La Ciudad de Saber conmemoró su vigésimo quinto aniversario de fundación con una siembra de banderas en el área de Clayton.
- 16/02/2017 01:00
- 16/02/2017 01:00
‘Habla pueblo habla, tuyo es el mañana; habla y no permitas que roben tu palabra. Habla pueblo habla, habla sin temor, no dejes que nadie apague tu voz'. Al son del icónico ‘himno' de la lucha civilista, que combatió en las calles la dictadura militar de Manuel Antonio Noriega, y del himno nacional, fue despedido Ricardo Arias Calderón (RAC), ayer 15 de febrero de 2017, dos días después de su deceso.
Mientras cientos de personas, reunidos en la iglesia San Lucas de Costa del Este, entonaban este himno, por mi memoria se cruzaban las imágenes de aquellos momentos de luchas de los años ochentas. Recordaba a Arias Calderón abriéndose paso entre las multitudes, siempre aguerrido, dirigiendo la lucha contra el régimen militar que había secuestrado los derechos humanos de los panameños.
‘Era inquebrantable. No dormía. Los que estaban a lado de él teníamos que caminar a su ritmo', recuerda su compañero de lucha y exembajador de Panamá ante los Estados Americanos, Guillermo Cochez.
Y agregó que su lucha marcó un hito en la conquista de la democracia de este país. ‘La línea de su partido se caracterizaba por su oposición constante al régimen que existía desde 1,968, por su lucha en favor de la democratización y por su insistencia en que esta se llevara gradualmente y en forma pacífica', lo describe su biografía autorizada.
EL FUNERAL
A mí me memoria también llegó el recuerdo de su extraordinaria oratoria, ‘el país no puede seguir siendo prisionero de su pasado, la memoria está viva, pero el futuro está abierto', diría Arias Calderón en una expresión que se percibe como un intento por pasar un página oscura en la historia de su país.
Esta crónica muestra el funeral de uno de los líderes indiscutibles de la lucha por la democracia en Panamá, lucha que terminó con la invasión de Estados Unidos a Panamá, el 20 de diciembre de 1,989, y el ascenso al poder de tres panameños: Guillermo Endara Galimany, Ricardo Arias Calderón y Guillermo ‘Billy' Ford.
VIDA POLÍTICA DE ARIAS C.
Ricardo Arias Calderón participó activamente en política desde 1964
Ingreso en el partido Demócrata Cristiano de Panamá, del que fue presidente.
Fue dos veces candidato a la vicepresidente de Panamá en 1984 y 1989. Fue ministro de Gobierno y Justicia.
Unos dos kilómetros antes de llegar hasta la iglesia San Lucas, en Costa del Este, estaban repletos de automóviles de todos los modelos y colores. Un extenso cordón policial imponía el orden en el sepelio. Los canales de televisión interrupían su programación y se concentraron brevemente en el sepelio y la vida del hombre que mereció un funeral de estado y un día de reflexión nacional.
El 14 de febrero de 2017, los medios impresos reportaban en sus portadas el deceso del exvicepresidente Ricardo Arias Calderón (1,989 - 1991). El país se conmocionó. No era cualquier persona.
ACTO PROTOCOLAR
Cuando fallece un presidente o un patriota se pone en marcha una serie de protocolos muy rigurosos con homenajes y símbolos patrióticos: la bandera a media asta en todas en las oficinas públicas y en el Cerro Ancón.
La ceremonia de despedida empezó a las tres de la tardes, sin embargo, desde la una de la tarde grandes personalidades de la política, como los expresidentes Ernesto Pérez Balladares (1994 - 1999) y Martín Torrijos (2004 - 2009), de líneas partidistas distintas a RAC, llegaban hasta allí para dar sus condolencias a Teresita Yaniz de Arias, a sus hijos y nietos. Las filas para ver el ataúd eran interminables.
Dentro y fuera de la iglesia, conocidos y extraños conversaban y recordaban la influencia del político en la vida del país. Otros recordaban las anécdotas vividas a su lado. Este es el caso de un miembro de la policía institucional que recordó y compartió con este medio cuando junto al ‘doctor defendimos en las calles las elecciones del 89'. Este tipo de conversaciones escuchó durante todo el funeral.
En la iglesia también se reunieron las más importantes figuras del gobierno.
En primera fila estaban sentados el presidente y su esposa Lorena Castillo. Le hacían compañía la vicepresidente y canciller, Isabel de Saint Malo. En esa misma línea estaba el diputado oficilista Luis Eduardo Quirós, la ministra de gobierno, María Luisa Romero y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, José Ayú prado.
Detrás de Varela estaba su gabinete, los ministros de Salud, Vivienda, Presidencia, Obras Públicas y Finanzas. También estaban el gerente del Metro, el contralor, entre otros. Allí las banderas partidistas no existían.
LA DESPEDIDA
Entre los adornos de la iglesia destacaban dos enormes arreglos florales, uno de estos del Banco General. En su intervención, el sacerdote se refería a los valores del exvicepresidente como esposo, padre y político digno de imitar, en estos momentos en el que el país vive una crisis por escándalos de corrupción vinculados a funcionarios públicos. Como si con su muerte su ejemplo político de honestidad cobrara vida.
Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia fue uno de los miembros de la familia. José Ignacio Arias, uno de los cuatro hijos del exvicepresidente, reseñó la vida de su padre. ‘Aunque tu larga enfermedad nos había preparado para este momento, qué difícil es decirte adiós', expresaba.
Arias Calderón luchó hasta los últimos días de su vida con el mal de Parkinson, una enfermedad que lo obligó a usar un silla de ruedas y lo alejó de la política y de la docencia.
José Ignacio recordó que su padre era un hombre de fe y de profundas convicciones, que amaba a su patria de forma incondicional, al punto de poner en peligro su vida, como ocurrió durante la dictadura militar, donde en varias ocasiones fue encarcelado.
EL LEGADO
‘La libertad y la democracia no eran negociable para él', dijo el hijo. ‘Los militares querían dividir a la oposición. A través de los liberales impulsaron la candidatura de Endara para impedir que fuera Ricardo Arias Calderón (...) A Ricardo le costó mucho tomar su decisión, pero lo hice bien. Habían intereses de los militares para dividir a la oposición con dos candidatos a la presidencia, pero Ricardo no se prestó para eso', añadió Cochez.
José Ignacio recordó uno de los legados de su padre ‘es posible vivir en democracia sin militarización'. Y pidió a los políticos emular su ejemplo. ‘Es posible hacer política de la buena. Es un camino difícil, pero no imposible'. Sus palabras fueron acompañadas de fuertes aplausos. Los presentes se levantaron de sus sillas para respaldar sus palabras.
Cerca de las cuatro de la tarde, el féretro cubierto con la bandera nacional salió de la iglesia custodiado por unos diez miembros del Servicio de Protección Institucional (SIP), en medio de una calle de honor de este estamento de seguridad. Detrás, con profundos gestos de nostalgia lo acompañaban sus familiares. ‘Viva Ricardo Arias Calderón', gritó uno entre la multitud. ‘Viva', gritó la multitud. ‘Viva Panamá', gritó otro. ‘Viva', gritó la multitud. Así se despedía a un líder indiscutible de la democracia.
Afuera un camión de los bomberos esperaba el féretro para llevarlo a su última morada, cuyo nombre fue reservado con mucha discreción. Una caravana de autos se unía al cortejo fúnebre.