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- 27/12/2021 00:00
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El Obispo de Panamá, Julio Murray, primado de la Iglesia Anglicana de la Región Central de América, en nombre de miles de personas, extendió sus condolencias y solidaridad a los familiares del Arzobispo Emérito de Sur África y Premio Nobel de la Paz -1984, Desmond MpiloTútu, quien falleció este domingo a sus noventa años.
"En nombre de miles de personas en las Américas y en el mundo, extendemos nuestras condolencias y solidaridad a su esposa, Nomalizo Leah, su hijo, Trevor Tamsanqa y a sus hijas, Thandeka, Nontombi y Mpho y a los integrantes de su familia", indicó Murray. Recordó que el Arzobispo Desmond Tútu, fue conocido por su ejemplo de siervo de Dios y discípulo de Jesucristo.
"Su entrega y ministerio en favor de los más necesitados, siempre reflejó la práctica de los valores del Reino de Dios en medio de nosotros. Un profeta de nuestro tiempo.
Habló con la verdad ante los poderes y autoridades políticas, desafío los sistemas que representan acciones de opresión y el irrespeto a la dignidad humana y dejó huellas del amor de Dios para nutrir la Fe de los más vulnerables", precisó.
Sostuvo que cuando los que perpetuaban el mal contra los hombres y mujeres, creados a imagen y semejanza de Dios, se arrepentían de sus acciones y demostraban un cambio de mente y de corazón, el Arzobispo Tutu también supo seguir el ejemplo de Jesús y estuvo dispuesto a ofrecerles su perdón."
Así fue él, el pionero de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación ente las infamias del Apartheid en Capetown-Sur África", señaló.
Recordó que en su visita a Panamá, en los tiempos más difíciles bajo los regímenes militares; su discurso, profundamente bíblico y pastoral, sirvió para fortalecer la fe del pueblo panameño y recrear la esperanza con las promesas de Jesucristo.
Murray agregó que según los comentarios del Arzobispo Justin de Cantorbery: “Tútu fue un gran guerrero por la justicia y no dejó de pelear, -sea que la pelea era en su país de nacimiento o en cualquier parte del mundo-, donde el pueblo de Dios vivía con la injusticia, la discriminación, el racismo y la desigualdad, como compañeros del camino”.
El arzobispo emérito sudafricano Desmond Tutu, un icono mundial de los derechos humanos que ganó el Nobel de la Paz en 1984 por su lucha incansable contra el sistema racista del "apartheid", murió ayer en Ciudad del Cabo a los 90 años tras toda una vida dedicada a defender a los oprimidos.
Sudáfrica le recordará para siempre por su risa amable, por ejercer de brújula moral en los tiempos más oscuros y por echarse a la espalda, junto a líderes como Nelson Mandela, la espinosa tarea de reconciliar a la nación tras la conquista de la democracia (1994).
Nacido en 1931 en Klerksdorp, una pequeña localidad al suroeste de Johannesburgo, Tutu quería ser médico pero la falta de recursos de su familia hizo que se formase como profesor, la profesión de su padre.
Abiertamente apoyó al movimiento de la Conciencia Negra e intensificó su activismo antiapartheid hasta convertirse en una figura de resonancia internacional.
Por su incansable lucha y por ser "la voz de los que no tienen voz" (como le describía Mandela), Tutu recibió el Premio Nobel de la Paz en 1984.
Desmantelado el apartheid y con Sudáfrica en democracia, el ya presidente Mandela le encargó la difícil tarea de encabezar la Comisión de la Verdad y Reconciliación, un organismo encargado de sacar a la luz las atrocidades cometidas durante el apartheid. (EFE)