Entre fraudes y sutilezas

Actualizado
  • 15/08/2020 00:00
Creado
  • 15/08/2020 00:00
Todos los presidentes centroamericanos en la actualidad fueron elegidos sin recuentos manuales y lograron el inmediato reconocimiento de sus adversarios. En otros países, como México, se dio un giro de 180 grados y las irregularidades crónicas no impidieron el triunfo de Fox. En la capital de Nicaragua es elegido alcalde el candidato opositor, del grupo sandinista.

En los últimos días, dos temas han venido polarizando la atención de los panameños. Uno se refiere a la descomunal crisis que vive el sistema electoral de Estados Unidos, y el otro, a las críticas y defensas que se hacen al proyecto de presupuesto de rentas y gastos presentado por el Gobierno panameño a la Asamblea Nacional.

Entre fraudes y sutilezas

En el primer caso, las sorpresas se han venido rotando y a cada instante surge una nueva nota que contradice lo que era parte del mito de la democracia de Estados Unidos. En el abstencionismo de la población electoral encontramos un motivo de asombro. El 51% del electorado concurrió a las urnas. El 49% se quedó indiferente en casa. De ese 51%, la mitad pertenece al grupo de Gore, y la otra mitad, a los partidarios de Bush. Lo que significa que el presidente que al final sea elegido, representará apenas el 25% del electorado. Estas cifras indican que el sistema democrático de Estados Unidos descansa en la voluntad expresa de una minoría.

Esta abstención puede obedecer a la poca confianza que inspira el sistema electoral, a la ausencia de un liderazgo nacional de los candidatos o a la escasa cultura cívica y política de los electores. La existencia de alguna de esas tres razones, o de las tres, constituye otra sorpresa que Estados Unidos ha deparado al mundo.

Los casi 20 mil votos anulados en Palm Beach, Florida, han llenado de graves dudas en cuanto a la seriedad del proceso. Son irregularidades increíbles e impropias de una sociedad con tradición democrática y con aparente cultura política. Todo juicio que califique lo allí ocurrido como dudoso, es válido. Si se ha considerado a Palm Beach como un bastión de los demócratas, la anulación de 20 mil votos por la razón que fuere, despierta naturales sospechas o las más variadas conjeturas.

Al no reconocer a ningún candidato su derrota, nuevas sorpresas se fueron desencadenando. Si el sistema indica que cuando las diferencias de los votos obtenidos es poca, puede uno de los candidatos pedir el recuento manual, ¿por qué se concede ese derecho y posteriormente otra autoridad, miembro del partido republicano, pone plazo al recuento, lo que equivale a suspenderlo?

Lo importante de todo torneo es verificar su limpieza. El resultado es secundario, porque un presidente elegido sin transparencia carecería de autoridad moral y sería muy cuestionada a lo largo de todo su periodo.

Lo ocurrido en Estados Unidos en nada se distingue de lo que era habitual en las elecciones presidenciales de las llamadas repúblicas bananeras. Y digo a lo que era habitual, porque hoy las elecciones en esos países marcan un cambio positivo, conforme a las exigencias democráticas. Todos los presidentes centroamericanos en la actualidad fueron elegidos sin recuentos manuales, y lograron el inmediato reconocimiento de sus adversarios. En otros países, como México, se dio un giro de 180 grados y las irregularidades crónicas no impidieron el triunfo de Fox. En la capital de Nicaragua es elegido alcalde el candidato opositor, del grupo sandinista.

En Santiago de Chile, Lavin, candidato a la Alcaldía, vence a la candidata de la concertación oficialista. En Panamá hemos tenido sucesiones presidenciales en la década de 1990, cumpliendo todos los requisitos de la legislación electoral. Es decir, mientras que, en América Latina, salvo algunos casos excepcionales como el de Perú, la superación es creciente, Estados Unidos, aferrado a un sistema electoral obsoleto y antidemocrático, se convierte en una antigua república bananera. El mito quedó destronado y los que somos partidarios del sistema democrático lamentamos esa desventura de la sociedad estadounidense.

A partir del 7 de noviembre de 2000, Estados Unidos ya no podrá ejercer la fiscalía electoral en ninguna parte del mundo y Mr. Carter tendrá ahora un oficio de pedagogía democrática en su propia casa, comenzando por Florida.

El otro tema de interés, a lo interno, es la presentación y discusión del presupuesto.

Apenas se llevó el proyecto a la Asamblea, algunos miembros de la Comisión de Presupuesto lo recibieron con piedras en la mano. Se le calificó inmediatamente de abultado. Luego, en foros inusuales organizados por la Asamblea, se señaló el proyecto como inconstitucional. Se trata de un señalamiento técnicamente incorrecto porque los proyectos no son constitucionales ni inconstitucionales. La advertencia podría surgir cuando el proyecto se convierta en ley de la República.

Es obvio que todo el presupuesto debe estar balanceado o equilibrado. Sus ingresos son estimados y sus egresos están taxativamente asignados. En nuestro país el año fiscal nunca termina con superávit; siempre termina en déficit. Es decir, las estimaciones no son necesariamente exactas y generalmente fallan. Pueden ser en gran medida relativas o ilusorias. Pero todo ingreso debe responder a una fuente y todo presupuesto debe determinarla. Por eso para recurrir ante la Corte Suprema, el recurrente debe precisar la norma objetada. No he leído que de modo específico alguien haya señalado o ubicado esa norma viciada y que esta aparece en el presupuesto. Ni es sabido que el presupuesto contempla, explícitamente, partidas generadas por una futura reforma tributaria. Además, es discutible su impropiedad, si las tuviere.

Sin embargo, en relación a las críticas tan sutiles que en el seno de la Asamblea promuevan los diputados contra el presupuesto, debo recordar algunas palabras de Alfonso guerra, ex vicepresidente del Gobierno español. Decía Guerra recientemente, que algunos políticos tienen a veces tal exceso de sutilezas, que sus palabras se disparan hacia objetivos distintos a los indicados en el discurso. Si se dice, por ejemplo, que el presupuesto no está equilibrado, puede interpretarse que se ha querido decir: las partidas circuitales no deben ser eliminadas y deben utilizarse equilibradamente. En esa forma el presupuesto y las partidas serían aprobadas. Una especie de disparo a don Simón para que lo escuche Bolívar. En otras palabras, un cañonazo al ministro de Finanzas para que el Gobierno central siga líneas transaccionales.

En verdad, si en Florida llueve el fraude, en Panamá tenemos otros truenos. El lenguaje legislativo ha mejorado en el manejo de lo indefinido, en el campo de la sutileza. Amanecerá y veremos hasta dónde los diputados o legisladores extenderán los “equilibrios” presupuestarios.

Publicado originalmente el 16 de noviembre de 2000.

Entre fraudes y sutilezas
FICHA
Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:
Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia
Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé
Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, ciudad de Panamá
Ocupación: Abogado, periodista, docente y político
Creencias religiosas: Católico
Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga
Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.
Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones