operación para instalarle una válvula que drenara el líquido encefalorraquídeo de su cerebro.
A su familia, con pocos recursos, el seguro privado le negó esa cobertura médica.
ARMONÍA TRAS LA TEMPESTAD
Bianca, su madre, se decidió por publicar en las redes sociales la historia de Sebastián, que ahora tiene casi tres años. Familiares, amigos y extraños apoyaron la causa, y lo salvaron.
La valiente madre cuenta ahora a La Estrella de Panamá que en los primeros meses, su hijo sufrió, además, una crisis de ataques epilépticos. Durante dos años y ochos meses, la mayoría de su corta vida, el niño solo calmaba el llanto cuando estaba dormido. Despierto, era fácilmente irritable, protestaba y comía poco.
El cambio llegó con una propuesta inesperada. La respuesta estaba en la música.
Sandra Schvetz, una reconocida musicoterapeuta en Panamá, se encargó de Sebastián hace solo un mes y ya ha visto resultados.
—Él deja de llorar al oír la música—, explica Bianca.
Cuando le cantan, Sebastián, que sufre parálisis cerebral, se relaja.
Su terapia contempla ejercicios de flexibilidad para sus contraídos miembros.
Su discapacidad le impide mantenerse erguido y ocasiona rigidez en sus extremidades. Pero hay algo en el ritmo, en la música, que parece estimular sus movimientos.
—Ella hace el sonido del triángulo y él trata de agarrarlo. Eso es algo que él no hacía antes—, dice Bianca.
Los oculistas no han confirmado si Sebastián puede ver, pero sus manos se despiertan de un sueño profundo para buscar el sonido que Sandra hace con el metal.
La especialista vuelve a tocar el triángulo y lo acerca al rostro de Sebastián. Esta vez, el pequeño abre la boca e intenta palpar con sus labios la vibración. Lo mismo sucede con las cuerdas de la guitarra, con el xilófono, la cabasa, la cortina y el acordeón.
—A los chicos con este tipo de características, todo lo que es la percepción, el sentir, a través de la piel, los ayuda—, dice la musicoterapeuta.
—Él conoció sus manos con la musicoterapia—, explica Bianca, a solo un mes de haber empezado la terapia.
ALZAR LA VOZ PARA SANAR
La madre se encarga de seguir publicando en redes cada avance de Sebastián. En su bandeja virtual, encuentra mensajes de personas que le han escrito para aplaudir el progreso del niño.
—A veces la gente tiene temor al qué dirán sobre la discapacidad de un familiar. Pero siento que al abrirme, he podido conseguir más ayuda—, dice Bianca, refiriéndose también a la musicoterapia.
Al igual que Sebastián, hay unos 370 mil panameños con discapacidad, según cifras de la Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis). Muchos de ellos no conocen la existencia de la musicoterapia ni sus beneficios. Muchos de ellos, tampoco, tienen los recursos para pagar la asistencia privada.
En octubre del año pasado, Schvetz puso en marcha un taller para capacitar profesionales técnicos de la medicina en musicoterapia.
Esta semana, se desarrolla otra edición, en el Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE), esta vez para profesores que utilizarán la ronda, el canto, el juego y técnicas de la musicoterapia como herramientas de trabajo para mejorar la calidad de vida del maestro y el alumno.
—Es un macroproyecto, porque ellos retroalimentan a otros profesores de sus zonas. Si los niños empiezan a los 2 o 3 años tendrán una adquisición del lenguaje distinta, un ritmo incorporado, que es lo mismo que le pasa a Sebas, el protagonista de nuestra historia—, concluye la especialista.
Schvetz prepara otros proyectos junto a Nélida Ortiz, del Senadis; Maruja de Villalobos, del IPHE y Graciela Delgado, del Ministerio de Educación, su reto es incorporar a la estrategia de atención médica nacional la terapia musical como una alternativa de desarrollo para niños que nacen aislados del mundo.
