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- 10/11/2019 00:00
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Tal y como reza la plegaria de la Serenidad, atribuida al teólogo, filósofo y escritor estadounidense Reinhold Niebuhr, últimamente pedimos más que nunca al Ser Superior en el que creemos: “serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia”. Ahora bien, la gran pregunta es cómo encontrar la diferencia entre fluir y conformarse.
En nuestros seminarios y conferencias siempre promovemos la búsqueda del líder bambú, ese que se adapta a las circunstancias y muestra apertura hacia los cambios y el aprendizaje. Acepta lo que no puede controlar, y fluye con la incertidumbre. Pero, mucho cuidado, pues debemos procurar que esta tendencia no nos nuble el criterio.
En la década de los 50, el investigador Solomon Asch realizó una serie de estudios conocidos como “El experimento de Asch”, para demostrar que la presión ejercida por otros puede influir en las decisiones de los individuos. Se conformaron grupos de entre siete y nueve estudiantes, de los cuales uno era completamente inocente del trabajo que se estaba realizando.
Durante la prueba les mostraban imágenes con barras de diferentes longitudes, y los estudiantes debían señalar, uno por uno, cuál línea era más larga. Los cómplices ya habían acordado previamente dar respuestas erradas. En total, se les presentaban 18 imágenes y solo en las dos primeras todos los participantes encubiertos coincidieron en dar respuestas correctas, para que el sujeto crítico no sospechara.
Los resultados del experimento demostraron que al menos un 75% de las veces, el sujeto crítico prefería dar una respuesta incorrecta, antes que ir en contra de la opinión del grupo. Es una especie de “efecto contagio”, como el que se produce en las crisis políticas o en las bolsas de valores.
La invitación es a mantener el equilibrio entre fluir (sin perder el foco del criterio propio) y escuchar nuestra voz interior (intuición). Esta, como hemos dicho anteriormente, tiene mucha más sabiduría de la que le atribuimos.
Una vía maravillosa para lograrlo es la meditación, por ejemplo, con la app EsCala Meditando. Este es un espacio en el que podrás aprender a serenarte y a estar más despierto, desde el punto de vista consciente, para poner en perspectiva lo que te rodea, sin dejarte avasallar. Fluyamos y aceptemos lo que no podemos cambiar, pero sin conformarnos, siempre con la duda y la curiosidad como herramientas de avance.