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Nivia Rossana Castrellón: 'El gran pendiente de Panamá es garantizar equidad en el acceso a la educación'
- 04/03/2021 00:00
- 04/03/2021 00:00
Nivia Rossana Castrellón Echeverría es una conocida líder empresarial panameña que mantiene una permanente cruzada que la lleva a distintos foros, tanto locales como internacionales, a aportar sus conocimientos a fin de lograr el resurgir de un nuevo Panamá: un país de equiparación de oportunidades para todos a través de la educación.
Convencida de que el país necesita cambios que deben iniciar con el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, el empoderamiento ciudadano más allá de la retórica, demostrado a través de la participación ciudadana propositiva y ejecutora.
Quienes la conocen, la consideran una mente brillante, sus logros académicos así lo certifican. Obtuvo una maestría en derecho económico internacional de la Universidad de Harvard, teniendo el honor de ser la primera mujer panameña admitida a este programa académico. Su tesis fue recomendada para publicación en Estados Unidos. Todos sus títulos académicos los ha logrado con honores.
Proveniente de una familia de educadores. Es hija de la insigne educadora y mujer ejemplar Nivia Graciela Echeverría Sáez, fundadora del Instituto Cultural en 1959, y de Víctor Manuel Castrellón Terrado, ambos fallecidos.
Abogada con una especialización en comercio internacional y una subespecialidad en gerencia de mercadeo internacional. Primera mujer en ocupar en debida forma el cargo de vicecanciller de la República.
En la actualidad dedica gran parte de su tiempo a temas del sector educativo, tanto a nivel gremial, como en sus labores al frente de un centro de enseñanza y como mentora de jóvenes, a quienes orienta y apoya.
Su liderazgo gremial es más que conocido. Fue presidenta por 18 años de la Unión Nacional de Centros Educativos Particulares, presidenta y fundadora del Consejo Nacional de Empresarias, y fue la primera mujer postulada y elegida presidenta del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), vicepresidenta de la Fundación Unidos por la Educación y co-presidenta de la comisión centroamericana de alto nivel del programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el caribe (Preal) del diálogo interamericano, entre muchos otros méritos.
Admiro a Ángela Merkel, una mujer extraordinaria que ha liderado a Alemania en aguas turbulentas; y a Malala Yousafai por su amor por defender el derecho a la educación de los niños y jóvenes.
El gran pendiente de Panamá es garantizar equidad en el acceso a la educación incluyente y de calidad, a fin de ofrecer equiparación de oportunidades a todos.
La experiencia ha sido muy positiva: 18 años después, me siento muy agradecida por las vivencias en la Cancillería y haber dejado huellas a través de la carrera diplomática y la selección de los primeros terceros secretarios de carrera en la era postautoritarismo. Hoy son funcionarios de carrera que incluso han llegado a ser embajadores y siguen sirviendo con profesionalismo y honor en Panamá. Me involucré en el área educativa debido a la gran influencia de provenir de una familia de educadores. Mis bisabuelas, abuelas, tías abuelas, tías y mi mamá fueron educadoras. Tengo el honor de poseer en la familia tres órdenes al mérito a la Educación Manuel José Hurtado.
Es ver su compromiso con el futuro del país desde el presente, su transformación en el proceso y su voluntad de dejar una huella positiva en Panamá, en especial a través de Jóvenes Unidos por la Educación.
Están íntimamente vinculados con las oportunidades formativas. Es importante que la sociedad ofrezca espacios en equiparación de oportunidades con equidad basada en la meritocracia.
Desde la participación ciudadana. Tenemos mucha fe en el impacto de programas como el Laboratorio Latinoamericano de Acción Ciudadana, una herramienta que promueve el aprendizaje, haciendo, enfocado en atender a chicos de 15 a 24 años de todo el país. Como mentora de Jóvenes Unidos por la Educación estoy muy orgullosa de la incidencia que está teniendo a nivel nacional e internacional.
Las actitudes de los educadores deben enfocarse desde el empoderamiento para convertirse en líderes pedagógicos en un entorno educativo a distancia. Deben no solamente manejar las herramientas tecnológicas: les corresponde ser referentes y ejemplos vivos de lo que sus estudiantes deben aprender, pues el ejemplo es el mejor maestro.
Han progresado muchísimo debido a la importancia que le dan a la educación. Tienen a los mejores egresados del sistema educativo dando clases, en Finlandia, y un currículo muy abierto enfocado en promover el ser, hacer, aprender y convivir.
En el caso cubano, se da mucho seguimiento al desempeño del educador. De tener deficiencias, se le dan oportunidades de formación en el servicio. De no presentar mejoras, no puede continuar en el sistema.
No soy creyente en sistemas autoritarios, pero sí considero que aquellos educadores que no tienen los perfiles de competencias, habilidades, actitudes y destrezas necesarias, no deben estar en un aula de clase.
Los dos tienen impacto en los resultados educativos. Se dice que en entornos con graves dificultades, el 80% de los aprendizajes de los estudiantes son desde el entorno. Hay cuatro escenarios clave que inciden en la formación de una persona: su comunidad, su escuela, su familia y sus circunstancias intrínsecas. Ello implica que el sistema educativo debe compensar las circunstancias de la comunidad, de la familia y las circunstancias personales del estudiante. La escuela siempre debe ser un espacio de esperanza.
Es importante tener acceso a sistemas de información con data creíble y confiable; hace posible que haya políticas públicas basadas en información que permite al tomador de decisiones enfocar las políticas públicas desde lo técnico.
La virtualidad ha demostrado que se puede avanzar en muy poco tiempo utilizando recursos que eran tomados en cuenta en segundo plano en el quehacer educativo. También ha demostrado las grandes asimetrías en el sistema, que son resultado de una falta de equidad en el acceso a servicios públicos y que debe ser compensada tomando en cuenta que en Panamá uno de cada tres niños y jóvenes menores de 18 años son personas en situación de pobreza multidimensional.
Sí, especialmente, tomando en cuenta las tendencias demográficas en el país, asegurando que haya oferta de calidad de los trayectos escolares en todas las regiones educativas. Esto es, que haya educación básica general completa, que haya bachillerato y las modalidades de educación técnica.
El mensaje más importante es que en esta pandemia nos hemos enfocado en los problemas de salud. Muchos no se han dado cuenta de que el gran problema, con efectos permanentes, es una eventual catástrofe educativa, ello debido a deficiencias en los aprendizajes y que se necesita retener en el sistema a los estudiantes, especialmente, a los más vulnerables. Por eso, nosotros le pedimos a la sociedad que mire a las escuelas y acompañe la acción educativa más allá de la crítica y de la auditoría, que lo haga a través de una genuina actitud que demuestre que trascendemos lo evidente y contribuimos a hacer el cambio.