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TERAPIA MUSICAL
Una disciplina que se deja oír
La musicoterapia, explicada en palabras de la especialista Sandra Schvetz de ‘Musicoterapia Panamá', es una disciplina en la que se encuentran la medicina, psicología y música, que va mucho más allá de sentarse a cantar.
En Panamá no existe la licenciatura en esta carrera.
Aunque se dicta el curso de musicoterapia en la Universidad Especializada de las Américas, Schvetz aduce que no la enseña un musicoterapeuta, lo cual desvirtúa la profesión en la que ella posee dos títulos.
El caso de Sebastián llegó a ella a través de las redes sociales. Bianca publicaba cada mejora que presentaba su hijo, por medio de distintas terapias profesionales y medicamentos.
Pero Schvetz sabía que si se añadía un acercamiento con la música, el niño de dos años y nueve meses podría recibir mayores beneficios y sobre todo, mejorar sus habilidades motoras.
‘Él es un parálisis cerebral severo, y lograr que se calme con mi voz cantando, y que pueda mover sus miembros superiores, es como ganarte un premio', reconoce la musicoterapeuta. ‘Y la evidencia está en los videos que subimos a redes sociales', agrega.
Cuando entramos a una sesión de musicoterapia de Sebastián en el consultorio de Schvetz —dentro del Centro Especializado para el Aprendizaje, Voz, Audición y Lenguaje (Cepaval)— uno de los primeros ejercicios consistía en cantarle una situación que esté viviendo en el momento.
Se trata de darle un mensaje, según la especialista, porque en algún momento, en el cerebro, eso va a tener un efecto. Se crea una memoria musical en el lóbulo temporal, que es donde se almacenan todas las melodías, desde que nacemos hasta que morimos.
Solo unas semanas antes, Bianca había recibido la tarea de repetir cualquier sonido que Sebastián emita. Al hacerlo, se dio cuenta que su hijo lo volvía a hacer, como si se tratara de la primera forma de comunicarse entre ellos.
‘Eso se llama poder trabajar con la voz enfocada', explica Schvetz. ‘Cuando no poseen un lenguaje, el papá o la mamá pueden trabajar por medio de la voz acercándose a su hijo, cantándole de cerca y que él pueda sentirlo'. La voz de la mamá es como la llave mágica, describe la musicoterapeuta originaria de Argentina y de padres músicos. ‘Los bebés las vienen escuchando desde que están en el vientre'.
Actualmente, Schvetz continúa capacitando a técnicos en medicina y docentes en el IPHE por las mañanas. Por las tardes va a su consultorio a atender a sus pacientes.
Entre sus planes está lanzar el libro ‘Laboratorio musical', que es de fácil lectura y tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los niños por medio de técnicas y dinámicas con la música es lo medular.
Esta publicación incluirá un disco compacto con canciones compuestas por la especialista.
También ha participado en el Simposio de Musicoterapia que realiza Patricia Zárate en el marco del Panama Jazz Festival.
Finalmente, en una pausa durante el taller a los docentes en el IPHE de Bethania, Schvetz resalta que muchas personas le han preguntado sobre la apertura de una licenciatura en esta especialidad.
‘Tengo la licenciatura escrita, materia por materia, y estoy viendo qué universidad quiere que exista la carrera en musicoterapia', finaliza, y vuelve al taller.
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DISCAPACIDAD EN NÚMEROS
Los datos de una nueva encuesta están previstos para el 2017
370 MIL EN PANAMÁ
Según la última encuesta, esta es la cifra aproximada de personas con discapacidad en el país.
MÁS MUJERES
Del total, se han contabilizado unas 199 mil mujeres con discapacidad, frente a 170 mil hombres.
EN EL MUNDO
De acuerdo con información de Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos un 15% de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad.
$2.5 MILLONES
Costará la nueva encuesta de discapacidad a realizarse en Panamá, que está prevista para el 2016, pero depende del presupuesto que destine la Contraloría General de la República.