Organización escolar para la inclusión

Según la Unesco, la inclusión se considera un proceso para “identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación”, lo cual implica cambios en las estructuras, contenidos y estrategias que faciliten la inclusión de todos los estudiantes, con la convicción de que el sistema regular es responsable de la educación de todos.

Los Objetivos del Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 buscan avanzar en la atención educativa a la diversidad de los estudiantes y a las personas con mayor riesgo de exclusión; con necesidades educativas especiales, niños migrantes, de pueblos originarios y afrodescendientes, mujeres, así como los que viven en contextos de pobreza.

Para tal fin se han establecido líneas de acción, como fortalecer las competencias de diferentes actores sobre el tema y el fomento de redes de escuelas para favorecer el intercambio y la difusión de buenas prácticas de inclusión. La implementación de estas líneas de acción es prioritaria en el sistema educativo, en las diferentes regiones y zonas escolares, lo cual permitiría un mayor avance en la atención a la diversidad y la inclusión de todos los estudiantes en los centros escolares.

Según Torres (2012), “la organización escolar es el faro que guía un proyecto institucional inclusivo”, por tanto, la inclusión educativa requiere adaptación y un cambio relevante en la organización y cultura dominante de la escuela. Todos los elementos y actores deben participar en la dinámica de la escuela, es decir, la organización de toda la escuela, como unidad educativa y funcional para la inclusión. En el mismo sentido expresa González (1993), “las mejoras en la organización, si se pretende que sean significativas, pasan por modificar su cultura, es decir, sus valores, creencias, supuestos y normas con base en los que funcionan”.

De lo anterior se deduce que para que en una institución escolar pueda experimentarse una verdadera inclusión, es imprescindible una transformación en la cultura organizacional, demostrada en los valores y creencias de todos los actores de la comunidad educativa, docentes, padres de familia, personal administrativo, considerando en primera línea a los directivos y los supervisores de las zonas escolares para que en su labor de asesoría de manera sistemática faciliten jornadas de sensibilización y actualización, considerando especialistas en la temática para lograr mejores resultados.

Una organización escolar para la inclusión educativa requiere de flexibilidad, apertura, adaptabilidad, estructura organizativa del centro y aula, recursos didácticos y metodología apropiados, formación del profesorado, respeto a la identidad de cada estudiante, compromiso y actitudes de tolerancia, y todo esto facilitará adaptar la intervención educativa a los diferentes ritmos de aprendizaje e intereses de los estudiantes y sus necesidades.

Una cultura organizacional inclusiva requiere despojarse de la escuela tradicional, que fomenta una cultura de la homogeneidad donde, según Del Carmen (2000), la “diferencia aparece como algo no deseable, y constituye, por tanto, un problema”. Se requiere una escuela dirigida a la calidad, no discriminatoria, participativa, que asuma la heterogeneidad como factor de enriquecimiento; una escuela inclusiva, abierta a la diversidad, según plantea Martínez, De Haro y Escarbajal (2010).

La Udelas, como universidad especializada, en su modelo pedagógico tiene muy presente la formación de profesionales para atender la diversidad humana, en las diferentes carreras que se ofertan, destacándose carreras como, licenciatura en educación especial, en dificultades en el aprendizaje, educación artística integral, psicología con especialización en discapacidad, igualmente en todos los planes de estudios se tiene la asignatura de educación para la atención a la diversidad.