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- 13/09/2022 07:49
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Creció en una calle "caliente" de New Jersey (EE.UU.) donde las pugnas se resolvían con las armas o los puños, dominó la venta de droga en un edificio y su destino, asumido, era que su muerte sería temprana. Pero el teatro le dio un giro a su vida y lo tiene como director asociado del célebre The Actors Studio de Nueva York.
Es Javier Molina, nacido en Fajardo, Puerto Rico, un boricua que se asume "cariduro", como se designa a los naturales de esa zona caribeña que no aceptan que se les diga que "algo no se puede hacer, porque entonces yo voy a hacerlo".
Ataviado con ropa casual y en buena forma física, Molina habló extensamente con Efe de su pasión por el teatro, y de la vida "súper hermosa" junto a ganadores del Premio Óscar como Estelle Parsons, Roberto "Bobby" Moresco y Ellen Burstyn -quien actualmente preside The Actors Studio con Al Pacino-, entre otros, totalmente en las antípodas de lo que fue su pasado con "gente maleante" en las calles de Passaic (New Jersey).
"A mí el teatro me salvó la vida. Siempre pensaba que iba a estar muerto ya antes de los 21 años. Estaba así, yo corría (siempre) la calle, eso era mi vida", afirmó Molina, que llegó a Estados Unidos con solo dos meses de edad junto a su madre y tres niños.
"Soy maestro de dos cosas: de la calle y del teatro. Esas son las cosas mías. Gracias a Dios que yo encontré el teatro y me ha salvado la vida", reafirmó el actor y productor puertorriqueño, con mirada y ademanes al hablar que reflejan trazas casi imperceptibles del mundo que dejó atrás.
LA LLEGADA AL TEATRO
Para Molina, lo primero fue el cine. Su estreno en el celuloide fue en 2005 con "Transformations", escrita por él, que narra la historia de un chico inadaptado de raza blanca que se involucra en las drogas y la violencia con otros jóvenes.
Un "trailer" o avance cayó en manos de Atlantic Records, "y los próximos cinco años pasamos haciendo videos de música", detalló.
La entrada al mundo del teatro vino en el 2006 cuando al acompañar a un amigo actor en la audición para una maestría en el Actors Studio, el director de la escuela le dijo que él también podía hacer una prueba "sin haber hecho teatro, solo la película y los videos".
Su audición impactó en los jueces, que lo invitaron a ser parte del programa. Molina se graduó en 2010 y se hizo miembro de The Actors Studio ese mismo año, detalló el artista.
En 2020 pasó a ser director asociado de esta afamada escuela cofundada en 1947 por Elia Kazan, que contó con grandes profesores como Lee Strasberg y que forjó a reconocidos actores como Marlon Brando, Al Pacino, Robert DeNiro, Marilyn Monroe, entre otros.
Molina, según su biografía, ha dirigido desde 2013 obras en Los Ángeles y Nueva York, más de 10 asegura el artista; tiene más de 40 créditos como actor, director, productor y también entrenador de actuación; ha dirigido y creado talleres para actores profesionales para llevarlos a dominar su cuerpo y su imaginación.
DESAFÍOS Y VISIÓN DEL TEATRO
Uno de los principales desafíos que tiene el teatro, y por ende los actores, dijo Molina, es recuperarse de los dos años del paro que hubo con la pandemia del coronavirus, con gran cantidad de teatros pequeños que cerraron y mucha gente y artistas que quedaron sin trabajo, una situación que persiste.
Ahora mismo en Broadway, afirmó, "hay muchos teatros que están cerrando porque no están recuperando la plata que necesitan", pero asimismo reconoció que cuando The Actors Studio reabrió en febrero pasado tuvo que "hacer de todo para no llorar".
"Sin ese espacio me siento vacío, ahí es que voy a pelear con mis demonios, ahí es que me encuentro, me hago las preguntas difíciles para saber quién soy y qué es lo que tengo que hacer para seguir en mi carrera", expresó.
Molina dijo estar comprometido con una visión del teatro que se fundamenta en "decir la historia que de verdad va a enseñar y ayudar a la gente a entender la vida", por lo que no le gustan mucho los musicales.
"Estoy escribiendo muchas historias que son de los latinos (...) de la gente que sabe sobrevivir, que se apoya, que no hay nada que los vaya a parar de encontrar sus sueños", remarcó.
UN PASADO DEJADO ATRÁS
Javier Molina recuerda su vida en New Jersey de joven, cuando la vida era "hot" (caliente) y "tenía de todo" con la venta de droga en un "building" (edificio) que controlaba con su primo y les producía ganancias de 5 mil dólares diarios, donde todo era violencia, armas y peleas a los puños.
"Por eso es que yo pensaba que no iba a vivir más de 21 años", dice Molina, pero que al ver que su familia corría peligro decidió cambiar esa vida por los estudios de teatro.
"Muchos de mis amigos me hablan ahora y me dicen, 'mira, te doy las gracias, viéndote a ti cambiar tu vida, me dio permiso para cambiar la mía'", recordó.