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Se necesitan equipos de crisis para prevenir el suicidio
- 01/03/2020 06:00
- 01/03/2020 06:00
Los centros educativos deben tener un equipo de crisis para atender un asunto de salud pública tan importante como es el riesgo de suicidio, según el doctor Jonathan Singer, presidente de la Asociación Americana de Suicidología y docente universitario, quien estuvo en Panamá compartiendo sus experiencias profesionales en este campo.
El experto dejó claro que esto es relevante porque los estudiantes de primaria son más propensos a tener pensamientos suicidas que a intentar suicidarse, en tanto que los jóvenes de 10 a 14 años tienen más probabilidades de morir por suicidio.
Dichos equipos de crisis, además de abordar el riesgo, también desarrollan programas para intervenir y ofrecer apoyo en caso de suicidio. Estos programas se desarrollan con un enfoque de salud pública, pues ante una crisis es difícil pensar con claridad y es importante intervenir para abordar la pérdida y el duelo.
Otro asunto prioritario es aplicar, en escuelas y colegios, encuestas de comportamiento de riesgo juvenil, como forma de disponer de información confiable para atender con mayor efectividad esta situación. Singer puso como ejemplo que en Estados Unidos estas encuestas les han permitido saber que el porcentaje más alto de intentos de suicidio entre las mujeres estaba en el décimo grado y el porcentaje más bajo, en el duodécimo grado: en los hombres, el porcentaje que intentó suicidarse aumentó entre el noveno y duodécimo grado.
Una epidemióloga de Nueva York demostró que preguntarle a un joven si ha pensado o intentado suicidarse no aumenta el riesgo, sino que disminuye el estrés de la persona. Con esta explicación el especialista disipa el temor de la aplicación de la encuesta, pues las estadísticas ayudarían a destinar presupuesto y profesionales.
Singer indicó que, además del grado y sexo, en el riesgo suicida también intervienen diferencias basadas en el origen étnico, geográfico, acceso a medios letales y variables como problemas familiares y escolares.
Uno de los enfoques más extendidos para la prevención del suicidio es capacitar a los estudiantes para que no tengan temor de decirle a un adulto si uno de sus amigos o amigas está en riesgo. Un análisis de redes sociales, realizado por investigadores de la Universidad de Denver, demostró que los jóvenes en riesgo de suicidio tienen muchas más probabilidades de ser amigos de otros jóvenes en riesgo, que de aquellos que no están en riesgo.
Los inconvenientes familiares, asuntos de rendimiento escolar, interpersonales, así como las relaciones con profesores y compañeros, son problemas específicos que se pueden atender y resolver si el centro educativo dispone de un equipo asesor capacitado que atienda a los jóvenes, sostuvo.
Singer comenta que es importante involucrar a la comunidad, pues los centros educativos no pueden trabajar solos. Puso como ejemplo campañas de sensibilización pública o proyectos de afirmación de la vida que incluyan murales colectivos, canciones, teatro, pues no es solo prevenir, sino que las personas deben tener una vida que valga la pena vivirla.
Hay varias psicoterapias que han demostrado reducir los pensamientos y comportamientos suicidas en los jóvenes, tales como la terapia familiar basada en el apego, la conductual dialéctica para adolescentes, la cognitiva conductual para la prevención del suicidio y la cognitiva conductual integradora, pero pocos profesionales de la salud mental han recibido capacitación en estos modelos y ninguno ha sido modificado para usarlo en los centros educativos, según los expertos.
En Panamá, en junio de este año el Ministerio de Educación distribuirá guías de prevención del suicidio elaboradas conjuntamente con especialistas del Ministerio de Salud. El programa involucra a estudiantes de la media, luego de la premedia de colegios oficiales; posteriormente se entregarán en centros educativos particulares.
Durante las sesiones dirigidas por Jonathan Singer quedó claro que en Panamá no hay cifras confiables sobre suicidio, y que existe un protocolo para aplicar en los centros educativos, pero no se ha podido resolver aún quién se hace responsable del registro.
Por otro lado, quedó la preocupación del levantamiento de la veda en la expedición de permisos para portar armas de fuego, pues había bajado la cifra de muertes por suicidio, así como disminuyó cuando se restringió la venta de plaguicidas.
A los profesionales que participaron en el taller se les orientó en el sentido de prestarles más atención a niños y jóvenes que manifiestan sentirse solos, que se aíslan o que anuncien que su existencia es un peso para otras personas, pues necesitan acompañamiento profesional.
Entre las medidas que se pueden adoptar para prevenir el suicidio y los intentos de cometerlo está informar en forma responsable, sin ofrecer detalles de cómo ocurrió el suceso, sino más bien publicar líneas de atención y otros recursos disponibles para personas que se sienten angustiadas o solas. Entre esas opciones está la Fundación Relaciones Sanas (http://fundacionrelacionessanas.org) y la plataforma pinkvalleypty.com que cuenta con un chat para dar asistencia y ayuda.
Otra medida es evitar difundir por redes sociales imágenes y videos de casos de suicidio, aspecto en el que se puede avanzar con educación en casa y ofreciendo orientación en los centros educativos, pues forma parte del respeto a la dignidad humana.
Si una persona o un ser querido está en riesgo, debe acudir inmediatamente a un cuarto de urgencia de la Caja de Seguro Social o de los centros de salud y solicitar ser evaluado por un especialista.
Nunca se debe dejar sola a una persona que exprese no hallarle sentido a la vida. Hay que acompañarla hasta que un familiar llegue, o llevarla a un centro para que reciba atención especializada.
Según la Organización Mundial de la Salud, la prevención del suicidio no se ha abordado apropiadamente por la falta de sensibilización de considerarlo como problema de salud pública principal y al tabú social de examinarlo abiertamente. Pocos países han incluido la prevención del suicidio entre sus prioridades sanitarias, y solo 38 han notificado que cuentan con una estrategia nacional de prevención del suicidio, pese a que en el mundo el suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 19 años.